viernes, 10 de julio de 2020

Impulso

VIII. Impulso


««???: Enlace al servidor: Estable. Descarga de soportes: Finalizada. Datos de personalidad: Pendientes por desarrollar».

De repente alguien con voz clara y femenina me estaba diciendo cosas que no tenían sentido. «¿Sigo soñando?» - pensé, pues aún era temprano y apenas me levantaba de la cama.

 «???: Usuario identificado: Buenos días, doctor Adam Silver».

Pronunciaba mi nombre con una serenidad inesperada como si de alguien conocido se tratase, y sus palabras retumbaban en mi cabeza haciéndome sentir totalmente rodeado por ellas, pero sin importar el lugar al que volteara a ver, no pude encontrar a nadie más.

«???: Desde hoy soy su asistente personal - IAAC modelo I2. Puede llamarme Noelle».

De la pulsera que venía en la caja salió una intensa luz naranja que dio paso a una pequeña figura de unos de 20 centímetros, que poco a poco empezó a tomar la forma de una chica.

«Noelle, ¿eh?» - le pregunté algo confundido.

«Noelle: Así es, doctor Silver» - respondió aquella entidad holográfica de cabello azul oscuro y corto, que me miraba fijamente con expresión neutra.

Ahí estaba yo, intimidado ante una imagen proyectada que luego de un momento empezó a "hablarme" con total normalidad. Preguntó muchas cosas sobre mi, pero más que por conocerlas, daba la sensación de que sólo lo hacía para comparar datos pregrabados y almacenar la información de su usuario.

«Noelle: La comprobación ha terminado. Al correo registrado llegarán las instrucciones de uso general del sistema IAAC. Binary-S agradece la confianza que le da a nuestro producto, y le recordamos que puede comunicarse con nosotros a cualquier hora del día, en caso de que se presenten fallas». - De un momento a otro, el pequeño holograma se desvaneció, dejando tras él un tenue rastro de luces naranjas.

Ese domingo empezó a las 8 a.m., cuando el timbre me despertó. Al otro lado de la puerta estaba un repartidor de Binary-S, quien llevaba un paquete enviado por la corporación, que contenía una pequeña memoria extraíble común y un curioso brazalete metálico, similar a un reloj digital. Instalé los archivos del pendrive en mi computador principal, tal y como me lo habían indicado días antes. Al finalizar este proceso, tuve esa pequeña conversación con ese alguien (o algo) que apareció y desapareció inesperadamente.

Luego de eso, pasé lo que quedaba de la mañana y el resto de la tarde leyendo el extenso documento en el que estaban explicadas a detalle las características y los pasos a  seguir para su uso.

"Inteligencia Artificial de Asistencia Cotidiana - IAAC. Guía del usuario" se observaba en la primera página del archivo. "Control de volumen, alarmas, agendas..." era bastante extensa la lista de todo lo que podía hacer aquel dispositivo. El doctor Larssen me habló mucho sobre su funcionamiento, pero aún era difícil asimilar y aplicar todo eso cuando ya lo tenía a la mano. Tenía muchas cosas increíbles sacadas de las historias de ficción, como lo era su proyección holográfica, su canal mental de comunicación y su medidor en tiempo real de signos vitales y otros síntomas, pero si algo realmente llamaba la atención era su capacidad "autónoma" de desarrollarse, ya que el software se adaptaba a las circunstancias y condiciones del cliente quien guiaba su camino formativo, por lo que era como ver crecer a una persona que con el paso del tiempo y los eventos que viviera, formaba su criterio y su "personalidad".

«No hay duda de que el doctor Larssen es un genio. Inventar todo este sistema es algo increíble» - pensaba mientras acababa de leer el manual. Al final había un pequeño mensaje resaltado:

"Bienvenido a la revolución del día a día"

«Un buen eslogan para algo tan novedoso» fue la sensación que me dejó aquella frase, y aunque no le di mayor importancia en ese momento, con el paso del tiempo pude entender que esas palabras no eran una simple estrategia de marketing, sino una "advertencia", puesta ahí para informarle al usuario del drástico cambio que tendría su vida.

Habían pasado dos semanas desde su llegada y hasta ese momento sólo la usaba para ser mi despertador, que con un hilarante sonido de sirena de ambulancia se encargaba de inaugurar mis mañanas. No entendía cómo la doctora Spring podía llevar una relación tan personal con un simple programa de computadora, y aunque no lo veía como algo normal, debo aceptar que en ese instante envidiaba aquel vínculo que tenían ellos dos. ¿Podría llamar "vínculo" a eso?... Durante esa tarde en el laboratorio, tuve aquella idea rondando intensamente en mi cabeza. Si bien había pasado mucho tiempo apartado de otras personas, pensé que era patético mitigar mi soledad usando como refugio una máquina.

«Sarah: ¡¡Aaahh!! yo quería ir al Festival» - su pequeña queja y su cara de tristeza interrumpieron aquel pensamiento.

«Andy: ¿A cuál festival?» - preguntó emocionada. Al mismo tiempo, Isaac se acercaba para atender a lo que hablaban.

«Akane: Hoy es el Festival de la Flor de Fuego. Se celebra en la gran Plaza Principal, y hay muchos eventos y comidas, además de un bonito espectáculo de fuegos artificiales a medianoche».

«Sarah: Peeero, como debemos hacer los informes seccionales, tendré que quedarme en casa... ¡bah!».

Era cierto que llevaba pocos días en la ciudad, y que lo único que conocía eran las tres calles que me separaban de la estación del tren que usaba para llegar al trabajo. Por eso mismo, no le presté mayor atención a lo que mis compañeros discutían, y seguí en lo que estaba.

La noche llegó y con ella el momento de regresar a la soledad de mi casa. El ruido del exterior era más fuerte de lo habitual, pero no le di importancia, pues en ese momento sólo me preocupaba por acabar mi parte del informe y así poder ir a dormir. De pronto, luces titilantes empezaron a alumbrar al interior del lugar, lo que llamó mi atención en ese instante. Dejé a un lado lo que hacía por unos minutos y me acerqué a la ventana para saciar mi curiosidad. Al llegar, pude ver cómo pequeños hilos de colores volaban a lo lejos. La vida de aquellas semillas no duraba más de los pocos segundos que tardaban en ascender lo suficiente para luego convertirse en hermosas flores de fuego que se plantaban por un instante en el cielo.

Por alguna razón, lo que estaba viendo en ese momento despertó una fuerte melancolía. En mi pecho se ahogaba un grito que contrariaba todo lo que yo intentaba ser...

«???: Se ven hermosos, ¿no?» - preguntó la pequeña mujer que salía de mi brazalete.

«Si, lo son. Debe ser el festival que mencionaron hoy» - Le respondí a esa dulce voz que contuvo de forma inesperada el dolor que en ese momento me invadía.

«???: Los resultados a la busque da de la palabra "festival" indican que hoy se celebra el Festival de la Flor de Fuego, a tan solo cuatro calles al este de la posición actual. ¿Desea establecer una ruta de llegada?». - la misma voz que antes me había abrazado con su suavidad, ahora sólo respondía de forma parca y mecánica, lo cual era bastante decepcionante.

«No, gracias Noelle. Aquí estoy bien» - aún así, le contesté por simple educación, aunque no entendía por qué le debía el uso de estos modales a un simple dispositivo.

«Noelle: ¡Menos mal!, tampoco quería moverme de aquí». - replicó con un tono de confianza que no coincidía en nada con su respuesta anterior.

Sorprendido de nuevo, guardé silencio por un momento. Estaba confundido y sin mayor idea de qué hacer. ¿Debía responder de nuevo? No, sería bastante raro, pero entonces... ¿por qué siento tantas ganas de hacerlo?

«Noelle: Estoo.. a ver, ehmm... ¿cómo te fue en el trabajo? He visto que es muy difícil, pero todos ustedes son bastante buenos en lo que hacen».

Cobardía o delirios de superioridad... cualquiera de los extremos que haya elegido para justificar mi conducta y mutismo, esta no tenía realmente ningún sentido.

«Noelle: Está bien. Tu alarma quedará programada para las 6:40 a.m. como siempre. No te vayas a dormir tan tarde, debes cuidar tu salud». - dijo antes de desaparecer junto al último fuego artificial que explotaba a la distancia, y yo la dejé ir sin más... ella supo cómo hacerme sentir débil y estancado. Regresé de nuevo a terminar mi trabajo, para luego caer en cama cobijado por el sueño.»


[...]


«Abrí los ojos pero frente a ellos sólo tenía oscuridad. No estaba seguro si realmente los tenía abiertos o no. Sólo sentía que flotaba, sin saber dónde estaba. Por un momento intenté gritar pero no había sonido alguno. Estaba divagando en un vacío que se apoderaba de mi. Lo único que quedaba era mi consciencia vagando sin recipiente entre la nada, y poco a poco cedía a la locura y la desesperación».

«???: Te extrañe, Adam».

«Quise responderle pero no logré hacerlo. Aún así, aquella voz me daba calma y calor. Antes de poder pensar en algo más, pequeñas luces naranjas aparecieron dispersas frente a mi y lentamente se empezaron a reunir».

«???: Todo está bien». - sus palabras se llevaron la oscuridad como una gran ola que arrasa con todo a su paso, para darle lugar a una intensa luz deslumbrante que  impedía ver lo que sucedía.

Sin saber cómo, Adam se encontraba ahora de pie sobre una extensa y verde llanura que brillaba bajo el sol que adornaba un despejado y bello cielo azul.

«Adam: ¿Cómo había llegado ahí?, ¿qué era ese lugar?, ¿cómo es que es de día si hasta hace un momento estaba bajo la luna?» - mil dudas lo invadieron en un segundo antes de ser sorprendido por unas manos tan suaves como el terciopelo, que lo sujetaron sin previo aviso. 

Al girarse para ver qué era, se encontró con una mujer aferrada a su brazo izquierdo, con su brillante cabello azul moviéndose al ritmo que le marcaba el viento.

«???: Parece que me voy un par de horas y todo se vuelve un caos... pero ya estoy aquí de nuevo».

Aunque él no podía ver su rostro, de inmediato sintió que una calma familiar lo llenaba, erradicando el miedo que hasta hace unos instantes gobernaba su ser.

«Adam: Es bastante extraño verte de esta forma, Noelle».

La chica levantó su rostro y le respondió con una sonrisa antes de soltarlo y pararse frente a él.

«Noelle: Ni que lo digas» - replicó dejando salir un gran suspiro - «pero no está mal ser un poco más grande».

Su despreocupada risa logró suavizar las cosas para un temeroso Adam, quien cuestionó lo que sucedía en ese instante.

«Adam: ¿Cómo es que apenas apareces? Han pasado bastantes cosas y...» - su silencio reflejaba el impacto de lo sucedido, y en sus ojos carmesí aún se mostraba la tensión.

«Noelle: Lo sé, Adam». - irrumpió con frialdad - «He estado viendo todo lo que pasa, pero por alguna razón no he podido hacer nada. Algo no me deja salir de aquí, como si me estuvieran-»

«???: Bloqueando». 

Una inesperada voz que cortó la calma como una espada sedienta de sangre se escuchó sobre ellos. Desde la altura, unos ojos heterocromáticos se posaban fijamente sobre los dos chicos que hasta hace un momento hablaban tranquilamente. 

«Adam: Es-es Bellatrix, el oráculo».

«Bellatrix: Qué curioso se ve esto» - dijo observando con detenimiento a Noelle. Descendió lentamente mientras su distintiva vestimenta seguía moviéndose aleatoriamente a su alrededor.

Confundido por lo que acababa de escuchar, Adam se interpuso entre aquella mujer y su compañera, pero antes de que lo notara, la tela blanca de Bellatrix lo sujetó, envolviendo su torso.

«Bellatrix: Calma, niño. No le voy a hacer nada. Por ahora debo llevarte, los demás están esperando».

Siendo invadido por la melancolía al verse nuevamente separado de Noelle, y sin ninguna oportunidad para poder resistirse, lo único que le quedó por hacer fue ver cómo su asistente se desvanecía entre sus distintivas luces naranjas, mientras la tela negra que rodeaba a aquella mujer empezaba a girar con mucha fuerza, creando  un violento tornado que no le permitía ver lo que sucedía fuera de él.

«Bellatrix: No pasa nada, pronto la verás» - le susurró a Adam antes de que la oscuridad los cubriera por completo.

Segundos después, el fuerte viento se detuvo y dio paso a un nuevo escenario muy diferente al anterior. Sin saber cómo, Adam había sido transportado a un bosque de pinos cubierto por una capa blanca producto de la nevada que se posaba sobre ese lugar en el que sus amigos lo esperaban.

«Bellatrix: ¿Se les perdió algo más?» - dijo con su ya distinguible tono arrogante.

Ninguno quiso responder nada. Estaban entre el temor y la expectativa por lo que pasaría, pero todos tenían en su expresión vestigios de una reciente oleada de nostalgia.

«Bellatrix: ¡Ya! Cuando salgan de aquí podrán verlos de nuevo». - replicó impaciente ante la conducta de los demás - «Por ahora necesito que se sienten».

Con un simple chasquido de sus dedos, el gran oráculo hizo que de la tierra emergieran unas pequeñas sillas de madera en las que los chicos se ubicaron.

«Bellatrix: ¿Pueden quitar esas caras largas y trágicas, mis niños? Ya les dije que van a estar todos juntos al salir» - dijo mientras se acercaba a ellos - «Por ahora les doy la bienvenida a Geminarium, el lugar al interior de la bola de cristal».

El grupo sólo escuchaba con atención a aquella mujer que hasta hace un momento emanaba un aire soberbio de superioridad y poder, pero ahora les hablaba como si fuera una dulce profesora de escuela que recibía a sus estudiantes de primer año.

«Bellatrix: Como ya lo escucharon antes, me llaman "oráculo", pero realmente soy la esencia de quien en su momento fue la gran gobernadora de esta región, almacenada con magia al interior de este lugar. Sus pequeños amigos funcionan de forma similar, y son una copia de sus almas, o bueno, un intento algo incompleto de eso». - mencionó al tiempo que señalaba el brazalete de la IAAC de Sarah.

«Sarah: Qué...¿qué significa eso?»

«Bellatrix: Significa lo que significa, niñita». - su tono déspota había regresado, dando la sensación de ser una persona diferente a la que antes hablaba - «Sus pulseras son como el cristal en el que estamos, y en ellos están albergados una imitación incompleta de sus propias existencias».

A una velocidad imposible de captar para ellos, la mujer que estaba al frente se acercó a Sarah y tomó su brazo para observar con detenimiento el dispositivo que tanto interés y curiosidad le generaba.

«Bellatrix: Uhmmm... mmm... ya veo. Parece que el niño de hielo no lo hizo nada mal». - se apartó de ellos y regresó al lugar en que estaba antes - «Pero bueno, no los traje aquí para eso».

«Sarah: ¡Espere!» - dijo mientras se ponía de pie y se acercaba a ella, pero de inmediato salieron de la nieve dos raíces que sujetaron con fuerza sus piernas.

«Bellatrix: No, mi pequeña. No debes ser imprudente» - respondió de nuevo la voz amable, a la vez que le sonreía cálidamente - «Debes quedarte quieta y escuchar sin interrumpir».

Lentamente las piezas de madera fueron liberando a Sarah, quien regresó a su asiento ante la atemorizada mirada de sus amigos que seguían inmóviles y en silencio.

«Bellatrix: Los traje aquí sólo para ver si ustedes son la verdadera mano, como los gemelos lo suponen». - las telas que cubrían su cuerpo se extendieron suavemente hasta ellos, mientras que ella los observaba uno a uno detenidamente - «Uhm... tienen habilidades bastante parecidas, pero no han sido desarrolladas...» 

Avanzaba mientras miraba cada parte de cuerpo de cada uno de los chicos, hasta que llegó al rostro de Adam, donde se detuvo algo sorprendida.

«Bellatrix: Ohh... vaya, ya veo... así que aquí estaban escondidos los ojos de Canis ¿cómo es que nadie lo ha notado? menos mal no se han enterado de nada».

El gran Oráculo se elevó sobre ellos, y sin explicar nada de lo que acababa de hacer, procedió a encerrarlos de nuevo entre el remolino que causaba el intenso movimiento de su retazo negro.

«Bellatrix: Es suficiente por hoy, niños» - dijo esbozando una gran sonrisa - «me alegra mucho saber que han llegado, y espero que puedan cumplir con su misión. Les dejaré esto, que tal vez pueda ayudarlos en lo que viene...» - susurró mientras dirigía cinco pequeñas rocas rojas que se incrustaron en los brazaletes de la IAAC de cada uno -  «Nos veremos pronto...»

El fin de sus palabras dio paso al violento movimiento de las largas prendas que cubrían el cuerpo desnudo de la bella mujer. El encierro en el vórtice no fue tan terrorífico como en la ocasión anterior, y aún sin entender lo más mínimo de todo lo que sucedía, el viento que los rodeaba era suave y amable, lo que hizo que pudieran relajarse por el momento mientras una extraña sensación perforaba sus pechoso, haciéndoles sentir que les retornaban una pieza faltante en sus corazones, que se les había perdido en el camino recorrido hasta ahora. Poco a poco la oscuridad los cubría totalmente, retornándolos luego de unos minutos al lugar iluminado bajo la luz de la gran luna de plata.

...

«Cástor: Oh, mis valiosos invitados» - dijo mientras se acercaba a ellos. Su expresión desbordaba una desagradable emoción, contraria a la seriedad con la que los demás observaban el regreso de Bellatrix y los chicos. Pólux dio un paso hacia adelante para sujetar el brazo de su hermano y con un solo movimiento lo hizo caer de rodillas, al mismo tiempo que ella se inclinaba para mostrarle respeto al gran oráculo de Gémini.

«Pólux: Lamento la falta de respeto de Castor, señora Bellatrix. Espero pueda comprender que sólo es el resultado de nuestra ansiedad por conocer "su verdad"».

«Bellatrix: Si si, como digan» - respondió a lo que le decía, dejando ver el fastidio que todo esto le causaba - «Lo único que puedo decirles es que la verdadera mano ha aparecido, pero aún no están en capacidad de usarla».

La alegría que se apoderó del rostro de Pólux le dibujó una aterradora expresión. Al igual que a su hermano, el recibir esa información les generaba sentimientos que eran imposibles de explicar, pues sus tétricas caras sólo reflejaban señales de locura, lo que llamó la atención de Alzir, quien observaba confundido lo que le sucedía a sus señores, pero antes de que pudiera mencionar algo, Bellatrix se acercó rápidamente a los dos gemelos, lanzándoles una afilada mirada que mostraba la sospecha que todo esto le generaba.

«Bellatrix: Sé que hace mucho tiempo no los veo pero... es raro ver que los frívolos señores de la región reaccionen de esa manera tan irregular al enterarse de algo tan simple para ellos».

La tensión llenó el aire, y el silencio que se posó sobre aquella azotea endureció de repente el ya pesado ambiente. Los dos hermanos dieron un paso hacia atrás, y luego de mirarse a los ojos por un instante, dejaron salir una retorcida sonrisa que sembró una confusión aún mayor en los demás. Pólux levantó su mano en dirección a su sacerdotiza.

«Pólux: Alhena, por favor. Ya es hora de terminar...»

«Alhena: S-si mi señora»- respondió algo temerosa antes de dirigirse rápidamente a la fuente que estaba junto a ellos.

«Cástor: Lamentamos enormemente las molestias, y agradecemos toda su ayuda, gran Oráculo».

En ese momento, Alhena murmuró algo que los demás no alcanzaron a escuchar con claridad, para luego remover la bola de cristal que reposaba al interior de aquella fontana de piedra.

«Bellatrix: ¿Qué creen que hacen, pequeños parásitos?» - reclamó evidentemente alterada. Su mirada había adoptado una expresión desafiante, y el movimiento de sus telas indicaban que se preparaba para un fuerte enfrentamiento - «Ustedes no son los ve-»

Sin previo aviso, la figura de la bella mujer se deshizo en una explosión de pequeñas luces blancas que empezaron a retornar lentamente al cristal que sostenía Alhena.

Los chicos sólo podían observar en silencio el bello espectáculo que dejó la abrupta desaparición de Bellatrix. Luego de unos segundos, los dos gemelos se acercaron para quedar frente a todos.

«Cástor: Alzir, llévalos de nuevo a sus habitaciones. Desde mañana deben iniciar su preparación» - le dijo a su subordinado con un tono alegre - «Tú te encargarás de su entrenamiento. Alhena los apoyará de ser necesario».

Al terminar de dictar su orden, los hermanos procedieron a abandonar el lugar, llevándose a Alhena con ellos. Alzir, visiblemente impactado y dudoso, empezó a caminar hacia la salida unos segundos después, y los chicos lo siguieron de inmediato, iniciando así el extenso descenso por las escaleras hasta el piso de sus habitaciones. Cada paso que daban era respondido por el profundo eco que componía una pequeña línea de  percusión que tocaba al compás del grupo que avanzaba en silencio.

Minutos después, llegaron a la puerta que daba con el pasillo en el que estaban sus dormitorios. Alzir se detuvo y la abrió lentamente, mientras empezaba a darles algunas instrucciones.

«Alzir: Ya cada uno conoce su espacio asignado, así que pasen y no salgan de ahí, o sino tendrán serios problemas». - Todos pudieron notar cómo la actitud del anciano se hacía cada vez más hostil y apática hacia ellos, pero tuvieron que reservarse cualquier comentario pues entendían que ser imprudentes era peligroso - «Como ya dijeron los señores, desde mañana iniciará la preparación y entrenamiento, así que vendré a despertarlos para indicarles lo que se hará».

Luego de eso, Alzir se quedó mirando para corroborar que todos se quedaran en su lugar. Con esta tarea terminada, aquel viejo se retiraba sin decir nada más, significando así el final de una jornada llena de horror y misterio.

...

Ya en cama luego de tomar un baño, Adam no podía conciliar el sueño. Por su mente sólo corrían los recuerdos de lo vivido hasta ahora, y sus ojos se iluminaban con el paso de cada cosa que había sucedido. 

Lo que se suponía iba a ser un gran día para él y sus compañeros terminó convirtiéndose en algo escalofriante, sacado de la más cruel historia de ficción y terror. Desde su llegada todo había sido completamente aterrador, contando el encuentro con Wass y Sath, la aparición de los gemelos, así como también el hecho de no saber realmente en dónde estaban ni tampoco tener idea de cómo volver a casa... lo único que pudo hacer fue cerrar sus ojos y sujetar con fuerza la sábana que tenía sobre él. Poco a poco empezó a sucumbir ante la ansiedad, y su arrítmica respiración exteriorizaba la desesperación que consumía su interior.

«???: O-Oy-» - se escuchó un extraño y distorsionado ruido en la habitación. 

De inmediato Adam abrió los ojos y se sentó para observar a su al rededor, pero no podía ver a nada ni nadie en el lugar. Su ya irregular respiración empezaba a ausentarse poco a poco, siendo esta la más clara señal del inminente colapso que estaba por sufrir.

«???: So-yo-el-» - poco a poco se empezaba a hacer más entendible una voz de origen desconocido - «So- o Adam - ¡soy yo!» - dijo antes de quedar en silencio por unos segundos.

El tono familiar le dio un nuevo aire a Adam, que le permitió tomar un respiro que evitó que pudiera derrumbarse por completo.

«???: Tranquilo Adam. ¡Soy yo, Noelle!».

Sus lágrimas se desbordaron sin control alguno al escuchar su nombre. Era lo que sentía ausente, lo que más necesitaba, lo que le faltaba para poder continuar...

«Noelle: Lo siento, adaptarse a los nuevos protocolos que implantó esa mujer me costó más de lo que esperaba».

Adam respiró en silencio por un momento, para luego limpiar su rostro y reponerse lo suficiente y así poder calmarse y responder.

«Adam: Gracias... gracias por aparecer» - replicó con un tono que oscilaba entre la alegría y la angustia - «Han sido muchas cosas y yo...»

«Noelle: Tranquilo, ya pasó» - lentamente empezó a aparecer la pequeña proyección que sobresalía del brazalete que Adam llevaba en su muñeca derecha - «Creo que es mejor hablar así, al menos nos podemos ver».

Adam se metió en cama de nuevo y dejó su dispositivo a su lado, para así poder quedar frente a su asistente - «¿Qué te ocurrió? ¿Dónde habías estado?» - le dijo mientras trataba de contener su llanto.

«Noelle: Es algo complejo. Aún no entiendo del todo...» - su voz dejaba entrever la confusión frente al asunto, y la información que había captado no era suficiente para poder entender lo sucedido - «Cuando aparecimos en aquel salón, entramos a funcionar con nuestro sistema de respaldo porque perdimos conexión con el servidor principal».

«Adam: Si, si recuerdo. Cuando desperté mencionaron que todas las IA estaban así».

«Noelle: Lo curioso fue que al salir, nuestro sistema vital de energía se agotó sin previo aviso, como si el NX3 de la batería fuera absorbido por algo externo».

«Adam: ¡La piedra de Alzir!» -  dijo al recordar aquel momento - «La joya incrustada en el báculo del mago tenía componentes similares a las baterías del NX3».

«Noelle: ¡¡Si si!!» - La expresión de la IA se iluminó en ese instante, llena de entusiasmo al encontrar un fragmento de memoria que se refugiaba en la punta de su sistema y que no había logrado descifrar - «Ese cristal era un fuerte catalizador de poder, así que es posible que esa haya sido la causa. Eso fue lo último que logré captar gracias a nuestro enlace mental. A partir de ahí entré en reposo y no pude hacer más que observar de lejos».

Adam se quedó pensativo por un instante, tratando de ordenar todas sus ideas. Cada vez aparecían más incógnitas, pero entendía que toda información era útil para ellos.

«Adam: Pero entonces, ¿cómo es que apareciste donde Bellatrix?»

«Noelle: Aquel lugar tenía suministros de energía que el dispositivo pudo utilizar. No sé bien cómo funcionaba, pero sé que no era totalmente compatible con mi sistema. Sin embargo, antes de salir de ahí nos implantó una descarga de datos en la que pude obtener todos los ajustes, y es por eso que ahora puedo funcionar y...» - se detuvo por un instante al notar que había algo extraño en todo lo que estaba mencionando - «Ahora que lo pienso, esa extraña adición creó un enlace a un nuevo servidor. No es un banco de memoria como tal... se siente como si me diera nuevos permisos, como un parche de actualización que me da más libertades, más "conciencia"...» 

El silencio se adueñó del momento por un instante mientras Adam trataba de entender lo que Noelle acababa de decir, pero ella no dejó que esto se prolongara por mucho, e irrumpió con un tono lleno de alegría.

«Noelle: ¡Pero anímate!, lo importante es que ya estoy aquí para ti» - pero ese entusiasmo tuvo una respuesta inesperada, pues el ambiente rechazó su intención y se sumió en la tristeza que Adam emanaba.

«Adam: Esto... cuando nos vimos dentro del cristal del oráculo... ¿No puedes hacerte grande de nuevo?»

«Noelle: ¡Hey hey! ¿Qué estás insinuando, picarón?» - dijo con tono burlesco, mientras dejaba salir una traviesa risa.

«Adam: Sólo...sólo necesitaba que sujetaras mi brazo de nuevo» - respondió con su voz evidentemente triste y apagada - «Quería sentir que estabas cerca, y así no sentirme tan pequeño en este lugar...»

El intento de Noelle por actuar animada y suavizar así el ambiente resultaron infructuosos. Aunque ya estaba más tranquilo, Adam seguía sumido en la desesperación, y ella pudo notarlo con claridad en ese instante.

«Noelle: Lo siento, yo... no puedo hacerlo» - respondió algo apenada - «Dentro de ese lugar pude porque era un espacio similar al interior del brazalete en el que estoy contenida».

«Adam: No tienes que disculparte. Yo sólo quería...» - su voz empezaba a quebrarse poco a poco, y de nuevo las lágrimas empezaban a hacer su aparición - «Han sido muchas cosas difíciles y... Sarah se ha encargado de todo, y yo he dejado que lleve esa carga sola. Lo único que hice fue lanzarme a protegerla y aún así fue ella quien terminó sacrificándose para salvarme... es increíble, ¿no crees? La distancia entre ella y yo es cada vez más grande... Ahora viene esto de la mano de no sé qué y el entrenamiento que inicia en la mañana. Ni siquiera entiendo de qué hablan y nadie se detiene a explicarlo. ¿Cómo esperan entrenarnos? Son personas que pueden despedazarnos en un segundo, y nosotros no somos nada frente a ellos... ¿Qué es lo que esperan que hagamos? yo no puedo... soy muy débil»

«Noelle: No lo eres» - irrumpió de inmediato - «He visto cómo has actuado durante todos esos momentos críticos que ahora te atormentan, y no sólo estando aquí. Desde que estamos juntos he podido seguir tu camino, admirando cómo has dado cada nuevo paso con determinación, aún cuando la valentía se te había agotado mucho antes de hacerlo, y ahora que las cosas están a otro nivel no has dejado de ser genial... desde tu calma en el salón al enfrentar el acertijo de esos niños, has estado enfocado en proteger a todos, observando más allá de lo que otro lo ha podido hacer... salvaste a Sarah y te salvaste a ti al renunciar al miedo para así poder dar un paso más... por eso estoy segura que eres muy fuerte...».

Aquellas palabras absorbieron la atención de un afligido Adam que había abandonado el llanto que lo ahogaba, y entraron con precisión en su corazón haciendo que la oscuridad que lo tenía cobijado se pintara poco a poco de los más bellos colores.

«Noelle: ¿Eh? No te burles de lo que digo ¡Jum!» - le reclamó extrañada.

«Adam: No, no es eso. Es solo que no esperé nunca apreciarte tanto» - respondió sonriendo, haciendo que en el rostro holográfico de Noelle se dibujara una expresión de sorpresa - «Al inicio no era capaz de verte como algo más que un dispositivo futurista que me asistía, pero ahora... gracias por hablarme aquel día que vimos los fuegos artificiales juntos por primera vez. Realmente necesitaba que alguien apareciera, y aunque no eras lo que esperaba, no te cambiaría de ese momento por nada ni nadie, así como ahora, que has aparecido cuando más te necesitaba para ayudarme a seguir...»

«Noelle: ¿Lo ves? eres muy fuerte» - respondió entusiasmada - «Te he visto crecer en estos años, y espero estar ahí para verte avanzar aún más».

Una gran sonrisa brilló en ese momento en el rostro de Adam. Había dejado atrás el instante previo en que estuvo a punto de ser arrastrado al agujero de la desesperanza, y ahora se encaminaba con firmeza para superar el desafío que lo esperaba más adelante, de la mano de quien se había convertido en su inesperada compañera de vida.

«Adam: Gracias por convertirte en la revolución de mi día a día».


...



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VOLUMEN 2: El alba de la guerra