IX. Re - visión
«Para el momento en que
ingresamos a Binary-S sabíamos que haríamos parte de un importante proyecto,
pero ninguno de nosotros asimilaba el peso que nuestras acciones podría tener
en el futuro de la corporación. Durante el tercer mes, y por sugerencia del Dr.
Larssen, tuvimos que pasar por una serie de actividades con el fin de lograr
mayor adaptación como compañeros, así como a las exigencias y responsabilidades
que tendríamos como equipo principal del Proyecto Eternal.
El fin de todo esto era cumplir
con tres puntos: 1. "Conócete a ti mismo"; 2. "Date a
conocer"; y "3. "Conoce a los demás". Sonaba como una
típica actividad obligatoria del Departamento de Recursos Humanos, pero a
medida que avanzaba, entendíamos que no era tan fácil como al inicio pudimos considerarlo,
pues el pasado aún tenía espinas que punzaban el presente.
Dos días después de ser
informados sobre todo esto, nos reunieron a primera hora en una de las salas de
conferencias para darle inicio a todo este proceso. La primera prueba consistía
en dibujar en una hoja un objeto o animal con el que identificáramos nuestra
forma de ser en la actualidad, y que al mismo tiempo sirviera para que los
demás supieran cómo cada uno se veía a sí mismo. Nos ubicaron distanciados de
los demás, y tuvimos poco menos de una hora para hacerlo, y como si fuéramos
niños de colegio empezamos con la actividad.
¿En qué ayudaría todo esto? Era
evidente que representarse en algo permitía cumplir el primer objetivo, pero lo
que no resultaba tan esperado era que al finalizar el tiempo, ninguno de los
cinco hubiese sido capaz de completar lo que nos pidieron... si, una hora
después, las cinco hojas seguían en blanco.
Aunque desconocía las razones
de los demás, yo no pude hacer nada porque nunca me había detenido a pensar en
mi, en lo que podía identificarme o si realmente había algo distintivo en lo
que yo era. En ese instante noté que, hasta el final de la universidad, pensaba
que el ser un "gran genio", me hacía especial, pero al conocer la
existencia de Sarah, supe que lo que yo no tenía nada de extraordinario.
Durante los siguientes días, el
ambiente en el laboratorio estuvo algo tenso. Conocíamos el contenido
inexistente de las hojas de los demás, y aunque a todos nos pesaba la
curiosidad, no teníamos la confianza suficiente para hablar de eso. En su
lugar, nos limitamos a hablar exclusivamente de lo relacionado a nuestro
trabajo. Sin embargo, el impacto de aquel ejercicio se vio reflejado en nuestro
rendimiento, pues la pésima presentación de informes y los pobres avances
obtenidos hasta el momento evidenciaron la desconexión que existía al interior
del grupo.
«Noelle: Vaya, parece
que ninguno tiene la mente tranquila» - dijo cuando estábamos ya en casa. Esa
noche no llegaba con el cansancio o la emoción por lo hecho durante el día,
sino que traía un sinsabor de ver cómo no podíamos acoplarnos. No pude
responderle nada a Noelle. El sólo hecho de relacionarme con otras personas ya
era algo difícil para mi en esos momentos, así que tratar de entender lo que
nos ocurría estaba realmente fuera de mi capacidad.
Esa situación duró poco más de
una semana, hasta que fuimos llamados nuevamente por Kay.
«Kay: La Junta Directiva
está algo inconforme con la situación actual del proyecto. Si bien inició hace
poco, hay cosas que no le han caído de buena forma a los de arriba» - nos dijo
cuando apenas nos alistábamos para ingresar al laboratorio - «Luego de la hora
de almuerzo, los estarán esperando en la Sala de Juntas del séptimo piso del
Bloque Administrativo para tratar de arreglar esto... No olviden que sus
errores propios no pueden arrastrar a los demás, pero tampoco deben dejar que
el error de otro los contamine a ustedes».
Aunque su fría presencia
bastaba para congelar el lugar y todo lo que estuviera en él, sus últimas
palabras dejaron en mi pecho una pequeña chispa que creció en un instante al
ver a mis compañeros. ¿Mi declive era culpa de otro, o era yo el culpable de
que el trabajo del equipo fuera irregular? No, no podía ser mi culpa, o eso
quise pensar luego de notar que el rostro de los demás expresaba una idea
similar a la mía.
Lo dicho por Kay Larssen había
tocado con precisión la fibra más sensible, y en lugar de evaluar lo negativo y
buscar una solución en conjunto, ahora sólo estaba lleno de un desafiante
impulso dispuesto a esforzarse al máximo por demostrar que la culpa era de todo
y todos los demás, pero en ningún aspecto era mía.
Así llegó la hora en que
tuvimos que dirigirnos a la oficina a la que se nos había indicado. Ingresamos
a la pequeña sala para esperar a que llegaran los encargados de explicar qué
debíamos hacer. Aún nadie había dicho nada, pero el ardiente ambiente que se
había instalado daba a entender que aquella flama de egoísmo estaba encendida
en todos nosotros, y el primer vistazo de esto no tardó en aparecer.
«Isaac: Espero que
salgamos de esto rápido, aunque dependerá de que no entorpezcan todo, como lo
han hecho los últimos días» - dijo con tono retador, mientras dejaba salir una
irónica sonrisa.
«Andy: ¡¡¿¿Eeehhh??!!
Quién te crees tú» - respondió alterada, lo cuál resultó inesperado para todos,
pues hasta ese instante ella era quien menos se había expresado - «Si por algo
estamos así es por los problemas que sus códigos han causado».
«Akane: A mis líneas de
código no las incluyas ahí. He cumplido con mi parte sin ningún problema, así
que a m-»
«Isaac:¡JAJA! Me agrada
que insinúes que el error es mío cuando fui yo quien tuvo que corregir tus
"descuidos"».
Las miradas de Isaac y Akane
chocaban con la misma intensidad con la que lo hacían sus palabras. ¿Qué tan
sensibles estábamos en ese momento? Aunque no habíamos podido hablar durante
esos días sobre lo que nos pasaba, se hacía cada vez más notorio que habíamos
dejado acumular tanta presión y estrés que en ese momento todo se desbordó sin
control.
«Sarah: ¡Por favor,
cálmense! No nos trajeron aquí para discutir a causa de todos los problemas que
han generado. Quédense en...»
Las palabras de la directora
Spring dejaron de circular por mis oídos. Mis pensamientos bloquearon su paso
luego de lo que acababa de decir. ¿Cómo que "los problemas que han
causado"? ¿Acaso piensa evadir su responsabilidad, o peor aún, decir que
es culpa de todos menos de ella? Mil cosas se escuchaban en mi cabeza hasta
saturarla por completo, dejando que se condensaran para salir por mi boca sin
ningún filtro.
«No creo que tenga lugar a
insinuar algo, Dra. Spring, luego de que, como directora de este grupo, no haya
sido capaz de dirigirlo de manera correcta para superar una crisis tan simple
como esta» - dije. La sala quedó muda en un instante, y en cuanto pude notarlo,
los ojos de Sarah habían fijado sobre mi un agudo odio que hizo recorrer un
sutil escalofrío por mi espalda, y antes de que pudiera reaccionar o decirle algo,
fue la mano de Akane la que me sacó de mi leve letargo y me regresó de un golpe
a la realidad.
«Isaac: Uhh, eso dolió»
- susurró.
La respiración alterada de
Akane, la mejor amiga de Sarah, era lo único que se escuchaba luego de que el
eco de la bofetada que acababa de recibir se dispersara. Todos nos apartamos y
nuestras miradas no volvieron a cruzarse a partir de ese momento. La ya
inestable relación entre nosotros se acababa de romper del todo, pero... no, no
era mi culpa en lo absoluto; todo estaba así a causa de sus errores y sus
peleas tontas.
Minutos después, Kay llegó
junto a otras dos personas quienes se encargarían de la siguiente actividad. De
inmediato pudo notar el estado en que se encontraba el grupo y abandonó el
lugar sin decir nada, dejando atrás una dura mirada de decepción que para ese
momento poco o nada me importaba, pues mi mente trataba de asimilar lo ocurrido
antes. Lo que ninguno pudo predecir fue que nuestro desempeño sería tan
malo que nos hizo ver que aquella expresión con la que Kay se fue era un
augurio del horripilante resultado obtenido. Ni siquiera fue necesario
completar el ejercicio, pues desde antes de iniciar ya habíamos fallado.
Luego de esto, el Dr. Larssen
ordenó la suspensión del trabajo presencial para nosotros, y nos delegaron
funciones alternas durante una semana. ¿Cuánto le iba a costar esto a la
corporación? ¿Por qué Kay se empeñaba en buscar alternativas para nosotros, aún
cuando empeorábamos cada vez más? No creo que fuera difícil para Binary-S reemplazarnos
o reubicarnos en otras labores mientras le encomendaba el proyecto a
profesionales con mejor desempeño.
Aquellos días se hicieron
eternos, además que la carga de trabajo se había incrementado, pues tuvimos que
cumplir con tareas que inicialmente no nos correspondían, como era el tedioso
manejo del archivo digital. Habíamos actuado como niños problemáticos y esa era
la forma que Kay había elegido para hacernos entender lo mal que estuvo eso.
Aún así, nos había preparado una nueva actividad. El siguiente viernes en la
noche nos llegó el mensaje informando que en la mañana iríamos a una pequeña
casa de campo situada a la salida sur de la ciudad. Era inesperado todo, y no
tenía claro que sucedería, así que estuve discutiendo con Noelle sobre todo lo
que había pasado hasta ese momento.
«Noelle: Creo que el
mejor primer paso que se puede dar es aceptar que lo hecho está mal».
«Aún no siento que sea del todo
así» - le respondí a la pequeña proyección - «Como ya te dije, sí deberíamos
reconocer que estamos actuando como pequeños estudiantes que tienen una pelea
en la escuela primaria, pero...» - me quedé pensando por un momento en mil
excusas para justificar que lo que yo hacía no estaba mal, a diferencia de lo
que habían hecho los demás.
«Noelle: Pero también
creo que era necesario que dejaran salir lo que tenían reprimido hasta ese
momento. Reaccionar de esa forma es parte de lo que son, es parte de lo que
eres, Adam».
Me detuve por un instante al
escuchar eso. Mi intensa búsqueda de justificaciones había sido abatida por una
idea que no había tenido lugar en mi cabeza. «Entonces... esas son las
verdaderas caras de lo que somos ahora. ¿Conócete a ti mismo? hay que llegar a
lo desconocido, o incluso desconocerse para lograrlo, y entender que hay que
aceptar lo que somos para dejar que esos lados ocultos se revelen y así poder
avanzar» - le respondí.
«Noelle: Los humanos se
complican demasiado para solucionar problemas simples, pero eso es lo que lo
hace ver divertido. Sus emociones son tan extrañas y cambiantes que hacen todo
muy dinámico... y envidiable en ocasiones».
«Sí que somos cambiantes, pero
eso no lo hace nada divertido sino tonto» - le mencioné mientras me acostaba,
listo para dormir - «lo realmente envidiable es poder solucionar todo de forma
lógica, para así ahorrar tiempo y cualquier otro tipo de incomodidad emocional,
como lo que sucede con el grupo actualmente».
«Noelle: No, no se trata
de eso, y no es nada envidiable» - irrumpió - «Ya conociste algo nuevo sobre
quién eres, y ya le mostraste eso a tus compañeros. ¿Cómo vas a superar la
última prueba? Es tu humanidad la que te ayudará a resolver esto».
«Humanidad, ¿eh?» - fue lo
último que dije antes de caer en un profundo sueño»»
[...]
Un seco golpe de madera se empezaba
a escuchar a la distancia, y poco a poco se hacía más cercano. Segundos
después, aquel ruido fue opacado por un estruendoso sonido similar a un silbato
que retumbaba por todo el extenso pasillo y se filtraba por las hendiduras que
dejaban las puertas, despertando a los chicos de inmediato.
«Adam: ¡¿Qué dem-
¡Noelle!» - dijo asustado mientras se levantaba de su cama.
«???: ¡¡Hora de
despertar, niños. Tienen 40 minutos para estar listos!!» - El viejo mago les
alertaba por el día que marcaría el inicio de su "entrenamiento".
Faltando diez minutos para que
se cumpliera el plazo que les había dado, Alzir apareció de nuevo para guiarlos
a su siguiente destino. En ese momento ya todos estaban listos pero no habían
salido de sus habitaciones.
«Noelle: Por ahora no
creo que sea prudente revelarme, así que estaré aquí en silencio» - le dijo a
Adam a través del canal mental.
Sin decir nada, siguieron al
anciano que los encaminó hacia el comedor auxiliar donde los esperaba una
extensa línea de platos llenos de cosas que se asemejaban a frutas, panes y
carnes, y aunque eran totalmente desconocidos, tenían muy buen olor. Cuando estaban
por terminar de comer, dos personas similares a las que les habían servido la
cena de la noche anterior entraron a servir una extraña bebida en unas
relucientes copas doradas. «No lo beban aún» - dijeron al mismo tiempo antes de
retirarse.
«Alzir: Como ya saben,
la preparación ordenada por el señor Cástor iniciará hoy. Todo lo que se va a
hacer está enfocado en acondicionar los tres aspectos más importantes a la hora
de luchar en este mundo: la mente, el cuerpo y la cualidad regente.
Aunque el correcto funcionamiento del cuerpo y la mente durante la batalla
dependen en su totalidad del control de la cualidad, es necesario preparar los
dos primeros para que puedan tolerar las fuertes cargas que recaerán sobre
ustedes al momento de usar el poder que les otorga el tercer factor».
Alzir detuvo su discurso al
notar la intranquilidad en el rostro de los chicos, quienes habían dejado de
comer luego de escuchar lo que él acababa de decir.
«Andy: Disculpe... ¿A
qué se refiere con "luchar"? No creo que podamos tener la más mínima
oportunidad contra la fuerza de pelea de la gente de este lugar» - dijo entre
una risa nerviosa.
«Alzir: Ah, es cierto.
Hasta ahora sólo han presenciado la violencia de nuestros señores. Se puede
decir que ellos son los más fuertes de la región, pero tanto su complexión como
la de todos nosotros no dista de ser similar a la de ustedes» - respondió luego
de un largo suspiro.
El viejo hechicero se puso de
pie y sacó una daga de la pequeña bolsa que llevaba atada a su cintura. Tomó un
paño para limpiarla y luego se hizo un profundo corte en el antebrazo derecho.
Los demás observaban con expectativa mientras seguían asombrados por lo que
pasaba.
«Alzir: Aunque seamos
diferentes, somos seres similares. Nuestros cuerpos pueden resultar heridos de
la misma forma que los suyos» - afirmó antes de levantar su báculo y susurrar
un par de palabras incomprensibles para el resto del grupo, que veían cómo
aquella herida se cerraba lentamente - «La diferencia entre ustedes y nosotros
están en el manejo de nuestra habilidad, pero para que puedan llegar a esto es
necesario que primero conozcan sus capacidades y talentos, así como ya lo ha
hecho la señorita Spring».
Alzir esbozó una gran sonrisa mientras ellos seguían bastante confundidos. Aún así, ya habían llegado al
punto de aceptar su nueva realidad, y la inconsciente confianza que
les daba el poder trabajar con su equipo los impulsaba para enfrentar lo que
vendría. Luego de esto, el viejo hombre regresó a su lugar y señaló la copa en
la que habían servido la misteriosa bebida.
«Alzir: Cuando apenas
terminen de comer, esperaremos unos minutos para que se preparen, y luego
beberemos esto para así dar inicio».
«Sarah: Disculpe, señor
Al-»
«Alzir: Alzir» -
irrumpió - «no es necesario el "señor". Desde ahora pasaremos mucho
tiempo juntos, así que las formalidades no serán necesarias».
«Sarah: Entiendo...
Alzir. ¿Podría informarnos acerca del entrenamiento? Lo que debamos hacer y
así...» - respondió con timidez. Aún era algo nuevo e inesperado el entorno de
amabilidad que plantaba el viejo mago, que antes había establecido con ellos
una lejana relación gobernada por la apatía.
«Alzir: Oh, si si,
olvidé que no acabé de explicar eso. Digamos que nuestra existencia es como un
conjunto de piezas creadas por el tiempo, y para poder pulirlas debemos conocer
el "momento" sobre el cual se tiene que trabajar» - respiró
profundamente y apoyó sus codos en la mesa para poner sus manos frente a él -
«Nuestra mente es el pasado, pues la forma en la que pensamos
y actuamos en este instante se ha moldeado por lo que hemos recorrido antes en
el camino de la vida. Para entender bien y saber "qué somos" es
necesario revaluar cada paso dado para así ubicar y enfrentar los baches que
nos encontramos antes y sobre los cuales no tomamos las mejores decisiones. Del
mismo modo, el presente es el punto en que nos
enfocamos al hablar del cuerpo. Este recipiente debe entrenarse según las
necesidades, siendo conscientes de su capacidad actual, aceptando la realidad
que el "hoy" nos pone al frente. Con esto no hay mayor complicación,
es sólo preparar nuestro físico con ejercicios aptos para el desempeño que
deseamos, pero esto no se hace con el fin de convertirlos en una roca del
músculo como el señor Aldebarán, sino que se busca alcanzar la
mejor condición para el paso que sigue... la "cualidad regente",
el atributo natural de habilidad que tiene cada persona que se relaciona con
los Primeros Astros» - tomó un pequeño vaso de la mesa y lo
llenó con agua.
«Isaac: Eso significa
que...»
«Alzir: Significa que de
algún modo, ustedes están relacionados desde su origen a este mundo, pero eso
no me corresponder aclararlo, así que despreocúpense de eso que luego obtendrán
las respuestas a toda duda que esto les genere. Por ahora, ¡volvamos a lo nuestro!»
- exclamó con gracia antes de soltar el vaso que tenía, dejándolo suspendido en
el aire - «En mi caso, tengo la habilidad de controlar el aire, y mi cualidad
regente me permite hacerlo a escalas bastante catastróficas, aunque no
es su única forma de uso. También puedo usarlo para técnicas curativas, aunque
son de muy bajo nivel, a diferencia de la gran habilidad de su compañera Sarah»
- lentamente bajó el vaso y lo dejó sobre la mesa - «El enfoque del
entrenamiento para la cualidad regente es el futuro.
Deberán secar las lágrimas del pasado para poder ver con claridad el camino que
el futuro les depara, el cuál deberán recorrer con pasos fuertes y seguros».
La curiosidad y el ansia por
ver el desarrollo de esta fantástica prueba invadía a los chicos, a quienes la
expectativa, la emoción y los nervios se les dibujaban con claridad en el
rostro. A excepción de Adam y sin esperar nada, los demás se pusieron a
disposición para el inicio de la primera etapa.
«Alzir: ¡Bien! Si ya
están listos, podemos empezar» - tomó la brillante copa dorada e hizo una señal
para que hicieran lo mismo.
Adam vió el transparente
líquido y de inmediato lanzó una alerta a sus compañeros.
«Adam: ¡Esperen! no lo
beban» - dijo sobresaltado.
Había notado algo demasiado
extraño. Aunque aquella bebida cristalina fuera aparentemente inofensiva, él
había podido ver lo irregular de su composición. Pequeñas manchas de colores
parpadeaban en él, exhibiendo una cadena de reacciones químicas bastante
volátiles y desconocidas que despertaron en el chico una fuerte sensación de
peligro.
«Alzir: ¿Qué sucede,
joven Adam?»
«Adam: N-no se ve bien
este líquido... parece algo inestable. ¿Podría decirnos qué es?»
«Isaac: Es como agua,
Silver. No es necesario ser paran-»
Su comentario fue irrumpido por
la sorpresa que le generó el brusco y veloz movimiento que Alzir acababa de
hacer. En un segundo, aquel anciano había desaparecido de su lugar y ahora
estaba muy cerca a Adam mientras lo miraba fijamente.
«Alzir: Tus ojos... ya
veo» - susurró antes de apartarse.
Todos observaban inmóviles la
escena atemorizados al ver la fuerte reacción del hombre que hasta hace unos
segundos conversaba amablemente con ellos.
«Alzir: Oh, lo siento» -
dijo entre risas - «Sólo me sorprendí mucho, pero no importa» - ordenó su
túnica con calma y lentamente regresó a su silla, caminando con un ritmo más
acorde a su "aparente" edad avanzada, e ignorando el evidente temor
de los chicos les siguió hablando - «Lo que vamos a beber es un elixir elaborado
por Alhena, diseñado para ubicarnos en un entorno creado por la mente. Su
composición es bastante compleja, tal y como su compañero ya lo ha mencionado,
pero no es algo que les vaya a lastimar el cuerpo».
«Sarah: ¿Y la mente?»
«Alzir: Eso... dependerá
de ustedes. De esto se trata esta etapa de su entrenamiento».
«Sarah: ¿Y a qué se
refiere con "ubicarnos"? ¿Usted irá con nosotros?»
«Alzir: No no, por
supuesto que no. No entraré a la privacidad de sus memorias, pero estaré en un
punto lo bastante cercano como para poder observar sus avances y rescatarlos en
caso de que estén a punto de fragmentarse, lo que causaría que sus conciencias
se despedazaran y se disiparan en el espacio, sin poder retornar a sus
cuerpos».
Por unos momentos todo quedó en
silencio. Las dudas eran muchas y aquel entrenamiento conllevaba muchos más
riesgos de los que habían contemplado antes de recibir toda la información. Sin
embargo también entendían que no tenían otra opción, ya que hasta no saber cómo
podrían regresar, debían acoplarse a las instrucciones que recibieran en ese
lugar. Sin cruzarse ninguna palabra, todos coordinaban sus miedos y emociones,
aferrándose a la protección que el viejo hechicero les prometía para evitar
terminar como un cascaron vacío. Se miraron por unos momentos para ver en sus
compañeros un motivo para avanzar, y con la valentía necesaria para dejar en
segundo plano todo el temor, tomaron con seguridad las brillantes copas
doradas, preparados para enfrentar el desconocido reto que tenían al frente.
«Sarah: Bueeeno...» -
fue lo único que dijo antes de ser la primera en beberlo. Uno a uno, los demás
la fueron siguiendo, mientras Alzir los miraba sorprendido por la
determinación con la que todos acompañaban a su directora.
«Alzir: Ahora si, hora
de empezar» - Dejó salir una sonrisa antes de ingerir suavemente el contenido
de su copa.
...
Ruta
del León
Es
el viento el que debe moverse al ritmo que marque su melena
«???: "Mira, la
nueva genio de moda. Es bastante joven, ojalá no sea una decepción más".
Eso era lo que solía escuchar en los pasillos de la universidad. Me se sentía
como un pequeño pez en un mundo de tiburones, pero aún así logré avanzar sin
depender de nadie más...»
«???: ¿Señorita Spring?»
«Sarah: Si si, ya voy» -
respondió mientras emprendía su camino hacia aquél hombre de traje que
amablemente la llamaba. Aún se sentía algo distraída, pero poco a poco su mente
empezaba a recordar lo que estaba sucediendo en ese momento.
«???: La gran genio de la
medicina. Es un honor conocerla» - dijo el sujeto que le extendía la mano para
saludarla - «Soy Elliot Montz, delegado de Binary-S para
las negociaciones acerca de su futuro ingreso a nuestra corporación».
«Sarah: Oh si, bueno...
aún no está decidido. Falta un mes para terminar mi universidad, así que
todavía puedo pensarlo un poco más».
«Elliot: Espero que la
reunión de hoy pueda ayudarla con su decisión».
La joven estudiante abordó
junto al desconocido un auto negro bastante llamativo. Luego de algunos
minutos, llegaron a uno de los hoteles más lujosos de la ciudad.
«Sarah: Esto debe verse
raro» - pensó. Aún así no le prestó mayor importancia a las apariencias, pues
no tenía a nadie cercano cuya opinión fuera importante para ella.
Ingresaron al lugar y subieron
por el ascensor hasta el último piso. Algo le daba la sensación de
familiaridad, como si ya hubiese estado ahí antes.
«Elliot: Nos
encontraremos ahora con algunos de los directivos más importantes, y conocerás
a Kay Larssen, uno de los mejores investigadores en el mundo, y que
hace parte de nosotros».
«Sarah: Oh, entiendo» -
respondió dejando salir una risa nerviosa. Ella sabía perfectamente quién era
aquel científico. Su fama y reconocimiento no eran suficientes cuando de
destacar su habilidad e inteligencia se trataba. Conocido como "el
hombre de hielo", era un modelo a seguir para muchos jóvenes
apasionados por la ciencia y la innovación, y Sarah no era la excepción, pues
había indagado sobre él y conocía gran parte de su trayectoria así como la
importancia de sus avances, lo que lo habían convertido en la joya más preciada
del área de investigación en robótica e inteligencia artificial de Binary-S.
Lo que ella realmente no esperaba era que justo hoy se encontraría con él, por
lo que no podía ocultar el nerviosismo y la emoción que esto le generaba.
Llegaron al piso 28 y al
abrirse la puerta del elevador se encontraron con una magnífica vista de la
ciudad. El clima templado contrastaba con el hermoso brillo del sol de otoño
que se asomaba a mediodía, reflejándose sobre el bello paisaje que anunciaba la
entrada de la tarde. Sin embargo, la mirada de la pequeña chica de cintas rosa
no se destinó en ningún momento a aquella pintura, pues toda su atención fue
atraída por el imponente ambiente de las personas que estaban en la mesa frente
a ella.
«???: Bienvenidos, tomen
asiento por favor» - dijo una mujer. Avanzaron y ocuparon los dos lugares que
tenían reservados para ellos, y de inmediato se acercaron dos meseros que les
entregaron las cartas con el menú - «Pide lo que quieras, hoy eres nuestra
invitada».
«Sarah: Muchas gracias,
señora...»
«???: Eleonor, soy Eleonor
Sanders, vicedirectora ejecutiva de la corporación, y la encargada de
la revisión de asuntos administrativos del área de ciencia y tecnología. Ellos
son Edward Black, Chuck Thomas y Hanna
Terry, mis colaboradores» - dijo mientras señalaba a las personas sentadas
junto a ella - «y el hombre frente a nosotros es Kay Larssen, el
director general del área ya mencionada».
«Sarah: Mu-mucho gusto»
- respondió nerviosa - «Soy Sarah Spring, y estoy encantada de conocerlos».
Luego ordenaron su
comida, y en el transcurso de esto iniciaron su conversación que duró un par de
horas. Los colaboradores de la vicedirectora expusieron diversos asuntos
profesionales y económicos que serían de interés para Sarah, mientras que Elliot
se encargaba de hacer más amena y clara la explicación, funcionando así como un
interprete para ella. Tablas, gráficas y valores... todo eso agobiaba a una
chica de 18 años que de por sí ya estaba inquieta por tener a su
"ídolo" frente a ella. Sin embargo no sé dejó doblegar por la presión
y fue capaz de sobrellevar aquella negociación haciendo sus respectivos aportes
y sugerencias. Era cierto que llevar al Dr. Larssen a ese encuentro había sido
una gran jugada por parte de Binary-S para atraer su atención,
pero ella era consciente de que quedaban muchas otras ofertas por evaluar.
«Eleonor: Ya para
terminar, esperamos haber sido claro con nuestra propuesta, "futura
doctora". Es de gran interés tenerte con nosotros, siendo parte de la
vanguardia en el desarrollo de nuestra especie... Por el momento debemos irnos,
pero estaremos atentos a tu respuesta. Puedes pedir un postre o lo que quieras
comer, que yo me haré cargo de tu cuenta» - le dijo con amabilidad mientras se
levantaba de la mesa. Todos sus acompañantes la siguieron, pero antes de
partir, aquel hombre de cabello blanco se acercó a ella.
«Kay: Espero poder
contar contigo» - dijo con voz serena y fría mientras le extendía su mano.
«Sarah: ¡S-si señor!» -
respondió temerosa mientras respondía su gesto. El frío que sintió al tocarlo
la sorprendió, pero trató de disimularlo cerrando los ojos por un momento -
«¿Eh? no me siento bien...» - pensó al sentir que empezaba a flotar - «¿Sería
la emoción por tener cerca a Kay? No, definitivamente algo no estaba bien» - el
fresco aire que acariciaba sus mejillas en aquella terraza había desaparecido,
y empezó a sentir que todo daba vueltas.
Dentro de su cabeza empezaron a
sonar murmullos y conversaciones lejanas que poco a poco se empezaban a
escuchar con más claridad.
«???: Es muy joven...»
«???: Si la buscaron
tanto fue por algo...»
La chica sentía que su mano era
sujetada, así que poco a poco empezó a abrir sus ojos, mientras su visión se
iba aclarando para poder ver que ahora estaba dentro de un lugar desconocido.
«???: Bienvenida a
nuestra familia».
Al mirar a quien la sostenía se
encontró con la ya conocida Eleonor, quien le mostraba una cálida sonrisa. Tras
ella se veía un grupo de personas vestidas con batas de laboratorio, que
sostenían un colorido cartel que tenía escrito "Bienvenida Dra.
Spring".
«Sarah: Gra-gracias...»
- respondió mientras su mente se esforzaba por organizarse.
En ese momento Eleonor la llevó
frente a una cámara que registraba el momento para una nota que su universidad
preparaba, con el fin de darle la mayor visibilidad posible dentro de la
comunidad académica a su gran logro. En su rostro se reflejaba la confusión,
pero puso todo de su parte para ocultarlo, dejándola con una expresión neutra y
vacía, como si su mente estuviera ausente.
Luego de pasar por todo esto,
el Dr. Larssen se acercó a Sarah, y junto a él iba una chica de piel pálida y
ojos oscuros, que tenía un brillante cabello negro y corto que calaba a la
perfección con su bella cara de rasgos orientales.
«Kay: Sarah, ella
es Akane Hayashi, y se encargará de apoyarte y darte la inducción a
la corporación. Es una de las mejores programadoras que tenemos, y la elegimos
para esta labor porque tienen edades cercanas. Espero que puedan llevarse bien»
- dijo antes de retirarse y dejar solas a las dos chicas.
«Akane: Un gusto
conocerla. Espero que pueda adaptarse a nuestro ritmo con calma» - le dijo con
un tono amable que no calaba con su parca expresión.
«Sarah: El gusto es mío»
- fue lo único que pudo responder ante aquella chica que no parecía estar en
disposición de ayudar. Ser nueva era algo difícil para ella, quien ahora se
veía obligada a trabajar junto a otras personas, cosa que hasta el momento había
logrado evitar, y además su primer contacto era bastante distante y frívolo
como para sentirse acogida. Aún así, Sarah no paraba de pensar en su nuevo
desafío, aunque sentía que sus ideas se ordenaban de una forma inesperada, como
si ya hubiese pasado por todo esto.
«Sarah: Déjà vu» -
susurró.
«Akane: ¿Dijiste algo?»
«Sarah: No, solo... no
fue nada».
La idea de estar teniendo una
segunda oportunidad sobre un mismo espacio de tiempo se había implantado en su
cabeza. De nuevo percibía familiaridad en cada cosa que iba sucediendo pero
esta vez esa sensación le generaba un fuerte deseo de ser segura, esperando a
no cometer errores que pudo haber cometido en su primer intento. Un chispazo de
emoción se encendió en su pecho como resultado de lo que estaba pensando,
mostrándole así la reacción que generaba el pequeño cambio en sus decisiones.
«Sarah: Podré con esto y
avanzaré por mi... por quienes quiero... ¿a quiénes quiero?» - murmuró
mientras pasaban por el centro de la gran cafetería de esa área. En ese
momento, un fuerte zumbido estremeció sus oídos. Sujetó su cabeza y empezó a
caer hacia un lado, hasta quedar apoyada en una fría pared que antes no estaba
ahí. El intenso mareo nubló su vista, mientras su compañera trataba de
ayudarla.
«Akane: Sarah, Sarah,
¡¿qué pasa?!» - su tono ahora era más atento y expresivo.
Lentamente el borroso panorama
frente a ella se hacía más definido, y la gran cafetería había sido reemplazada
por un largo pasillo bastante iluminado.
«Sarah: ¿Dónde...
estoy?»
«Akane: Oye, ¿te llevo
al médico?»
«Sarah: No, no es nada,
estoy bien» - respondió mientras se incorporaba. Su mirada se quedó fija en su
compañera por un instante, acompañada de una expresión de confusión - «Tu
cabello... está bastante largo».
«Akane: ¿Eh? lo llevo
así desde hace mucho. ¿Segura que estás bien?»
«Sarah: Si, todo está
bien».
Ordenó su cabello y retomó su
camino. Al final de aquel corredor estaba la oficina de Kay, en donde las
estaban esperando. Ingresaron y de inmediato sintieron el frío ya conocido que
rodeaba al gélido hombre.
«Kay: Siéntense, por
favor. Esto no llevará más de unos minutos».
Ellas obedecieron de inmediato,
mientras él preparaba una presentación en el proyector que apuntaba a una gran
pantalla que tenía en la pared tras su escritorio. En ella se podía leer el
gran título que decía "Proyecto Eternal".
«Kay: Lo que les voy a
explicar es algo ya aprobado por las directivas de la corporación, pero que aún
no se ha hecho público» - dijo con seriedad - «Binary-S, en su intención de dominar el campo de la inteligencia artificial y nuevas tecnologías,
planea iniciar con este proyecto a finales de este año, es decir, en seis
meses. El objetivo es perfeccionar la ruta de información usada en las IAAC
para lograr crear un depósito de conciencia, fabricando así un banco
personalizado de datos, con el fin de preservarlos hasta que los avances
venideros nos permitan reinsertarlos, dando así los primeros pasos a la
"verdadera reencarnación"».
Lo increíble y ambicioso de la
idea despertó una gran curiosidad en las dos chicas apasionadas por la
investigación, y cuya expresión cambiaría con lo que Kay diría a continuación.
«Kay: Parte del personal
del área trabajará en esto, pero el equipo investigador estará conformado por
tres nuevos miembros, a los que se sumarán Akane como coordinadora y tú como
directora» - dijo mirando a Sarah.
«Sarah: Di-¿Directora?»
«Kay: Así es. Si tienes
algún inconveniente con esto, es el momento de decirlo».
En la cabeza de Sarah corrían
imágenes que le mostraban lo que seguiría, y sabía que luego de llenarse de
temor y mirar a su amiga, aceptaría el cargo que Kay le estaba asignando.
«Sarah: Voy a aceptar,
sé que lo haré pero, ¿por qué lo hice de esa forma? ¿qué buscaba con eso?» -
pensó - «En ese instante que ya viví sólo quería evitar quedar como una persona
miedosa y débil, pero ahora siento que lo hago por algo más, porque quiero ser
más... por ellos».
Era su desafío personal pero no
una decisión egoísta. Su corazón latía con fuerza mientras su mente se sacudía
y adaptaba al cambio que estaba sufriendo. Liberó sus miedos y valentía, para
formar en su cuerpo la capacidad de dar el primer paso y mirar con firmeza
hacia adelante.
«Sarah: Esto quiero ser»
- se dijo a ella misma - «seré quien vaya al frente guiando a los que van a
seguir mis pasos, y me enfrentaré a quien se interponga en nuestro camino».
Sintió cómo el fuego invadió
todo su cuerpo, y con seguridad puso sus manos sobre el escritorio del Dr.
Larssen, para dejar salir de su boca las palabras que retumbarían como el
rugido de un león.
«Sarah: Lo haré, ¡seré
la directora del proyecto!»
Kay sonrió sutilmente, y su
amiga la miró con admiración y alegría. Algo nuevo había nacido dentro de la
chica de cintas rosa, y aquel cambio le daba un nuevo aire. Sin embargo, en ese
momento todo lo que estaba a su alrededor empezó a resquebrajarse y sin
explicación alguna, ya no se encontraba sentada junto a ellos, sino que estaba
de pie en un desconocido pasillo frente a una puerta que no le resultaba
familiar. Ella decidió avanzar y lentamente la abrió, pero al hacerlo se
encontró ccon una intensa luz que la cegó por un instante y no le permitía ver
qué había ahí.
«???: Bienvenida, Dra.
Spring» - le dijo una mujer - «Por favor pase».
...
Ruta
del Lobo
El aullido de la noche da abrigo a su manada
«???: Eres Akane
Hayashi, ¿verdad?»
«Akane: ¡Si!» -
respondió sobresaltada.
«???: Hola pequeña.
Yo te llevaré donde la Hermana Berenice».
Sin decir nada, Akane siguió al hombre que le hablaba y subieron a un auto que estaba al
frente. El insoportable calor y el constante sonido de las cigarras le
recordaban sin descanso su realidad. El orfanato donde la pequeña niña vivía había
tenido que cerrar, y por petición de las religiosas que la cuidaban, decidieron
dejar que la llevaran a la ciudad de Kanna, muy lejos de su país natal. Aquel
hombre la ayudó a bajar y la acompañó hasta encontrarse con Berenice, quien se
encargaría a partir de ahí.
«Akane: ¡¡Maaa!!» -
dijo emocionada al verla, mientras corría sonriente hacia ella.
«Berenice: Mi pequeño
y pálido clavel, ¿lista para el viaje?» - le respondió. Solía decirle así por
su suave y blanca piel.
Akane miraba a los
brillantes ojos de aquella mujer, cuya imagen poco a poco se iba haciendo
borrosa hasta perderse en un cúmulo de luz.
«Akane: ¡¡MA!!» -
gritó. El fuerte sentimiento que le generó aquella imagen la alteraron por un
momento, pero lentamente entendió que todo había sido un sueño.
Volteó a ver el reloj y se dio
cuenta que faltaban pocos minutos para que la alarma de su despertador se
activara. Su mente se fue aclarando y rápidamente se ubicó en su realidad.
Aquella pequeña de ocho años había sido dejada atrás, y en el presente existía
la joven de veinte años, de los cuales llevaba dos trabajando para Binary-S.
Se alistó como de costumbre y salió hacia la estación del tren.
«Akane: Kohaku, ¿hay
algo novedoso para hoy?» - le preguntó a su IAAC.
«Kohaku: Mi señora, para
hoy sólo está la revisión de los protocolos de seguridad del software de
ingreso» - respondió con tono atento - «ah, y la pequeña recepción que le harán
a la chica nueva».
«Akane: Es cierto...
gracias».
«Kohaku: Servirla es mi
vida, señora Ak-»
«Akane: Si si, adiós» -
le dijo antes de ponerlo en reposo. Por alguna razón la personalidad de su
asistente era bastante aduladora, pero también la protegía en exceso. La
relación que tenían no era para nada mala, pero en ese momento Akane no tenía
espacio en su cabeza para él. Todos sus pensamientos estaban ocupados con el
rostro familiar que había aparecido en su sueño.
Berenice había sido su primera
y única figura materna. Al no conocer a sus padres, Akane no tenía un concepto
claro de lo que era tener una familia, pero aquella novicia se había encargado
de darle la mejor crianza posible dentro de sus circunstancias, lo que le había
permitido vivir una infancia llena de afecto y amor. Sin embargo, desde que se
tuvieron que mudar a Kanna, las cosas habían sido diferentes. Tuvo que vivir en
el convento, y por todas las obligaciones que debía cumplir Berenice ahí, ya no
podía recibir tanto tiempo y atención de ella.
«Berenice: Mi pequeño
clavel» - le susurró mientras acariciaba su cabello - «aunque esté lejos,
siempre te llevo conmigo; y aunque no esté a tu lado, siempre te cuidaré...
hora de dormir».
«Akane: Ma, te
quiero».
Aquellos recuerdos invadían el
corazón de la ya joven Akane. El viaje entren hasta la estación frente a
Binary-S no duraba más de 20 minutos, pero ese día se sentía como si no tuviera
fin, mientras su mente se veía de nuevo invadida por momentos de su pasado.
«Akane: Señora Loren,
¿por qué Ma no ha regresado?»
«Loren: Berenice está
algo enferma, pequeña. Vinimos a recogerte para que la puedas ir a visitar».
Akane sujetó con fuerza la
baranda del tren, evitando ser derrumbada por la tristeza de sus memorias que
llegaban sin control.
«Akane: ¿Qué te pasó,
Ma?»
«Berenice: Mi pequeño
clavel» - dijo en voz muy baja, que al escucharla se podía entender lo delicado
de su situación - «Ma está algo enferma, y quería verte para que tu sonrisa la
ayude a curar».
«Akane: Ma, ¿puedo
quedarme contigo? Así puedo sonreír toda la noche y hacer que mejores pronto» -
respondió entre sollozos.
«Berenice: No puedes
quedarte, pero si puedes seguir sonriendo siempre... sabes que te llevo conmigo
en todo mo-» - la tos hizo que se detuviera, y Loren se acercó para llevarse a
la pequeña niña, pero Berenice la detuvo - «Espera... antes de que te vayas,
ten siempre presente que eres a quien más amo en el mundo, nunca lo olvides...
recuerda también cuidar y ayudar a quien te necesite, y siempre hacer lo mejor
por ti y por todos... aunque esté lejos, siempre te llevo conmigo; y aunque no
esté a tu lado, siempre te cuidaré... mi pequeño clavel...» - La sonrisa de
aquella mujer se mantuvo mientras sus ojos empezaban a cerrarse lentamente. El
pitido constante de las desconocidas máquinas a las que estaba conectada
empezó a sonar.
«Loren: Vámonos, Ma
tiene que descansar» - le dijo angustiada mientras mientras la cargaba para
salir rápidamente de ahí.
Lo confuso de la situación
hizo que Akane no pudiera decir nada más, y lo último que pudo ver fue como
varias personas vestidas con batas blancas y azules entraban corriendo a la
habitación de Berenice.
«Akane: Ma...» - cayó de
rodillas en el tren con sus llanto desbordándose sin control ante la mirada
indiferente de los demás pasajeros.
Tras unos segundos se puso de
pie y se preparó para bajarse, pues la siguiente parada era su destino. La
expresión neutra que se había dibujado en su bello rostro era prueba del choque
emocional que acababa de pasar. «¿Por qué recordar esto hoy?» - pensó.
Ingresó a las instalaciones de
la corporación y de inmediato se dirigió a su lugar, pero en el camino fue
interceptada por Kay quien la llevó al lobby del área de investigación.
«Kay: No olvides que hoy
llega Sarah Spring».
Akane fue junto a él y se
vinculó al evento, en el que estuvo bastante distraída y ausente. Ya al final,
el Dr. Larssen la llevó ante la pequeña chica a la cuál se le estaba dando la
cálida bienvenida.
«Kay: Sarah, ella es
Akane Hayashi, y se encargará de apoyarte y darte la inducción a la
corporación. Es u...»
La mente de Akane de nuevo se
dejaba llevar por el fuerte oleaje de la melancolía que empujaba en su
interior. La retirada del Dr. Larssen la hizo regresar al momento en que estaba
y ella sólo respondió sin prestar mayor atención.
«Akane: Un gusto
conocerla. Espero que pueda adapt-» - se detuvo de inmediato al sentir un
fuerte déjà vu. Sabía a la perfección lo que seguía, y en su cabeza sólo se
escucharon aquellas palabras de Berenice: "Recuerda también cuidar y
ayudar a quien te necesite". Algo dentro de ella le mostraba
imágenes de sucesos aún no ocurridos, permitiéndole ver cómo su actitud
distante con la que estaba actuando harían que la nueva chica que necesitaba de
su apoyo pasara difíciles momentos durante su adaptación en la corporación, lo
que iría en contravía de las últimas palabras que le dio Berenice.
«Sarah: Dra. Hayashi,
¿se encuentra bien?» - preguntó nerviosa al ver cómo las lágrimas caían por las
pálidas mejillas de Akane.
«Akane: No. No es nada,
pequeña» - respondió con una sonrisa que iluminaba todo a su alrededor -
«Vamos, te llevaré a conocer un poco el lugar». - Su corazón se había abierto
al viejo recuerdo que aún la ahogaba, y con mucha fuerza logró aceptar la
despedida de Berenice.
«Akane: Cuidaré de
todos, Ma... Te amo» - susurró.
En ese momento, la luz del
lugar se hizo más intensa, hasta que la cegó por un instante. El escenario en
el que estaba había cambiado por completo, y cuando pudo ver todo con claridad,
se dio cuenta que se encontraba sola en un pasillo, parada frente a una puerta
desconocida. Se acercó y dio tres golpecitos para saber si había alguien ahí.
«???: Pasa, por favor» -
se escuchó tras ella la voz de una mujer.
Akane estaba confundida por lo
que estaba sucediendo, pero sintió un cálido y familiar abrazo que le dio la
seguridad de que todo estaba bien. La calma y la paz se adueñaron de su ser, y
con tranquilidad la abrió para avanzar.
«???: Bienvenida, la
estábamos esperando...»
...
Ruta
del Elefante
El
lamento del pasado le da fuerza al marfil que defiende el futuro
«???: ¿Otra vez aquí,
Isaac Priddy?»
«Isaac: ¿Eh? ¿Dónde
estoy?»
«???: ¿Cómo que dónde
estás? Te trajeron a mi oficina por pelearte de nuevo».
Isaac se puso de pie lleno de
temor y confusión al ver a quién tenía al frente.
«Isaac: Señora Lumi...»
- respondió. No esperaba tener al frente a su profesora de cuarto año de
primaria.
«Lumi: ¿Quién más crees
que te iba recibir aquí, ah?»
«Isaac: ¿Y los demás?» -
preguntó mientras miraba alrededor.
«Lumi: No hay un
"los demás". Sólo te iba a traer aquí por ser quien origina los
problemas, como siempre».
El pequeño chico miró sus manos
y pudo ver que eran pequeñas y suaves, con algunas heridas en sus nudillos.
«¿Quienes son los demás?» - se preguntó. Poco a poco sus pensamientos sobre ese
instante ocupaban el lugar que hasta hace un momento era de alguien a quien no
podía recordar .
«Isaac: Maestra, yo...»
«Lumi: No es necesario
que digas nada. Hablamos con tus padres porque ya no podemos tolerar esto.
Ellos ya vienen por ti, así que sientate y espera» - dijo antes de levantarse y
caminar para salir - «es tu último día en esta escuela».
La mente de Isaac se distrajo
por un momento, mientras ante sus ojos empezaban a pasar infinidad de imágenes
a toda velocidad, pero el golpe de la puerta al cerrarse lo hizo espabilar. Sin
embargo, la oficina en la que esperaba ya no estaba ahí, y en su lugar ahora
estaba sentado en la parte de atrás de un auto, mientras que en los lugares de
adelante iba una pareja que discutía intensamente. Las lágrimas inundaban el
rostro de Isaac, quien sólo trataba de limpiar sus ojos con la bufanda que
llevaba en su cuello.
«???: Desde el inicio te
dije que no era buena idea recibirlo» - decía el hombre que iba conduciendo.
«???: Yo sólo quería
poder tener una familia, pero no pensé que nos trajera tantos problemas» -
respondió la mujer - «Siento que hemos hecho esfuerzos y gastos sin sentido por
un pequeño ser que es más violento que la estampida de un elefante que está a
punto de acabar con nosot-»
«Isaac: ¿Mamá?» -
irrumpió lleno de tristeza y angustia.
«???: ¡¡YO NO SOY TU
MADRE!!»
El mundo se detuvo de golpe
para el pequeño niño rubio. La fuerte discusión, el auto, el tiempo... todo se
congeló ante sus ojos, y en un instante aquel escenario se rompía en mil
pedazos, como si sólo fuese una foto impresa sobre un cristal que ahora no era
más que polvo. Quedó solo en un lugar oscuro, en el que no se veía más que a él
mismo. De repente, frente a él se empezaron a dibujar un extraño conjunto de
líneas y cuadros que alumbraban con una suave luz blanca, que luego de un
momento formaron un extenso diagrama que llamó la atención de Isaac, quien ya
no era un pequeño niño sino un joven que empezaba a asomarse a su adultez.
«Isaac: Expulsión de la
primaria, abandono, cambio de familia, viaje a un nuevo país...» - se detuvo
impactado al entender que todo lo que componía aquella figura eran sus propias
vivencias, y de cada uno se desprendían nuevas rutas que mostraban las
consecuencias de cada decisión que había tomado en esos momentos, y todos estos
caminos se encontraban en un pequeño recuadro que estaba vacío, que se
distinguía de los demás porque su luz era roja y parpadeante.
La duda invadió todo su ser, y
movido por la curiosidad se acercó a tocarlo. En ese momento, un ruido similar
al de una turbina de avión retumbó en su cabeza, al tiempo que sintió como una
fuerte corriente de viento lo absorbió.
«???: Hey Priddy, ¿no
vienes?
Isaac abrió los ojos
desconcertado por lo que acababa de sentir, y ante ellos apareció un nuevo
escenario en el que el ruido de los autos y el frío de la noche lo empezaban a
ubicar en sus memorias.
«???: Dios, Isaac. No es
momento para esto» - le dijo un chico de cabello negro que lo sujetó de la
manga de su gruesa chaqueta, y lo llevó dentro del restaurante que tenían al
frente.
En una mesa del fondo los esperaban
un chico y una chica, quienes levantaron sus manos para llamar su atención y
ubicarlos junto a ellos.
«Isaac: Es cierto, hoy
cumple años Karoll» - pensó.
«???: ¡Hola!» - dijo la
chica de la mesa - «Que bien te queda ese corte de cabello, Isaac».
«Isaac: Me alegra que te
gu-» - se vio interrumpido por un brazo que lo sujetó con suavidad del cuello.
«???: Oye oye, no
quiero ver cómo cortejas a mi hermanita» - le dijo el mismo chico con el que
había entrado. Isaac se safó y le regresó una palmada en la cabeza.
«???: Suficiente, Walter»
- le reclamó la chica a su hermano.
«Walter: Ya, está bien.
Perdón por tocar a tu príncipe» - respondió mientras se acercaba a ella - «Sólo
es extraño ver que mi pequeña Selene me hace a un lado
por estar interesada en alguien más».
«???: ¿Es que estás
enamorado de tu hermana?» - comentó el otro chico que estaba junto a Selene.
«Walter: No, mi
apreciado Patrick. Mis brillantes ojos y mi ardiente corazón
le pertenecen a Mary, pero como ella no pudo venir, puedo
darles todo mi amor a ustedes» - le contestó mientras se acercaba a abrazarlo.
«???: Me alegra al
máximo ver cómo se divierten sin mi» - la voz de una chica se escuchó tras
ellos, lo que hizo que quedaran inmóviles y con una expresión de temor al
oirla.
«Walter: ¿Es ella?»
«Patrick: S-si».
«Walter: ¿Y no
preparamos las cosas?»
«Patrick: No...»
«Selene: ¡¡Karoll!!
- se levantó de inmediato y se abalanzó hacia la chica para sacarla del lugar.
Todos entendieron de inmediato
que ella les había dado un momento para poder ordenar las cosas. Alistaron el
pastel que habían comprado para ella, extendieron un brillante letrero de
cumpleaños y ubicaron las pequeñas cajas de regalo en la mesa. Patrick salió a
llamarlas y ya todos se ubicaron como lo habían planeado. Con todo listo,
iniciaron la divertida celebración. Karoll cumplía 22 años, y era la mayor. A
excepción de Walter que era estudiante de artes, los demás eran compañeros en
su cuarto año de estudios de computación y sistemas informáticos, y a pesar de
ser mayores, habían acogido al pequeño Isaac quien sólo tenía 18 años para ese
momento, logrando formar una gran amistad.
«Karoll: ¡Gracias por
todo!» - dijo emocionada - «De verdad amo lo que hacen por mi siempre».
«Walter: Y aún no
termina, bella anciana» - dijo mientras se levantaba - «¡Iremos al karaoke a
seguir festejando!»
Todos lo siguieron y salieron
del lugar. Ahí se cruzaron con otro grupo de chicos, entre los que estaba
alguien que levantó su mano para saludarlos apenas los vio.
«???: ¡Hey, Selene!»
De inmediato la expresión de la
chica abandonó su sonrisa y fue reemplazada por una cara de pena por apartarse
de sus amigos.
«Walter: Bah, es Dan, el
tonto noviecito de mi hermana» - susurró algo molesto.
Selene atendió al llamado y se
acercó a saludarlo mientras los demás la esperaban. De repente, ella agachó su
mirada mientras el chico le hablaba al oído. Visiblemente incómoda, intentó
apartarse de él pero su mano la sujetó de su trasero y la acercó con fuerza.
«Walter: ¡¿Pero qué
crees que haces, bast-» - el grito lleno de ira del chico se vio interrumpido
al notar que, sin que nadie se diera cuenta, el joven Isaac golpeaba con fuerza
el rostro de Dan, lo que hizo que cayera al piso.
Aquel sujeto se levantó
preparado para responderle, pero Selene se interpuso entre ellos, mientras los
demás sólo observaban.
«Isaac: ¿estás bi-»
«Selene: ¡¡CÁLLATE!!» -
le contestó dejando ver todo su enojo - «Nadie te pidió que te metieras...
pensé que eras alguien diferente, pero sólo eres un violento» - dijo entre
lágrimas, antes de salir corriendo. Walter fue tras ella y más adelante la
detuvo. Discutieron por un momento y luego llamó a los demás.
«Walter: Tú no, Isaac.
Por hoy es mejor que te vayas. Hablaremos luego».
«Isaac: ¡¿Qué?! ¿Cómo es
que me dejan a un lado cuando lo único que hice fue protegerla?» - su ira se
desató de forma inesperada, desahogando todo su peso sobre ellos - «Todos
vieron lo que ese cerdo le hizo, ¿y aún así soy yo el que debe quedarse solo?
¡¡Qué mierda les pasa!! Son unos-» - un fuerte empujón de Patrick lo hizo caer
al suelo.
«Patrick: Sólo
intentamos terminar esto de la mejor forma, no todo se trata de ti... De
verdad, ¿quién eres?»
El grupo de Dan observaba entre
risas cómo terminaba humillado el chico que sólo quiso proteger a su amiga,
mientras que Walter y los demás detuvieron un taxi y se fueron sin decir más.
Para Isaac, lo que acababa de suceder era algo totalmente ilógico, recordándole
sus viejos problemas de escuela cuando sólo quiso ayuda, y al verse abandonado,
las lágrimas empezaron a caer por su rostro. Se puso de pie y empezó a caminar
hacia su casa que estaba a varias calles de ahí.
Llevaba poco menos de 30
minutos caminando, cuando de pronto llegó la llamada de un número desconocido a
su teléfono.
«Isaac: ¿Si?»
«???: Isaac, soy yo,
Mary».
«Isaac: Ah, hola... ¿qué
sucede?»
«Mary: ...» - el
silencio al otro lado de la línea y los murmullos alterados que se escuchaban
al fondo llenaron de incertidumbre a Isaac, quien empezó a ponerse nervioso -
«Ven al Hospital Memorial... Walter... tuvieron un accidente» - dijo antes de
llorar desconsolada.
Isaac sólo pudo correr.
...
Con la respiración alterada y
su rostro empapado de sudor, el joven rubio llegó y se encontró con la chica
que lo había llamado, quien estaba totalmente devastada y no podía para de
llorar.
«Mary: Estaba- estaba
hablando con Walter y de repente se escuchó un fuerte estruendo y la llamada se
cortó... lo llamé cientos de veces pero no atendía, y luego de unos minutos al
fin me contestaron, pero no era él... no era» - su voz se quebró y su llanto se
hizo tan intenso que no pudo seguir hablando.
Isaac corrió al interior del
hospital en busca de sus amigos, pero al verlo tan alterado el guardia lo
detuvo y un médico se acercó a él.
«Médico: Hey chico,
chico, calma...»
«Isaac: Ellos- ¿qué
pasó?»
«Médico: Ya, calma,
respira un poco» - le dijo mientras le indicaba al guardia que lo soltara - «El
reporte indica que un hombre en estado de embriaguez conducía un camión de
carga, y en su incapacidad para transitar perdió el control y chocó con un taxi
en el que iban el conductor y cuatro pasajeros».
«Isaac: ¿Y dónde están?
Neces-» - su pregunta se detuvo al ver a la madre de Walter y Selene llorando
desconsolada mientras el padre trataba de calmarla.
«Médico: Lo siento,
hijo. No pudimos hacer nada».
«"Ow, eres muy pequeño,
¿cuántos años tienes?", "¿Quieres venir con nosotros?", "el
viernes iremos a comer y tú vendrás con nosotros", "¿vives solo? por
qué no vienes a pasar navidad a nuestra casa"» - en la cabeza de Isaac se empezaron a escuchar
infinidad de cosas dichas por sus amigos. Los recuerdos aparecían y cada uno se
incrustaba en su pecho como si fueran un millar de dagas, y de nuevo su mundo
empezaba a romperse como si todo estuviera hecho de vidrio.
Quedó solo en aquel lugar
oscuro que estaba iluminado sólo por las luces del inmenso diagrama en el que
se exponían sus decisiones. Su respiración empezaba a colapsar y la tristeza se
hacía dueña de su ser.
«Isaac: ¿Todo fue mi
culpa? Si yo no hubiese hecho nada, seguiríamos juntos... si yo...»
Sintió cómo se iba mareando y
su visión se hacía borrosa. Cayó de rodillas y pudo ver cómo sus manos se
empezaban a volver polvo. Aún así, la melancolía impedía que pudiese
preocuparse en lo más mínimo por el hecho de estar desapareciendo.
«???: ¡Hey hey!» - se
escuchó a su espalda la voz de un hombre mayor.
Isaac se giró para ver y se
encontró con los distintivos bordados de una túnica que ya conocía.
«Isaac: Alzir...»
«Alzir: Así es, joven
Priddy» - dijo mientras le extendía la mano - «Oh, es cierto, no la puedes
tomar».
«Isaac: ¿Qué me está
pasando?»
«Alzir: Esto, joven
Isaac, es la dispersión del alma» - el viejo mago empezó a caminar
hacia la extensa figura que iluminaba el lugar - «Uhm, qué difícil ha sido para
ti... ya entiendo porqué de tu decisión de renunciar a tu existencia».
«Isaac: ¿renunciar?
yo...»
«Alzir: No puedes
mentirte a ti mismo. El hecho de que te estés desvaneciendo es la prueba
indiscutible de que tus ganas de vivir también están por desaparecer. ¿Quieres
que hablemos sobre lo sucedido?»
«Isaac: Sólo... fue mi
culpa. Había elegido olvidar lo que sentí y por eso seguí actuando igual, seguí
esforzándome por no sufrir... creo que tienes razón, ya no quiero seguir» - en
ese momento, todo su brazo derecho cayó al suelo y se convirtió en polvo.
«Alzir: Bueno, es cierto
que estoy aquí para evitar que esto pase, pero tampoco quisiera obligar a
alguien que ha perdido su motivación para existir, a que continúe por este
tortuoso sendero de la vida. Pero... ¿estás seguro que no tienes razones para
continuar? Tal vez si escuchas por un momento a tu corazón, podrías encontrar
la respuesta que necesitas».
«Isaac: ¿Mi corazón?»-
cerró los ojos y se quedó en silencio por un momento, pensando en qué podría
significar eso, pero de pronto una dulce y familiar voz atrajo toda su
atención.
«???: Pequeño, no te
quedes ahí. Es hora de salir».
«Isaac: Tú eres...» -
respondió confundido a la borrosa silueta que estaba frente a él.
«???: ¿Cómo que quién
soy? Te quedas dormido un momento y tu mente se va del planeta».
«Isaac: Tus chistes son
una tortura, Akane».
«Akane: Todopoderosa
doctora Hayashi para ti, pequeño koala» - dijo mientras le ofrecía su mano - «A
ver, hora de levantarse de ahí y salir que los demás nos están esperando para
ir a comer».
«Isaac: ¿Los demás?» -
pensó. Su mente empezaba a acoplarse a la situación, y poco a poco salía del
intenso letargo para así poder notar que la oscuridad había sido reemplazada
por un pálido y conocido lugar - «Es cierto, me dormí en el laboratorio. ¿Todo
fue una pesadilla?» - pensó pero al intentar tomar la mano de la chica que le
hablaba, notó que todo su brazo derecho que antes había perdido, aún seguía
ausente.
«Akane: ¿Sucede algo?»
«Isaac: Ellos ya no
están por mi culpa, por mi actitud, por mi falta de control...»
«Akane: Bueno, es
cierto. Tu temperamento es bastante fuerte, pero aún así es divertido que estés
con aquí. Además, sabes que si tienes problemas y no puedes cargar con ellos,
nosotros estamos para alivianar tu carga, así como tú nos has ayudado».
«Isaac: Pero... si me
voy será mejor para todos, así ustedes no deben acarrear mi peso y yo dejaré de
ahogarme con la culpa».
«Akane: Pero qué dices,
pequeño llorón. No eres ningún peso para nosotros».
«Isaac: Pero yo...»
«Akane: Pero nada. No es
necesario que te vayas o que cambies por nosotros. Si quieres hacer algo, que
sea sólo por ti. Además, sabes que tu trabajo es importante en el equipo y que
contamos siempre contigo» - le dijo mientras le ofrecía de nuevo su mano para
ayudarlo a levantar, al tiempo que él sólo miraba con melancolía los intentos
de la chica por motivarlo - «Tú eres como un elefante, que siempre va hacia
adelante y con fuerza para conseguir y proteger lo que te interesa. Si eso es
lo que te pesa, debes entender que hay que mirar hacia dónde vas a caminar y no
desatar tu fuerza sin tener claro tu propósito, ¿entiendes? Cada vez que te
vayas a abalanzar hacia adelante, recuerda que toda esa fuerza que hoy tienes
viene de las viejas heridas que el pasado te infligió, y que el poder que
tienes, esos grandes colmillos de marfil, han ido creciendo con el tiempo y el
aprendizaje, y los has puesto muchas veces como un gran escudo para protegernos
a quien quieres».
El chico se quedó en silencio
luego de escucharla. En su interior sentía cómo el gran yunque de culpa que
sobrecargaba su corazón se hacía cada vez más liviano gracias a la ayuda que
recibía de su compañera. Con esto, se dio un momento para desahogar aquel dolor
que había reprimido por mucho tiempo a causa de su pérdida, y apoyándose en
Akane pudo ver su motivación para seguir adelante, recordando a todas esas
personas que estuvieron antes y a quienes estaban junto a él en el presente.
«Isaac: Aunque lo perdí
todo, también es cierto que la vida me ha dado un nuevo lugar al cual
pertenecer, y valiosos tesoros que deseo proteger con cuerpo y alma si es
necesario» - lentamente se puso de pie y mirando hacia el cielo acarició su
cabello - «Recuerdo que esta forma de peinarme te gustaba, y por eso la uso
siempre... Recuerdo que te fastidiaba que me acercara a tu hermana, y por eso
sólo la observé desde la distancia... Recuerdo que te burlabas de mi edad, y
gracias a eso odio que me digan "pequeño"... Recuerdo la fuerza con
la que nos cuidabas... Selene, Walter, Karoll, Patrick... recuerdo lo que
significan para mi, y por eso no dejaré de avanzar, porque aunque no tuvimos el
mejor final, fue gracias a ustedes que pude tener un nuevo inicio en mi vida» -
dijo mientras secaba sus lágrimas y miraba a Akane - «y será por esos ojos
negros por los que puedo seguir» - susurró.
Luego de esto, sintió cómo su
brazo faltante regresaba a su lugar, a la vez su cuerpo se llenaba de paz,
dándole a entender que algo dentro de él había cambiado.
«Akane: ¿Dijiste algo,
pequeño?»
«Isaac: Ya te dije que
no me llames así».
«Akane: Vale, está bien»
- dijo con una gran sonrisa - «Me adelanto entonces. Te esperamos en la entrada
principal».
«Isaac: Está bien, ya
los alcanzo».
Supo desde el inicio que todo
era una proyección de su mente, pero agradeció sinceramente haber podido ver a
Akane justo cuando sentía que todo estaba perdido. Luego de unos minutos, el
chico se preparó para encontrarse con los demás, pero antes de salir, una
intensa luz alumbró el lugar cegándolo por un instante. Cuando pudo abrir los
ojos de nuevo, notó que ya no estaba en el laboratorio sino que estaba en un
pasillo frente a una misteriosa puerta. Avanzó hacia ella y la abrió con
cuidado.
«???: Al fin, Dr.
Priddy» - le dijo una misteriosa mujer - «lo estábamos esperando».
...
Ruta
de la Araña
Cubre el olvido con tus hilos, tejedora del destino
La nada, un extraño espacio en
blanco sin principio y sin final. El silencio y la soledad eran lo único que
acompañaban a Andy en ese desconocido lugar.
«???: Y yo que pensé que
era la que menos problemas tendría con esto» - se escuchó a lo lejos.
Andy se giró para ver quién le
hablaba, encontrándose con el viejo Alzir, que caminaba lentamente hacia ella.
«Andy: ¿Qué quieres
decir con eso?»
«Alzir: Cuando alguien
se somete a esta prueba con cargas en su pasado que ha querido olvidar o
simplemente las ha reprimido en lo más profundo de su mente, suele encontrarlas
aquí y enfrentarlas, pero tú... tú simplemente has negado tu pasado, y con eso
niegas tu existencia misma en el presente».
«Andy: Sigo sin
entender, pero...»
«Alzir: Digamos que la
vida en sí misma es un asunto de causalidad en el tiempo. Lo que eres hoy es
consecuencia de lo que has sido, lo que has sufrido y lo que has vivido antes
de llegar hasta aquí. Ahora bien, el riesgo es que tú has negado parte de eso y
no tienes pasado, y con eso, el presente de este mundo no te tiene permitido
estar».
El miedo la invadió en un
instante. Aunque no tuviera claridad total sobre lo que acababa de escuchar,
sabía que Alzir se refería a la posibilidad de que su mente terminara rota y
diluida en la eternidad del vacío.
«Andy: ¿Qué puedo hacer?
Según lo que dices, mi cuerpo tiene derecho a seguir porque él solo hecho de
estar es prueba de su pasado, pero...»
«Alzir: Así es, señorita
Swan. Es usted una persona muy inteligente» - le respondió con tono animado -
«Como dice, si terminara esto sin solucionar el extraño problema, afuera sólo
quedará un cuerpo vacío que no podrá ni siquiera despertar».
La chica de cabello rubio cayó
de rodillas, sumiéndose poco a poco en la desesperación de ver tan cerca su
final.
«Andy: Espero que al
menos ellos puedan estar bien» - susurró entre sollozos.
«Alzir: Un momento...
¿qué fue lo que dijo?»
«Andy: N-nada... sólo
decía que esperaba que los demás pudieran salir de esto».
«Alzir: Uhmmm» - el
anciano se paró tras ella y la levantó par dejarla de pie - «¿Por qué no
piensas en ellos en este momento que está a punto de desaparecer, señorita
Swan?»
«Andy: Ellos son lo
único que me queda» - respondió con temor.
«Alzir: Si dices eso
significa que solía tener algo más. ¿Quiere hablarme sobre eso?»
«Andy: Yo... yo tuve una
familia. Tuve muchos amigos cuando era niña y solía divertirme mucho. Ganamos
muchos concursos de ciencia, y avanzamos juntos en todo...»
«Alzir: Continúa, vas bien»
- dijo mientras estaba expectante mirando a otro lugar.
«Andy: Fui reconocida en
la universidad y mis amigos me felicitaron. Como eran los mismos que tenía
desde la escuela, no tuve que hacer nuevos compañeros en esa nueva etapa. Luego
nos graduamos juntos y después... después...» - sus lágrimas caían sin control,
desbordadas por la melancolía que inundaba su corazón.
«Alzir: Señorita Swan,
si su pasado ha sido tan feliz, ¿qué sentido tiene negarlo?»
Andy levantó su mirada ante
aquella pregunta, y notó como Alzir miraba hacia arriba. Ella hizo lo mismo, y
se encontró con una serie de pantallas situadas en círculo que flotaban
adheridas a una maraña de finos hilos de seda que salían de su espalda,
formando una gran telaraña. En cada una de estas se proyectaban diversas
imágenes de los recuerdos que ella acababa de mencionar.
«Andy: Estoy con el
señor Swan, su esposa y su hijo en la cena de navidad» - dijo al ver la
pantalla en la que se reproducían los recuerdos con su familia - «Yo tenía ocho
años en ese entonces, y comimos un... no...» - se detuvo por un instante al ver
cómo esas imágenes se distorsionaban hasta quedar en negro por completo - «Eso
nunca pudo pasar porque... ellos me despreciaban. Solían repetir que no merecía
un lugar en la vida, y la señora Swan me odiaba sólo por ser más talentosa que
su niño. Gracias a eso terminé apartada y nunca pude relacionarme con nadie
más, por temor a ser rechazada. Me esforcé por ganar concursos de ciencia ya
que me iba muy bien con inventar o construir cosas, pero eso terminó
hundiéndome más, pues los otros niños me odiaban por ganar siempre. Al final
dejé de participar y sólo me dediqué a mis estudios, pensando en que así no
molestaría a nadie, pero mis compañeros me trataban de rara y solían lastimarme
por tener las mejores calificaciones. Logré acabar en menos tiempo del
necesario para así escapar de esa tortura e ingresar a la universidad, donde
pensé que podría tener una nueva oportunidad, pero el temor de terminar igual
que antes hizo que no me acercara a nadie... esa ha sido mi vida, y por eso me
negué a aceptarla».
La gran telaraña empezó a
rodear a la chica, formando rápidamente un gran capullo que la dejaría
encerrada.
«Alzir: Es entendible no
querer seguir, pero si te encierras aquí ya no habrá nada por hacer, no podrás
volver y sólo te perderás en el vacío... ¿no hay ninguna razón por la cuál
prefieras avanzar antes que quedarte aquí?»
«Andy: Algo por lo qué
seguir» - susurró antes de que el capullo se cerrar por completo - «Ellos...»
Aquella cubierta de seda empezó
a fragmentarse y pequeñas partes caían al suelo, liberando lentamente a la
triste chica que estaba en el interior.
«Andy: Ellos me dieron
un lugar sin despreciarme, ellos me mostraron que no debo hacerme a un lado, me
ayudan a crecer, y por ellos... ¡¡por ellos quiero seguir!!»
La determinación que ahora
llenaba sus palabras retumbó en aquel escenario, convirtiendo en una nube de
polvo lo que quedaba de aquel capullo que antes tenía a su alrededor, y al
mismo tiempo, de su espalda se extendió una nueva telaraña de hilos dorados, de
los que colgaban pequeñas bolsas blancas.
«Andy: El primer
cumpleaños que me celebraron fue por ellos, la primera vez que nos quedamos a
dormir en el laboratorio, los días en el bar...» - cada recuerdo que mencionaba
rompía una a una las pequeñas bolsas que colgaban a lo largo de su nueva red,
dejando a la vista una foto de cada momento citado, hasta formar un inmenso
cúmulo de imágenes adheridas a la seda - «Por lo que fui llegué a esto que soy,
y por ellos quiero seguir aquí, para tejer mi futuro a su lado» - dijo con una
gran sonrisa que iluminó su rostro que hasta hace un instante sólo hospedaba
tristeza y desesperación.
«Alzir: ¡Muy bien
señorita Swan, muy bien!» - repetía con alegría y emoción luego de ver lo que
sucedía - «Al final es su futuro el que justifica su existencia, pues fue por
esto por lo que se permitió aceptar su pasado».
De nuevo la extensa red de
hilos empezaba a formar un capullo alrededor de Andy, pero esta vez no sería
para dejarla atrapada ahí, sino para ayudarla a avanzar a la siguiente etapa.
«Andy: Gracias» - le
dijo a Alzir, quien le daba una gran sonrisa como respuesta.
Ya había sido cubierta
totalmente, y la oscuridad fue su acompañante por un instante, antes de que se
iluminara poco a poco el nuevo escenario frente a ella que le mostraba una
desconocida puerta ante su ojos. Andy avanzó hacia ella y lentamente la abrió.
«???: Dra. Swain, pase
por favor. La estábamos esperando».
...
Ruta
del Águila
Para cazar el relámpago que danza en el cielo, deberá
dejar sus debilidades en la tierra
«???: Buenos días, Adam.
Ya son las 7:30, hora de levantarse».
«Adam: No, Noelle...
creo que hoy no lo haré» - contestó de inmediato.
«Noelle: No sabía que ya
habías despertado. ¿Sucede algo?»
«Adam: Sólo... sólo
estoy cansado de todo y no quiero moverme de aquí».
«Noelle: Oohhh, ¿tan
poco le duró la motivación al Dr. Silver? Pensé que lo de superar a la
directora iba en serio, ju ju» - dijo con tono burlón.
«Adam: ¡No fastidies!» -
respondió enojado mientras tomaba su teléfono para silenciar a su asistente.
«Noelle: No no, esp-»
De nuevo todo era quietud, y
Adam se giró en su cama para caer dormido otra vez.
...
«Adam: ¿Qué es lo que
suena? Noelle, Noelle» - le decía a su asistente mientras desactivaba el
silencio desde su brazalete. desesperado por callar el ruido que perturbaba su
sueño».
«Noelle: ¡Jm! ¿Qué
quieres ahora?» - le contestó molesta.
«Adam: ¿Qué es lo que
hace tanto escándalo?»
«Noelle: Sólo es tu
teléfono que lleva un rato sonando».
El chico recogió su celular del
piso para ver cómo la pantalla estaba llena de notificaciones por todas las
llamadas que había recibido de Sarah. De inmediato la contactó.
«Adam: Buenos dí-»
«Sarah: ¡Silver, ¿dónde
demonios estás?!» - se escuchó al otro lado de la línea - «Hoy tenemos que
probar el nuevo ajuste de relación, así que te esperamos en el laboratorio en
40 minutos».
«Adam: Pe-» - Se quedó
sin espacio para responder a la tormenta que recibió en esa llamada.
«Noelle: ¡Hu! No diré
nada» - susurró entre risas.
Lleno de enojo, Adam se levantó
de la cama y pasó a ordenarse de inmediato. En 20 minutos estuvo listo y caminó
enfurecido hasta la estación del tren.
«Noelle: Oye, ¿de verdad
estás bien?»
«Adam: Siento que no
aguanto nada. ¿Por qué debo correr si ella lo pide? ¿Por qué debo hacer lo que
ella ordene? ¿Por qué es ella y no yo quien ordena?» - poco a poco se
descargaba de algo que llevaba un tiempo carcomiendo su mente.
Pasó todo el trayecto hasta la
corporación desahogándose de lo que para ese momento representaba su mayor
carga. Cuando estaban por llegar a su destino, dejó de hablar al notar que los
demás pasajeros lo observaban entre risas y confusión. Trató de cubrir su rostro
y bajó corriendo, lleno de vergüenza por lo sucedido.
«Adam: Jajajaja, soy un
idiota».
«Noelle: Al menos ya te
ríes».
Adam se detuvo al escucharla.
Respiró profundo y luego de una rápida mirada al cielo, continuó su camino.
«Adam: Perdón por lo de
hace un rato. Sólo me frustra ver que muchas cosas siguen igual sin importar lo
mucho que me he esforzado».
Al llegar al laboratorio se
encontró con sus compañeros, quienes corrían por todo el lugar organizando todo
para lo que debían presentar.
«Sarah: Dios, Silver...
luego hablamos de esto. A las 11 hay que iniciar, así que sólo tenemos una hora
para preparar todo».
En silencio Adam inició con sus
labores, trabajando en conjunto con sus otros compañeros. Aunque nadie lo
mencionaba, todos eran conscientes de lo innecesario de la actividad que
estaban por llevar a cabo, pues sólo se hacía para satisfacer el deseo de Kay
por mostrar un "avance", pero en realidad los modelos que hasta ahora
tenían no habían significado mayor avance en el proyecto. Aún así, expusieron
todo de forma decente y lograron obtener comentarios positivos por parte de los
ejecutivos enviados por la directora administrativa.
Ya había entrado la tarde y los
chicos terminaban de recoger todo para luego pasar a escribir el informe del
día, con lo que terminarían su jornada laboral, así que se dirigieron a la
oficina del laboratorio y se ubicaron en sus escritorios. El desgaste innecesario
de lo hecho en la mañana y la tensión que se sentía entre Adam y Sarah hizo que
ninguno quisiera hablar o establecer tema de conversación, hasta que la
directora se dirigió con dureza al joven químico.
«Sarah: Entonces Silver,
¿vas a explicar tu llegada tarde?»
«Adam: No es nada de
interés» - respondió cortante sin dejar de ver la pantalla de su computadora.
Escuchó cómo su compañera se
levantó del asiento y caminó hacia él. Preparado para la discusión, tomó aire y
volteó a verla, pero lo que se encontró fue algo totalmente diferente. Sarah se
puso en cuclillas junto al escritorio de Adam, haciéndolo sentir encerrado por
una calidez inesperada.
«Sarah: Esto... sabes
que si tienes algún problema puedes hablarlo conmigo o con cualquiera de nosotros»
- le dijo antes de mostrarle una bella y amable sonrisa - «Somos tus compañeros
y estamos para apoyarte».
Adam se vio atacado por el
flanco al cual no le había puesto ninguna defensa. Al verse reducido en todo
aspecto, lo único que pudo hacer fue dejar imprimiendo su informe y salir
corriendo de ahí. Al llegar a casa, tiró su maleta al suelo y se dejó caer en
el sofá, agobiado por lo sucedido.
«Adam: Soy patético,
¿verdad?»
«Noelle: Jajaja, ni que
lo digas» - respondió burlándose.
«Adam: No ayudas en
nada...»
«Noelle: No sé qué
esperas que diga si te veías tan valiente diciendo "no es nada de
interés", pero luego saliste huyendo de ahí cuando ella amablemente te
ofrecía ayuda. ¿Esperas que el gran Adam Silver reciba una felicitación?»
Adam se levantó y fue a la
cocina a tomar un poco de agua y lavarse la cara.
«Noelle: ¿Por qué te
pones así con todo lo que tiene que ver con Sarah? Pareces obsesionado con
ella... o enamorado».
«Adam: ¡Nada que ver con
eso!» - contestó de inmediato - «No es ni amor ni obsesión, sólo que...»
«Noelle: ¿Sólo qué?» -
preguntó mientras empezaba a proyectar su holograma a través del brazalete de
Adam.
«Adam: Hace unos años
solía vivir en una burbuja conceptual. Crecí pensando ser un
"prodigio" por diversos aspectos que en realidad no eran tan únicos,
pero aprendí que Adam Silver realmente no era para nada especial luego de
conocer sobre la existencia de una chica dos años menor, que acaparaba la
atención del mundo científico sin siquiera dejar salir una pica de emoción...
Su aparición llegó en el momento en que empezaba a quedarme sin ganas de
seguir, y el deseo de alcanzarla y rebasarla fue lo que me motivó a continuar
mi camino con tal de acercarme a lo que era ella, y probarle que había otro que
podía estar a la par de su magnificencia» - regresó al sofá y puso el brazalete
sobre su pecho.
«Noelle: Ohhhh, o sea
que sí estás enamorado...»
«Adam: Te voy a sil-»
«Noelle: ¡No no! Sólo
era una bromita *fiu fiu*» - río imitando a Sarah.
«Adam: Pareces una
niña... Cómo sea, siento que llegué al tope de mi capacidad, y mientras veo
cómo los demás crecen, yo me quedé atrás, estancado, como si hubiese alcanzado
el final de mi camino para mejorar...»
«Noelle: Tal vez
deberías empezar a ver las cosas de otro modo, pero partiendo desde el punto en
que reconoces que tienes fallas y debilidades... ¿Has escuchado hablar de la
Renovación de las Águilas?»
«Adam: No sé qué es
eso».
«Noelle: Mira, ya sabes
que las águilas son grandes cazadoras del cielo y suelen vivir mucho tiempo,
pero para alcanzar esos sesenta o setenta años que pueden llegar a durar, deben
enfrentarse a sus propias debilidades, o bueno, deben elegir si las superan o
no» - Adam se sentó y puso a su asistente en la mesa que tenía en el centro de
su sala, para quedar de frente a su pequeña proyección y prestarle la mayor
atención posible - «Cuando se acercan a esos de los cuarenta años, empiezan a
sufrir varias complicaciones que les impiden desarrollar su vida normal. Sus
uñas se ajustan en exceso y se vuelven flexibles, lo que impide que puedan
sujetar a sus presas. Al mismo tiempo su pico se curva mucho, haciendo que
apunte hacia su pecho y no permita agarrar su comida como suele hacerlo,
mientras que el mismo paso del tiempo hace que sus plumas se desgasten y
envejezcan, causando que sus alas no funcionen en debida forma por el peso y la
ruina de su plumaje. Es aquí cuando el águila debe tomar una difícil situación:
O acepta pasar unos días de sufrimiento para superar sus dificultades, o se
queda así esperando la llegada de la muerte».
«Adam: ¿Y qué es lo que
deben hacer para no morir?»
«Noelle: El águila vuela
a lo alto de una montaña, fijando un nido cerca a una piedra fuerte y grande.
Pasarán entre cuatro y seis meses ahí, desprendiéndose de todas sus piezas en
mal estado pasando por un proceso bastante doloroso.
Primero va por su pico; empieza
a golpearlo contra la roca hasta que lo arranca de su rostro para luego esperar
un tiempo mientras este crece de nuevo en mejores condiciones. Cumplido esto,
pasará a usarlo para arrancar una a una sus garras y talones, los cuales
también crecerán de nuevo luego de varios días. Después de toda la espera, y ya
con sus nuevas uñas, empezará a quitar el viejo y desgastado plumaje de sus
alas, para que este se renueve y le regrese el poderío de su vuelo. Al
terminar, podrá seguir surcando imponente los cielos por otros treinta años...
Tú eres como un águila en este momento, Adam. Aceptas tus debilidades y
trabajas por quitarlas y renovarte, o continúas sin hacer ningún cambio,
quedándote atrás de los demás... esta es la disyuntiva que ahora se posa en tus
manos».
Adam se quedó en silencio por
un momento. El fuerte déjà vu de ese instante le mostró en su mente muchas
imágenes de momentos futuros en los que compartía con sus compañeros de
trabajo, viendo cómo se había desarrollado el camino que él había elegido en su
momento, el de no hacer nada, pero esta vez sabía que podía hacer algo
diferente.
«Adam: Algo me dice que
seguir sin hacer nada no será la mejor opción para mi futuro pero, ¿qué es lo
que debo arrancar de mi?»
«Noelle: Eso sólo tú lo
puedes responder, "cazador"» - aquella palabra retumbó en su
interior del chico, haciéndolo sentir una gran revelación que renovaba su forma
de ver las cosas - «Pero aunque debes replantear varias cosas, recuerda que
debes definir si realmente tu objetivo está claro, o si en realidad tu mirada
ve como presa a quien no lo es...»
«Adam: Es cierto... no
puedo ver a uno de mis compañeros como una amenaza o alimento , cuando en
realidad es mi apoyo en la verdadera cacería».
«Noelle: Es correcto,
querido Adam.
Así, aquel chico de ojos
carmesí inició un extraño proceso en el que aceptaba sus partes frágiles que
flaqueaban, lo cual era realmente difícil para alguien que había crecido
encerrado en una burbuja de ego sostenida por la idolatría del sector académico
que lo había rodeado.
«Adam: Sarah... Sarah es
mejor que yo a fin de cuentas, y si en realidad quiero alcanzarla debo empezar
reconociendo su poderío, y sobre todo entender que no quiero estar por delante
de ella, sino poder ser fuerte para estar a su lado...»
El chico se puso de pie y cerró
los ojos, mientras sentía como sus dolorosas cargas se desprendían de él,
preparándose para darle lugar a un nuevo Adam que se disponía a afrontar sus
desafíos con una nueva visión, pero para cuando abrió sus ojos y aprestaba sus
palabras para agradecerle a Noelle, se dio cuenta que ya no estaba en su sala
sino frente a una puerta desconocida. Avanzó hacia ella y sin entender qué
pasaba la abrió.
«???: Bienvenido, Dr.
Silver. Esperábamos por usted para poder empezar».
...
Tras aquella entrada se
encontraba un escenario ya conocido para él. Sus compañeros, quienes estaban
igual de confundidos, estaban sentados frente a alguien cuyo rostro se hacía
familiar. Era la Dra. Irene Fawks, la psicóloga de recursos
humanos que estaba dentro el grupo de trabajo dirigido por Kay.
«Irene: Bueno chicos,
han superado sus pruebas individuales y hemos pasado a una conclusión grupal, y
ya que estamos todos les explicaré qué es esto» - se puso de pie y le entregó a
cada uno una tablilla que sujetaba una hoja en blanco y un lápiz. - «El Dr.
Larssen solicitó adelantar una serie de actividades para mejorar sus
relaciones, y para lograr esto buscamos cumplir tres objetivos personales que
son: Conocerse a si mismo, darse a conocer y conocer a los demás. Hoy
trabajaremos en el primer punto, y para esto ustedes deberán dibujar en la hoja
que les entregué un animal o cosa con el que puedan identificar lo que son en
este momento. Por favor alejen un poco sus asientos para que no puedan ver lo
que hacen los demás. No es necesario que hagan un dibujo de alta calidad, así
que sólo tendrán una hora para esto» - dijo con un tono amable de maestra de
escuela, antes de salir de aquella sala.
Aquella mezcla entre los
recuerdos del pasado y la vivencia del presente agobiaba las mentes de los
cinco chicos, pero aún así entendían que era parte de la prueba a la que Alzir
los había enviado, y que ya se encontraban juntos de nuevo, notando además que
los complejos momentos que cada uno había pasado en las pruebas individuales
antes de llegar ahí les había permitido conocer y afrontar diversas
dificultades que, desde el pasado, habían dejado pesadas cargas, pero gracias a
esto ahora podían avanzar para estar juntos.
Sin titubear, cada uno plasmó en
su hoja lo que ya tenían claro a causa de lo sucedido antes, dándoles la gran
satisfacción de sentir un nuevo aire en sus corazones y mentes. Sólo pasaron
veinte minutos cuando decidieron llamar de nuevo a Irene, quien procedió a
recibir sus hojas y explicar la continuación.
«Irene: Bien, veo que
tienen claro muchas cosas de lo que son actualmente - dijo con tono alegre -
Con esto claro, podrán compartirle ahora a sus compañeros el porqué de su
elección, avanzando así al segundo objetivo personal. Empecemos entonces
coooon... a ver, el lobo».
«Akane: Sí, es mío» -
respondió mientras se ponía de pie - «Lo elegí porque quiero proteger a lo que
es valioso para mi con la misma valentía con la que un lobo protege a su
manada».
«Irene: Vaya, eso estuvo
muy bien. Serás entonces una gran protectora» - añadió con su típica sonrisa -
«Ahora sigamos con este, la araña».
«Andy: Es mío... elegí a
la araña para identificarme porque quiero ser yo quien teja mi propio destino».
«Irene: Bastante
profundo, Dra. Swan. Muy bien, veo que avanzaremos muy rápido con esto» - se
detuvo un momento para tomar un poco de agua y ordenar las hojas - «Hmmm, este
se ve interesante... creo que es un elefante».
«Isaac: Me alegra
que haya entendido que ese garabato si era un elefante» - dijo apenado -
«Quiero convertirme en un ser resistente, que use la fuerza de su pasado para
ser el escudo de su futuro, por eso dibujé un elefante, o bueno, eso intenté».
«Irene: Muy bien Isaac,
que hermoso deseo. Bien, pasamos al león».
«Sarah: Mi dibujo
también es bastante irregular *fiu fiu*, pero si, me identifico con
el león porque he decidido aceptar mi posición como líder, dispuesta a hacer y
sacrificar todo por los míos».
«Irene: Una mujer
valiente tiene metas difíciles, pero eres una persona muy capaz. Muy bien, Dra.
Spring... y finalizamos con el águila».
«Adam: Si, el águila me
representa porque elegí aceptar mis debilidades para así renovarme con el fin
de poder superarlas y a la vez alcanzar lo que quiero» - dijo mirando a Sarah.
«Irene: Ohhh, ya veo...
espero que lo consigas» - dijo en voz baja - «Muy bien chicos, con esto se da
por superada la prueba, así que felicidades».
Con una gran sonrisa pero sin
decir nada más, la Dra. Irene abandonó la sala. En ella quedaron los cinco
chicos que no sabían qué debían hacer, así que guardaron silencio por un
momento.
«Isaac: Bueno, y aho-»
Su pregunta fue irrumpida por
un extraño sonido que proveía de la pared frente a ellos. Pudieron ver como
poco a poco se quebraban las paredes a su alrededor, y en un instante se
deshizo todo para dar paso a un escenario totalmente blanco, donde se encontraron
con el viejo Alzir.
«Alzir: Me alegra verlos
de nuevo. Felicitaciones por superar la prueba de la mente. ¿Tienen
algo por decir antes de regresar?
Los chicos se veían cansados y
confundidos, pero optaron por mantenerse en silencio y esperar instrucciones.
«Alzir: Bieeen, fue
bastante difícil así que no los retendré más aquí» - chocó su báculo contra el
suelo y de ahí se levantó un portar ancho y oscuro - «Al cruzar esta puerta
volverán a sus cuerpos. Les recomiendo que se queden quietos mientras regresan,
y debo advertirles también que sus cuerpos tardarán unos minutos en asimilar el
proceso que acaban de vivir, así que no se angustien por no poder moverse, que
no durará mucho» - el grupo avanzó hacia aquella mancha y ya dentro de ellas
empezaron a sentir cómo eran absorbidas sus existencias. Sus expresiones algo
confusas pero aliviadas daban cuenta de la presión que habían soportado, pero
aún así estaban alegres por poder curar algunas viejas heridas.
El portal empezó a cerrarse y
ellos se prepararon tal y como lo indicó el guía. Se miraron entre todos y
sonrieron al sentir la fuerza con la que ahora su vínculo se sujetaba, pero
aquella calma se vio interrumpida sin explicación.
«Alzir: Creo que mejor
tú te quedas conmigo».
Sin que ninguno pudiera
reaccionar, Alzir tomó el brazo de Adam y lo haló hacia él para sacar al chico
del portal, el cual cerró de inmediato con un sutil movimiento de su báculo.
Sus compañeros desaparecieron sin más, y ahí sólo quedaba el miedo que le hacía
sentir la situación al joven químico.
«Alzir: Tú y yo tenemos
un par de cosas por hablar»...
...