sábado, 15 de agosto de 2020

Re-visión

IX. Re - visión


«Para el momento en que ingresamos a Binary-S sabíamos que haríamos parte de un importante proyecto, pero ninguno de nosotros asimilaba el peso que nuestras acciones podría tener en el futuro de la corporación. Durante el tercer mes, y por sugerencia del Dr. Larssen, tuvimos que pasar por una serie de actividades con el fin de lograr mayor adaptación como compañeros, así como a las exigencias y responsabilidades que tendríamos como equipo principal del Proyecto Eternal.

El fin de todo esto era cumplir con tres puntos: 1. "Conócete a ti mismo"; 2. "Date a conocer"; y "3. "Conoce a los demás". Sonaba como una típica actividad obligatoria del Departamento de Recursos Humanos, pero a medida que avanzaba, entendíamos que no era tan fácil como al inicio pudimos considerarlo, pues el pasado aún tenía espinas que punzaban el presente.

Dos días después de ser informados sobre todo esto, nos reunieron a primera hora en una de las salas de conferencias para darle inicio a todo este proceso. La primera prueba consistía en dibujar en una hoja un objeto o animal con el que identificáramos nuestra forma de ser en la actualidad, y que al mismo tiempo sirviera para que los demás supieran cómo cada uno se veía a sí mismo. Nos ubicaron distanciados de los demás, y tuvimos poco menos de una hora para hacerlo, y como si fuéramos niños de colegio empezamos con la actividad.

¿En qué ayudaría todo esto? Era evidente que representarse en algo permitía cumplir el primer objetivo, pero lo que no resultaba tan esperado era que al finalizar el tiempo, ninguno de los cinco hubiese sido capaz de completar lo que nos pidieron... si, una hora después, las cinco hojas seguían en blanco.

Aunque desconocía las razones de los demás, yo no pude hacer nada porque nunca me había detenido a pensar en mi, en lo que podía identificarme o si realmente había algo distintivo en lo que yo era. En ese instante noté que, hasta el final de la universidad, pensaba que el ser un "gran genio", me hacía especial, pero al conocer la existencia de Sarah, supe que lo que yo no tenía nada de extraordinario.

Durante los siguientes días, el ambiente en el laboratorio estuvo algo tenso. Conocíamos el contenido inexistente de las hojas de los demás, y aunque a todos nos pesaba la curiosidad, no teníamos la confianza suficiente para hablar de eso. En su lugar, nos limitamos a hablar exclusivamente de lo relacionado a nuestro trabajo. Sin embargo, el impacto de aquel ejercicio se vio reflejado en nuestro rendimiento, pues la pésima presentación de informes y los pobres avances obtenidos hasta el momento evidenciaron la desconexión que existía al interior del grupo.

«Noelle: Vaya, parece que ninguno tiene la mente tranquila» - dijo cuando estábamos ya en casa. Esa noche no llegaba con el cansancio o la emoción por lo hecho durante el día, sino que traía un sinsabor de ver cómo no podíamos acoplarnos. No pude responderle nada a Noelle. El sólo hecho de relacionarme con otras personas ya era algo difícil para mi en esos momentos, así que tratar de entender lo que nos ocurría estaba realmente fuera de mi capacidad.

Esa situación duró poco más de una semana, hasta que fuimos llamados nuevamente por Kay.

«Kay: La Junta Directiva está algo inconforme con la situación actual del proyecto. Si bien inició hace poco, hay cosas que no le han caído de buena forma a los de arriba» - nos dijo cuando apenas nos alistábamos para ingresar al laboratorio - «Luego de la hora de almuerzo, los estarán esperando en la Sala de Juntas del séptimo piso del Bloque Administrativo para tratar de arreglar esto... No olviden que sus errores propios no pueden arrastrar a los demás, pero tampoco deben dejar que el error de otro los contamine a ustedes».

Aunque su fría presencia bastaba para congelar el lugar y todo lo que estuviera en él, sus últimas palabras dejaron en mi pecho una pequeña chispa que creció en un instante al ver a mis compañeros. ¿Mi declive era culpa de otro, o era yo el culpable de que el trabajo del equipo fuera irregular? No, no podía ser mi culpa, o eso quise pensar luego de notar que el rostro de los demás expresaba una idea similar a la mía.

Lo dicho por Kay Larssen había tocado con precisión la fibra más sensible, y en lugar de evaluar lo negativo y buscar una solución en conjunto, ahora sólo estaba lleno de un desafiante impulso dispuesto a esforzarse al máximo por demostrar que la culpa era de todo y todos los demás, pero en ningún aspecto era mía.

Así llegó la hora en que tuvimos que dirigirnos a la oficina a la que se nos había indicado. Ingresamos a la pequeña sala para esperar a que llegaran los encargados de explicar qué debíamos hacer. Aún nadie había dicho nada, pero el ardiente ambiente que se había instalado daba a entender que aquella flama de egoísmo estaba encendida en todos nosotros, y el primer vistazo de esto no tardó en aparecer.

«Isaac: Espero que salgamos de esto rápido, aunque dependerá de que no entorpezcan todo, como lo han hecho los últimos días» - dijo con tono retador, mientras dejaba salir una irónica sonrisa.

«Andy: ¡¡¿¿Eeehhh??!! Quién te crees tú» - respondió alterada, lo cuál resultó inesperado para todos, pues hasta ese instante ella era quien menos se había expresado - «Si por algo estamos así es por los problemas que sus códigos han causado».

«Akane: A mis líneas de código no las incluyas ahí. He cumplido con mi parte sin ningún problema, así que a m-»

«Isaac:¡JAJA! Me agrada que insinúes que el error es mío cuando fui yo quien tuvo que corregir tus "descuidos"».

Las miradas de Isaac y Akane chocaban con la misma intensidad con la que lo hacían sus palabras. ¿Qué tan sensibles estábamos en ese momento? Aunque no habíamos podido hablar durante esos días sobre lo que nos pasaba, se hacía cada vez más notorio que habíamos dejado acumular tanta presión y estrés que en ese momento todo se desbordó sin control.

«Sarah: ¡Por favor, cálmense! No nos trajeron aquí para discutir a causa de todos los problemas que han generado. Quédense en...»

Las palabras de la directora Spring dejaron de circular por mis oídos. Mis pensamientos bloquearon su paso luego de lo que acababa de decir. ¿Cómo que "los problemas que han causado"? ¿Acaso piensa evadir su responsabilidad, o peor aún, decir que es culpa de todos menos de ella? Mil cosas se escuchaban en mi cabeza hasta saturarla por completo, dejando que se condensaran para salir por mi boca sin ningún filtro.

«No creo que tenga lugar a insinuar algo, Dra. Spring, luego de que, como directora de este grupo, no haya sido capaz de dirigirlo de manera correcta para superar una crisis tan simple como esta» - dije. La sala quedó muda en un instante, y en cuanto pude notarlo, los ojos de Sarah habían fijado sobre mi un agudo odio que hizo recorrer un sutil escalofrío por mi espalda, y antes de que pudiera reaccionar o decirle algo, fue la mano de Akane la que me sacó de mi leve letargo y me regresó de un golpe a la realidad.

«Isaac: Uhh, eso dolió» - susurró.

La respiración alterada de Akane, la mejor amiga de Sarah, era lo único que se escuchaba luego de que el eco de la bofetada que acababa de recibir se dispersara. Todos nos apartamos y nuestras miradas no volvieron a cruzarse a partir de ese momento. La ya inestable relación entre nosotros se acababa de romper del todo, pero... no, no era mi culpa en lo absoluto; todo estaba así a causa de sus errores y sus peleas tontas.

Minutos después, Kay llegó junto a otras dos personas quienes se encargarían de la siguiente actividad. De inmediato pudo notar el estado en que se encontraba el grupo y abandonó el lugar sin decir nada, dejando atrás una dura mirada de decepción que para ese momento poco o nada me importaba, pues mi mente trataba de asimilar lo ocurrido antes. Lo que ninguno pudo predecir fue que nuestro desempeño sería tan malo que nos hizo ver que aquella expresión con la que Kay se fue era un augurio del horripilante resultado obtenido. Ni siquiera fue necesario completar el ejercicio, pues desde antes de iniciar ya habíamos fallado.

Luego de esto, el Dr. Larssen ordenó la suspensión del trabajo presencial para nosotros, y nos delegaron funciones alternas durante una semana. ¿Cuánto le iba a costar esto a la corporación? ¿Por qué Kay se empeñaba en buscar alternativas para nosotros, aún cuando empeorábamos cada vez más? No creo que fuera difícil para Binary-S reemplazarnos o reubicarnos en otras labores mientras le encomendaba el proyecto a profesionales con mejor desempeño.

Aquellos días se hicieron eternos, además que la carga de trabajo se había incrementado, pues tuvimos que cumplir con tareas que inicialmente no nos correspondían, como era el tedioso manejo del archivo digital. Habíamos actuado como niños problemáticos y esa era la forma que Kay había elegido para hacernos entender lo mal que estuvo eso. Aún así, nos había preparado una nueva actividad. El siguiente viernes en la noche nos llegó el mensaje informando que en la mañana iríamos a una pequeña casa de campo situada a la salida sur de la ciudad. Era inesperado todo, y no tenía claro que sucedería, así que estuve discutiendo con Noelle sobre todo lo que había pasado hasta ese momento.

«Noelle: Creo que el mejor primer paso que se puede dar es aceptar que lo hecho está mal».

«Aún no siento que sea del todo así» - le respondí a la pequeña proyección - «Como ya te dije, sí deberíamos reconocer que estamos actuando como pequeños estudiantes que tienen una pelea en la escuela primaria, pero...» - me quedé pensando por un momento en mil excusas para justificar que lo que yo hacía no estaba mal, a diferencia de lo que habían hecho los demás.

«Noelle: Pero también creo que era necesario que dejaran salir lo que tenían reprimido hasta ese momento. Reaccionar de esa forma es parte de lo que son, es parte de lo que eres, Adam».

Me detuve por un instante al escuchar eso. Mi intensa búsqueda de justificaciones había sido abatida por una idea que no había tenido lugar en mi cabeza. «Entonces... esas son las verdaderas caras de lo que somos ahora. ¿Conócete a ti mismo? hay que llegar a lo desconocido, o incluso desconocerse para lograrlo, y entender que hay que aceptar lo que somos para dejar que esos lados ocultos se revelen y así poder avanzar» - le respondí.

«Noelle: Los humanos se complican demasiado para solucionar problemas simples, pero eso es lo que lo hace ver divertido. Sus emociones son tan extrañas y cambiantes que hacen todo muy dinámico... y envidiable en ocasiones».

«Sí que somos cambiantes, pero eso no lo hace nada divertido sino tonto» - le mencioné mientras me acostaba, listo para dormir - «lo realmente envidiable es poder solucionar todo de forma lógica, para así ahorrar tiempo y cualquier otro tipo de incomodidad emocional, como lo que sucede con el grupo actualmente».

«Noelle: No, no se trata de eso, y no es nada envidiable» - irrumpió - «Ya conociste algo nuevo sobre quién eres, y ya le mostraste eso a tus compañeros. ¿Cómo vas a superar la última prueba? Es tu humanidad la que te ayudará a resolver esto».

«Humanidad, ¿eh?» - fue lo último que dije antes de caer en un profundo sueño»»



[...]



Un seco golpe de madera se empezaba a escuchar a la distancia, y poco a poco se hacía más cercano. Segundos después, aquel ruido fue opacado por un estruendoso sonido similar a un silbato que retumbaba por todo el extenso pasillo y se filtraba por las hendiduras que dejaban las puertas, despertando a los chicos de inmediato.

«Adam: ¡¿Qué dem- ¡Noelle!» - dijo asustado mientras se levantaba de su cama.

«???: ¡¡Hora de despertar, niños. Tienen 40 minutos para estar listos!!» - El viejo mago les alertaba por el día que marcaría el inicio de su "entrenamiento".

Faltando diez minutos para que se cumpliera el plazo que les había dado, Alzir apareció de nuevo para guiarlos a su siguiente destino. En ese momento ya todos estaban listos pero no habían salido de sus habitaciones.

«Noelle: Por ahora no creo que sea prudente revelarme, así que estaré aquí en silencio» - le dijo a Adam a través del canal mental.

Sin decir nada, siguieron al anciano que los encaminó hacia el comedor auxiliar donde los esperaba una extensa línea de platos llenos de cosas que se asemejaban a frutas, panes y carnes, y aunque eran totalmente desconocidos, tenían muy buen olor. Cuando estaban por terminar de comer, dos personas similares a las que les habían servido la cena de la noche anterior entraron a servir una extraña bebida en unas relucientes copas doradas. «No lo beban aún» - dijeron al mismo tiempo antes de retirarse.

«Alzir: Como ya saben, la preparación ordenada por el señor Cástor iniciará hoy. Todo lo que se va a hacer está enfocado en acondicionar los tres aspectos más importantes a la hora de luchar en este mundo: la mente, el cuerpo y la cualidad regente. Aunque el correcto funcionamiento del cuerpo y la mente durante la batalla dependen en su totalidad del control de la cualidad, es necesario preparar los dos primeros para que puedan tolerar las fuertes cargas que recaerán sobre ustedes al momento de usar el poder que les otorga el tercer factor».

Alzir detuvo su discurso al notar la intranquilidad en el rostro de los chicos, quienes habían dejado de comer luego de escuchar lo que él acababa de decir.

«Andy: Disculpe... ¿A qué se refiere con "luchar"? No creo que podamos tener la más mínima oportunidad contra la fuerza de pelea de la gente de este lugar» - dijo entre una risa nerviosa.

«Alzir: Ah, es cierto. Hasta ahora sólo han presenciado la violencia de nuestros señores. Se puede decir que ellos son los más fuertes de la región, pero tanto su complexión como la de todos nosotros no dista de ser similar a la de ustedes» - respondió luego de un largo suspiro.

El viejo hechicero se puso de pie y sacó una daga de la pequeña bolsa que llevaba atada a su cintura. Tomó un paño para limpiarla y luego se hizo un profundo corte en el antebrazo derecho. Los demás observaban con expectativa mientras seguían asombrados por lo que pasaba.

«Alzir: Aunque seamos diferentes, somos seres similares. Nuestros cuerpos pueden resultar heridos de la misma forma que los suyos» - afirmó antes de levantar su báculo y susurrar un par de palabras incomprensibles para el resto del grupo, que veían cómo aquella herida se cerraba lentamente - «La diferencia entre ustedes y nosotros están en el manejo de nuestra habilidad, pero para que puedan llegar a esto es necesario que primero conozcan sus capacidades y talentos, así como ya lo ha hecho la señorita Spring».

Alzir esbozó una gran sonrisa mientras ellos seguían bastante confundidos. Aún así, ya habían llegado al punto de aceptar su nueva realidad, y la inconsciente confianza que les daba el poder trabajar con su equipo los impulsaba para enfrentar lo que vendría. Luego de esto, el viejo hombre regresó a su lugar y señaló la copa en la que habían servido la misteriosa bebida.

«Alzir: Cuando apenas terminen de comer, esperaremos unos minutos para que se preparen, y luego beberemos esto para así dar inicio».

«Sarah: Disculpe, señor Al-»

«Alzir: Alzir» - irrumpió - «no es necesario el "señor". Desde ahora pasaremos mucho tiempo juntos, así que las formalidades no serán necesarias».

«Sarah: Entiendo... Alzir. ¿Podría informarnos acerca del entrenamiento? Lo que debamos hacer y así...» - respondió con timidez. Aún era algo nuevo e inesperado el entorno de amabilidad que plantaba el viejo mago, que antes había establecido con ellos una lejana relación gobernada por la apatía.

«Alzir: Oh, si si, olvidé que no acabé de explicar eso. Digamos que nuestra existencia es como un conjunto de piezas creadas por el tiempo, y para poder pulirlas debemos conocer el "momento" sobre el cual se tiene que trabajar» - respiró profundamente y apoyó sus codos en la mesa para poner sus manos frente a él - «Nuestra mente es el pasado, pues la forma en la que pensamos y actuamos en este instante se ha moldeado por lo que hemos recorrido antes en el camino de la vida. Para entender bien y saber "qué somos" es necesario revaluar cada paso dado para así ubicar y enfrentar los baches que nos encontramos antes y sobre los cuales no tomamos las mejores decisiones. Del mismo modo, el presente es el punto en que nos enfocamos al hablar del cuerpo. Este recipiente debe entrenarse según las necesidades, siendo conscientes de su capacidad actual, aceptando la realidad que el "hoy" nos pone al frente. Con esto no hay mayor complicación, es sólo preparar nuestro físico con ejercicios aptos para el desempeño que deseamos, pero esto no se hace con el fin de convertirlos en una roca del músculo como el señor Aldebarán, sino que se busca alcanzar la mejor condición para el paso que sigue... la "cualidad regente", el atributo natural de habilidad que tiene cada persona que se relaciona con los Primeros Astros» - tomó un pequeño vaso de la mesa y lo llenó con agua.

«Isaac: Eso significa que...»

«Alzir: Significa que de algún modo, ustedes están relacionados desde su origen a este mundo, pero eso no me corresponder aclararlo, así que despreocúpense de eso que luego obtendrán las respuestas a toda duda que esto les genere. Por ahora, ¡volvamos a lo nuestro!» - exclamó con gracia antes de soltar el vaso que tenía, dejándolo suspendido en el aire - «En mi caso, tengo la habilidad de controlar el aire, y mi cualidad regente me permite hacerlo a escalas bastante catastróficas, aunque no es su única forma de uso. También puedo usarlo para técnicas curativas, aunque son de muy bajo nivel, a diferencia de la gran habilidad de su compañera Sarah» - lentamente bajó el vaso y lo dejó sobre la mesa - «El enfoque del entrenamiento para la cualidad regente es el futuro. Deberán secar las lágrimas del pasado para poder ver con claridad el camino que el futuro les depara, el cuál deberán recorrer con pasos fuertes y seguros».

La curiosidad y el ansia por ver el desarrollo de esta fantástica prueba invadía a los chicos, a quienes la expectativa, la emoción y los nervios se les dibujaban con claridad en el rostro. A excepción de Adam y sin esperar nada, los demás se pusieron a disposición para el inicio de la primera etapa.

«Alzir: ¡Bien! Si ya están listos, podemos empezar» - tomó la brillante copa dorada e hizo una señal para que hicieran lo mismo.

Adam vió el transparente líquido y de inmediato lanzó una alerta a sus compañeros.

«Adam: ¡Esperen! no lo beban» - dijo sobresaltado.

Había notado algo demasiado extraño. Aunque aquella bebida cristalina fuera aparentemente inofensiva, él había podido ver lo irregular de su composición. Pequeñas manchas de colores parpadeaban en él, exhibiendo una cadena de reacciones químicas bastante volátiles y desconocidas que despertaron en el chico una fuerte sensación de peligro.

«Alzir: ¿Qué sucede, joven Adam?»

«Adam: N-no se ve bien este líquido... parece algo inestable. ¿Podría decirnos qué es?»

«Isaac: Es como agua, Silver. No es necesario ser paran-»

Su comentario fue irrumpido por la sorpresa que le generó el brusco y veloz movimiento que Alzir acababa de hacer. En un segundo, aquel anciano había desaparecido de su lugar y ahora estaba muy cerca a Adam mientras lo miraba fijamente.

«Alzir: Tus ojos... ya veo» - susurró antes de apartarse.

Todos observaban inmóviles la escena atemorizados al ver la fuerte reacción del hombre que hasta hace unos segundos conversaba amablemente con ellos.

«Alzir: Oh, lo siento» - dijo entre risas - «Sólo me sorprendí mucho, pero no importa» - ordenó su túnica con calma y lentamente regresó a su silla, caminando con un ritmo más acorde a su "aparente" edad avanzada, e ignorando el evidente temor de los chicos les siguió hablando - «Lo que vamos a beber es un elixir elaborado por Alhena, diseñado para ubicarnos en un entorno creado por la mente. Su composición es bastante compleja, tal y como su compañero ya lo ha mencionado, pero no es algo que les vaya a lastimar el cuerpo».

«Sarah: ¿Y la mente?»

«Alzir: Eso... dependerá de ustedes. De esto se trata esta etapa de su entrenamiento».

«Sarah: ¿Y a qué se refiere con "ubicarnos"? ¿Usted irá con nosotros?»

«Alzir: No no, por supuesto que no. No entraré a la privacidad de sus memorias, pero estaré en un punto lo bastante cercano como para poder observar sus avances y rescatarlos en caso de que estén a punto de fragmentarse, lo que causaría que sus conciencias se despedazaran y se disiparan en el espacio, sin poder retornar a sus cuerpos».

Por unos momentos todo quedó en silencio. Las dudas eran muchas y aquel entrenamiento conllevaba muchos más riesgos de los que habían contemplado antes de recibir toda la información. Sin embargo también entendían que no tenían otra opción, ya que hasta no saber cómo podrían regresar, debían acoplarse a las instrucciones que recibieran en ese lugar. Sin cruzarse ninguna palabra, todos coordinaban sus miedos y emociones, aferrándose a la protección que el viejo hechicero les prometía para evitar terminar como un cascaron vacío. Se miraron por unos momentos para ver en sus compañeros un motivo para avanzar, y con la valentía necesaria para dejar en segundo plano todo el temor, tomaron con seguridad las brillantes copas doradas, preparados para enfrentar el desconocido reto que tenían al frente.

«Sarah: Bueeeno...» - fue lo único que dijo antes de ser la primera en beberlo. Uno a uno, los demás la fueron siguiendo, mientras Alzir los miraba sorprendido por la determinación con la que todos acompañaban a su directora.

«Alzir: Ahora si, hora de empezar» - Dejó salir una sonrisa antes de ingerir suavemente el contenido de su copa.



...



Ruta del León

Es el viento el que debe moverse al ritmo que marque su melena


«???: "Mira, la nueva genio de moda. Es bastante joven, ojalá no sea una decepción más". Eso era lo que solía escuchar en los pasillos de la universidad. Me se sentía como un pequeño pez en un mundo de tiburones, pero aún así logré avanzar sin depender de nadie más...»

«???: ¿Señorita Spring?»

«Sarah: Si si, ya voy» - respondió mientras emprendía su camino hacia aquél hombre de traje que amablemente la llamaba. Aún se sentía algo distraída, pero poco a poco su mente empezaba a recordar lo que estaba sucediendo en ese momento.

«???: La gran genio de la medicina. Es un honor conocerla» - dijo el sujeto que le extendía la mano para saludarla - «Soy Elliot Montz, delegado de Binary-S para las negociaciones acerca de su futuro ingreso a nuestra corporación».

«Sarah: Oh si, bueno... aún no está decidido. Falta un mes para terminar mi universidad, así que todavía puedo pensarlo un poco más».

«Elliot: Espero que la reunión de hoy pueda ayudarla con su decisión».

La joven estudiante abordó junto al desconocido un auto negro bastante llamativo. Luego de algunos minutos, llegaron a uno de los hoteles más lujosos de la ciudad.

«Sarah: Esto debe verse raro» - pensó. Aún así no le prestó mayor importancia a las apariencias, pues no tenía a nadie cercano cuya opinión fuera importante para ella. 

Ingresaron al lugar y subieron por el ascensor hasta el último piso. Algo le daba la sensación de familiaridad, como si ya hubiese estado ahí antes.

«Elliot: Nos encontraremos ahora con algunos de los directivos más importantes, y conocerás a Kay Larssen, uno de los mejores investigadores en el mundo, y que hace parte de nosotros».

«Sarah: Oh, entiendo» - respondió dejando salir una risa nerviosa. Ella sabía perfectamente quién era aquel científico. Su fama y reconocimiento no eran suficientes cuando de destacar su habilidad e inteligencia se trataba. Conocido como "el hombre de hielo", era un modelo a seguir para muchos jóvenes apasionados por la ciencia y la innovación, y Sarah no era la excepción, pues había indagado sobre él y conocía gran parte de su trayectoria así como la importancia de sus avances, lo que lo habían convertido en la joya más preciada del área de investigación en robótica e inteligencia artificial de Binary-S. Lo que ella realmente no esperaba era que justo hoy se encontraría con él, por lo que no podía ocultar el nerviosismo y la emoción que esto le generaba.

Llegaron al piso 28 y al abrirse la puerta del elevador se encontraron con una magnífica vista de la ciudad. El clima templado contrastaba con el hermoso brillo del sol de otoño que se asomaba a mediodía, reflejándose sobre el bello paisaje que anunciaba la entrada de la tarde. Sin embargo, la mirada de la pequeña chica de cintas rosa no se destinó en ningún momento a aquella pintura, pues toda su atención fue atraída por el imponente ambiente de las personas que estaban en la mesa frente a ella.

«???: Bienvenidos, tomen asiento por favor» - dijo una mujer. Avanzaron y ocuparon los dos lugares que tenían reservados para ellos, y de inmediato se acercaron dos meseros que les entregaron las cartas con el menú - «Pide lo que quieras, hoy eres nuestra invitada».

«Sarah: Muchas gracias, señora...»

«???: Eleonor, soy Eleonor Sanders, vicedirectora ejecutiva de la corporación, y la encargada de la revisión de asuntos administrativos del área de ciencia y tecnología. Ellos son Edward BlackChuck Thomas y Hanna Terry, mis colaboradores» - dijo mientras señalaba a las personas sentadas junto a ella - «y el hombre frente a nosotros es Kay Larssen, el director general del área ya mencionada».

«Sarah: Mu-mucho gusto» - respondió nerviosa - «Soy Sarah Spring, y estoy encantada de conocerlos».

Luego ordenaron su comida, y en el transcurso de esto iniciaron su conversación que duró un par de horas. Los colaboradores de la vicedirectora expusieron diversos asuntos profesionales y económicos que serían de interés para Sarah, mientras que Elliot se encargaba de hacer más amena y clara la explicación, funcionando así como un interprete para ella. Tablas, gráficas y valores... todo eso agobiaba a una chica de 18 años que de por sí ya estaba inquieta por tener a su "ídolo" frente a ella. Sin embargo no sé dejó doblegar por la presión y fue capaz de sobrellevar aquella negociación haciendo sus respectivos aportes y sugerencias. Era cierto que llevar al Dr. Larssen a ese encuentro había sido una gran jugada por parte de Binary-S para atraer su atención, pero ella era consciente de que quedaban muchas otras ofertas por evaluar.

«Eleonor: Ya para terminar, esperamos haber sido claro con nuestra propuesta, "futura doctora". Es de gran interés tenerte con nosotros, siendo parte de la vanguardia en el desarrollo de nuestra especie... Por el momento debemos irnos, pero estaremos atentos a tu respuesta. Puedes pedir un postre o lo que quieras comer, que yo me haré cargo de tu cuenta» - le dijo con amabilidad mientras se levantaba de la mesa. Todos sus acompañantes la siguieron, pero antes de partir, aquel hombre de cabello blanco se acercó a ella.

«Kay: Espero poder contar contigo» - dijo con voz serena y fría mientras le extendía su mano.

«Sarah: ¡S-si señor!» - respondió temerosa mientras respondía su gesto. El frío que sintió al tocarlo la sorprendió, pero trató de disimularlo cerrando los ojos por un momento - «¿Eh? no me siento bien...» - pensó al sentir que empezaba a flotar - «¿Sería la emoción por tener cerca a Kay? No, definitivamente algo no estaba bien» - el fresco aire que acariciaba sus mejillas en aquella terraza había desaparecido, y empezó a sentir que todo daba vueltas.

Dentro de su cabeza empezaron a sonar murmullos y conversaciones lejanas que poco a poco se empezaban a escuchar con más claridad.

«???: Es muy joven...»

«???: Si la buscaron tanto fue por algo...»

La chica sentía que su mano era sujetada, así que poco a poco empezó a abrir sus ojos, mientras su visión se iba aclarando para poder ver que ahora estaba dentro de un lugar desconocido.

«???: Bienvenida a nuestra familia».

Al mirar a quien la sostenía se encontró con la ya conocida Eleonor, quien le mostraba una cálida sonrisa. Tras ella se veía un grupo de personas vestidas con batas de laboratorio, que sostenían un colorido cartel que tenía escrito "Bienvenida Dra. Spring".

«Sarah: Gra-gracias...» - respondió mientras su mente se esforzaba por organizarse.

En ese momento Eleonor la llevó frente a una cámara que registraba el momento para una nota que su universidad preparaba, con el fin de darle la mayor visibilidad posible dentro de la comunidad académica a su gran logro. En su rostro se reflejaba la confusión, pero puso todo de su parte para ocultarlo, dejándola con una expresión neutra y vacía, como si su mente estuviera ausente.

Luego de pasar por todo esto, el Dr. Larssen se acercó a Sarah, y junto a él iba una chica de piel pálida y ojos oscuros, que tenía un brillante cabello negro y corto que calaba a la perfección con su bella cara de rasgos orientales.

«Kay: Sarah, ella es Akane Hayashi, y se encargará de apoyarte y darte la inducción a la corporación. Es una de las mejores programadoras que tenemos, y la elegimos para esta labor porque tienen edades cercanas. Espero que puedan llevarse bien» - dijo antes de retirarse y dejar solas a las dos chicas.

«Akane: Un gusto conocerla. Espero que pueda adaptarse a nuestro ritmo con calma» - le dijo con un tono amable que no calaba con su parca expresión.

«Sarah: El gusto es mío» - fue lo único que pudo responder ante aquella chica que no parecía estar en disposición de ayudar. Ser nueva era algo difícil para ella, quien ahora se veía obligada a trabajar junto a otras personas, cosa que hasta el momento había logrado evitar, y además su primer contacto era bastante distante y frívolo como para sentirse acogida. Aún así, Sarah no paraba de pensar en su nuevo desafío, aunque sentía que sus ideas se ordenaban de una forma inesperada, como si ya hubiese pasado por todo esto.

«Sarah: Déjà vu» - susurró.

«Akane: ¿Dijiste algo?»

«Sarah: No, solo... no fue nada».

La idea de estar teniendo una segunda oportunidad sobre un mismo espacio de tiempo se había implantado en su cabeza. De nuevo percibía familiaridad en cada cosa que iba sucediendo pero esta vez esa sensación le generaba un fuerte deseo de ser segura, esperando a no cometer errores que pudo haber cometido en su primer intento. Un chispazo de emoción se encendió en su pecho como resultado de lo que estaba pensando, mostrándole así la reacción que generaba el pequeño cambio en sus decisiones.

«Sarah: Podré con esto y avanzaré por mi... por quienes quiero... ¿a quiénes quiero?» - murmuró mientras pasaban por el centro de la gran cafetería de esa área. En ese momento, un fuerte zumbido estremeció sus oídos. Sujetó su cabeza y empezó a caer hacia un lado, hasta quedar apoyada en una fría pared que antes no estaba ahí. El intenso mareo nubló su vista, mientras su compañera trataba de ayudarla.

«Akane: Sarah, Sarah, ¡¿qué pasa?!» - su tono ahora era más atento y expresivo.

Lentamente el borroso panorama frente a ella se hacía más definido, y la gran cafetería había sido reemplazada por un largo pasillo bastante iluminado.

«Sarah: ¿Dónde... estoy?»

«Akane: Oye, ¿te llevo al médico?»

«Sarah: No, no es nada, estoy bien» - respondió mientras se incorporaba. Su mirada se quedó fija en su compañera por un instante, acompañada de una expresión de confusión - «Tu cabello... está bastante largo».

«Akane: ¿Eh? lo llevo así desde hace mucho. ¿Segura que estás bien?»

«Sarah: Si, todo está bien».

Ordenó su cabello y retomó su camino. Al final de aquel corredor estaba la oficina de Kay, en donde las estaban esperando. Ingresaron y de inmediato sintieron el frío ya conocido que rodeaba al gélido hombre.

«Kay: Siéntense, por favor. Esto no llevará más de unos minutos».

Ellas obedecieron de inmediato, mientras él preparaba una presentación en el proyector que apuntaba a una gran pantalla que tenía en la pared tras su escritorio. En ella se podía leer el gran título que decía "Proyecto Eternal".

«Kay: Lo que les voy a explicar es algo ya aprobado por las directivas de la corporación, pero que aún no se ha hecho público» - dijo con seriedad - «Binary-S, en su intención de dominar el campo de la inteligencia artificial y nuevas tecnologías, planea iniciar con este proyecto a finales de este año, es decir, en seis meses. El objetivo es perfeccionar la ruta de información usada en las IAAC para lograr crear un depósito de conciencia, fabricando así un banco personalizado de datos, con el fin de preservarlos hasta que los avances venideros nos permitan reinsertarlos, dando así los primeros pasos a la "verdadera reencarnación"».

Lo increíble y ambicioso de la idea despertó una gran curiosidad en las dos chicas apasionadas por la investigación, y cuya expresión cambiaría con lo que Kay diría a continuación.

«Kay: Parte del personal del área trabajará en esto, pero el equipo investigador estará conformado por tres nuevos miembros, a los que se sumarán Akane como coordinadora y tú como directora» - dijo mirando a Sarah.

«Sarah: Di-¿Directora?»

«Kay: Así es. Si tienes algún inconveniente con esto, es el momento de decirlo».

En la cabeza de Sarah corrían imágenes que le mostraban lo que seguiría, y sabía que luego de llenarse de temor y mirar a su amiga, aceptaría el cargo que Kay le estaba asignando.

«Sarah: Voy a aceptar, sé que lo haré pero, ¿por qué lo hice de esa forma? ¿qué buscaba con eso?» - pensó - «En ese instante que ya viví sólo quería evitar quedar como una persona miedosa y débil, pero ahora siento que lo hago por algo más, porque quiero ser más... por ellos».

Era su desafío personal pero no una decisión egoísta. Su corazón latía con fuerza mientras su mente se sacudía y adaptaba al cambio que estaba sufriendo. Liberó sus miedos y valentía, para formar en su cuerpo la capacidad de dar el primer paso y mirar con firmeza hacia adelante.

«Sarah: Esto quiero ser» - se dijo a ella misma - «seré quien vaya al frente guiando a los que van a seguir mis pasos, y me enfrentaré a quien se interponga en nuestro camino».

Sintió cómo el fuego invadió todo su cuerpo, y con seguridad puso sus manos sobre el escritorio del Dr. Larssen, para dejar salir de su boca las palabras que retumbarían como el rugido de un león.

«Sarah: Lo haré, ¡seré la directora del proyecto!»

Kay sonrió sutilmente, y su amiga la miró con admiración y alegría. Algo nuevo había nacido dentro de la chica de cintas rosa, y aquel cambio le daba un nuevo aire. Sin embargo, en ese momento todo lo que estaba a su alrededor empezó a resquebrajarse y sin explicación alguna, ya no se encontraba sentada junto a ellos, sino que estaba de pie en un desconocido pasillo frente a una puerta que no le resultaba familiar. Ella decidió avanzar y lentamente la abrió, pero al hacerlo se encontró ccon una intensa luz que la cegó por un instante y no le permitía ver qué había ahí.

«???: Bienvenida, Dra. Spring» - le dijo una mujer - «Por favor pase».



...



Ruta del Lobo

El aullido de la noche da abrigo a su manada


«???: Eres Akane Hayashi, ¿verdad?»

«Akane: ¡Si!» - respondió sobresaltada.

«???: Hola pequeña. Yo te llevaré donde la Hermana Berenice».

Sin decir nada, Akane siguió al hombre que le hablaba y subieron a un auto que estaba al frente. El insoportable calor y el constante sonido de las cigarras le recordaban sin descanso su realidad. El orfanato donde la pequeña niña vivía había tenido que cerrar, y por petición de las religiosas que la cuidaban, decidieron dejar que la llevaran a la ciudad de Kanna, muy lejos de su país natal. Aquel hombre la ayudó a bajar y la acompañó hasta encontrarse con Berenice, quien se encargaría a partir de ahí.

«Akane: ¡¡Maaa!!» - dijo emocionada al verla, mientras corría sonriente hacia ella.

«Berenice: Mi pequeño y pálido clavel, ¿lista para el viaje?» - le respondió. Solía decirle así por su suave y blanca piel.

Akane miraba a los brillantes ojos de aquella mujer, cuya imagen poco a poco se iba haciendo borrosa hasta perderse en un cúmulo de luz.

«Akane: ¡¡MA!!» - gritó. El fuerte sentimiento que le generó aquella imagen la alteraron por un momento, pero lentamente entendió que todo había sido un sueño.

Volteó a ver el reloj y se dio cuenta que faltaban pocos minutos para que la alarma de su despertador se activara. Su mente se fue aclarando y rápidamente se ubicó en su realidad. Aquella pequeña de ocho años había sido dejada atrás, y en el presente existía la joven de veinte años, de los cuales llevaba dos trabajando para Binary-S. Se alistó como de costumbre y salió hacia la estación del tren.

«Akane: Kohaku, ¿hay algo novedoso para hoy?» - le preguntó a su IAAC.

«Kohaku: Mi señora, para hoy sólo está la revisión de los protocolos de seguridad del software de ingreso» - respondió con tono atento - «ah, y la pequeña recepción que le harán a la chica nueva».

«Akane: Es cierto... gracias».

«Kohaku: Servirla es mi vida, señora Ak-»

«Akane: Si si, adiós» - le dijo antes de ponerlo en reposo. Por alguna razón la personalidad de su asistente era bastante aduladora, pero también la protegía en exceso. La relación que tenían no era para nada mala, pero en ese momento Akane no tenía espacio en su cabeza para él. Todos sus pensamientos estaban ocupados con el rostro familiar que había aparecido en su sueño.

Berenice había sido su primera y única figura materna. Al no conocer a sus padres, Akane no tenía un concepto claro de lo que era tener una familia, pero aquella novicia se había encargado de darle la mejor crianza posible dentro de sus circunstancias, lo que le había permitido vivir una infancia llena de afecto y amor. Sin embargo, desde que se tuvieron que mudar a Kanna, las cosas habían sido diferentes. Tuvo que vivir en el convento, y por todas las obligaciones que debía cumplir Berenice ahí, ya no podía recibir tanto tiempo y atención de ella.

«Berenice: Mi pequeño clavel» - le susurró mientras acariciaba su cabello - «aunque esté lejos, siempre te llevo conmigo; y aunque no esté a tu lado, siempre te cuidaré... hora de dormir».

«Akane: Ma, te quiero».

Aquellos recuerdos invadían el corazón de la ya joven Akane. El viaje entren hasta la estación frente a Binary-S no duraba más de 20 minutos, pero ese día se sentía como si no tuviera fin, mientras su mente se veía de nuevo invadida por momentos de su pasado.

«Akane: Señora Loren, ¿por qué Ma no ha regresado?»

«Loren: Berenice está algo enferma, pequeña. Vinimos a recogerte para que la puedas ir a visitar».

Akane sujetó con fuerza la baranda del tren, evitando ser derrumbada por la tristeza de sus memorias que llegaban sin control.

«Akane: ¿Qué te pasó, Ma?»

«Berenice: Mi pequeño clavel» - dijo en voz muy baja, que al escucharla se podía entender lo delicado de su situación - «Ma está algo enferma, y quería verte para que tu sonrisa la ayude a curar».

«Akane: Ma, ¿puedo quedarme contigo? Así puedo sonreír toda la noche y hacer que mejores pronto» - respondió entre sollozos.

«Berenice: No puedes quedarte, pero si puedes seguir sonriendo siempre... sabes que te llevo conmigo en todo mo-» - la tos hizo que se detuviera, y Loren se acercó para llevarse a la pequeña niña, pero Berenice la detuvo - «Espera... antes de que te vayas, ten siempre presente que eres a quien más amo en el mundo, nunca lo olvides... recuerda también cuidar y ayudar a quien te necesite, y siempre hacer lo mejor por ti y por todos... aunque esté lejos, siempre te llevo conmigo; y aunque no esté a tu lado, siempre te cuidaré... mi pequeño clavel...» - La sonrisa de aquella mujer se mantuvo mientras sus ojos empezaban a cerrarse lentamente. El pitido constante de las desconocidas máquinas a las que estaba conectada empezó a sonar.

«Loren: Vámonos, Ma tiene que descansar» - le dijo angustiada mientras mientras la cargaba para salir rápidamente de ahí.

Lo confuso de la situación hizo que Akane no pudiera decir nada más, y lo último que pudo ver fue como varias personas vestidas con batas blancas y azules entraban corriendo a la habitación de Berenice.

«Akane: Ma...» - cayó de rodillas en el tren con sus llanto desbordándose sin control ante la mirada indiferente de los demás pasajeros.

Tras unos segundos se puso de pie y se preparó para bajarse, pues la siguiente parada era su destino. La expresión neutra que se había dibujado en su bello rostro era prueba del choque emocional que acababa de pasar. «¿Por qué recordar esto hoy?» - pensó.

Ingresó a las instalaciones de la corporación y de inmediato se dirigió a su lugar, pero en el camino fue interceptada por Kay quien la llevó al lobby del área de investigación.

«Kay: No olvides que hoy llega Sarah Spring».

Akane fue junto a él y se vinculó al evento, en el que estuvo bastante distraída y ausente. Ya al final, el Dr. Larssen la llevó ante la pequeña chica a la cuál se le estaba dando la cálida bienvenida.

«Kay: Sarah, ella es Akane Hayashi, y se encargará de apoyarte y darte la inducción a la corporación. Es u...»

La mente de Akane de nuevo se dejaba llevar por el fuerte oleaje de la melancolía que empujaba en su interior. La retirada del Dr. Larssen la hizo regresar al momento en que estaba y ella sólo respondió sin prestar mayor atención.

«Akane: Un gusto conocerla. Espero que pueda adapt-» - se detuvo de inmediato al sentir un fuerte déjà vu. Sabía a la perfección lo que seguía, y en su cabeza sólo se escucharon aquellas palabras de Berenice: "Recuerda también cuidar y ayudar a quien te necesite". Algo dentro de ella le mostraba  imágenes de sucesos aún no ocurridos, permitiéndole ver cómo su actitud distante con la que estaba actuando harían que la nueva chica que necesitaba de su apoyo pasara difíciles momentos durante su adaptación en la corporación, lo que iría en contravía de las últimas palabras que le dio Berenice.

«Sarah: Dra. Hayashi, ¿se encuentra bien?» - preguntó nerviosa al ver cómo las lágrimas caían por las pálidas mejillas de Akane.

«Akane: No. No es nada, pequeña» - respondió con una sonrisa que iluminaba todo a su alrededor - «Vamos, te llevaré a conocer un poco el lugar». - Su corazón se había abierto al viejo recuerdo que aún la ahogaba, y con mucha fuerza logró aceptar la despedida de Berenice.

«Akane: Cuidaré de todos, Ma... Te amo» - susurró.

En ese momento, la luz del lugar se hizo más intensa, hasta que la cegó por un instante. El escenario en el que estaba había cambiado por completo, y cuando pudo ver todo con claridad, se dio cuenta que se encontraba sola en un pasillo, parada frente a una puerta desconocida. Se acercó y dio tres golpecitos para saber si había alguien ahí.

«???: Pasa, por favor» - se escuchó tras ella la voz de una mujer.

Akane estaba confundida por lo que estaba sucediendo, pero sintió un cálido y familiar abrazo que le dio la seguridad de que todo estaba bien. La calma y la paz se adueñaron de su ser, y con tranquilidad la abrió para avanzar.

«???: Bienvenida, la estábamos esperando...»



...



Ruta del Elefante

El lamento del pasado le da fuerza al marfil que defiende el futuro


«???: ¿Otra vez aquí, Isaac Priddy?»

«Isaac: ¿Eh? ¿Dónde estoy?»

«???: ¿Cómo que dónde estás? Te trajeron a mi oficina por pelearte de nuevo».

Isaac se puso de pie lleno de temor y confusión al ver a quién tenía al frente.

«Isaac: Señora Lumi...» - respondió. No esperaba tener al frente a su profesora de cuarto año de primaria.

«Lumi: ¿Quién más crees que te iba recibir aquí, ah?»

«Isaac: ¿Y los demás?» - preguntó mientras miraba alrededor.

«Lumi: No hay un "los demás". Sólo te iba a traer aquí por ser quien origina los problemas, como siempre».

El pequeño chico miró sus manos y pudo ver que eran pequeñas y suaves, con algunas heridas en sus nudillos. «¿Quienes son los demás?» - se preguntó. Poco a poco sus pensamientos sobre ese instante ocupaban el lugar que hasta hace un momento era de alguien a quien no podía recordar .

«Isaac: Maestra, yo...»

«Lumi: No es necesario que digas nada. Hablamos con tus padres porque ya no podemos tolerar esto. Ellos ya vienen por ti, así que sientate y espera» - dijo antes de levantarse y caminar para salir - «es tu último día en esta escuela».

La mente de Isaac se distrajo por un momento, mientras ante sus ojos empezaban a pasar infinidad de imágenes a toda velocidad, pero el golpe de la puerta al cerrarse lo hizo espabilar. Sin embargo, la oficina en la que esperaba ya no estaba ahí, y en su lugar ahora estaba sentado en la parte de atrás de un auto, mientras que en los lugares de adelante iba una pareja que discutía intensamente. Las lágrimas inundaban el rostro de Isaac, quien sólo trataba de limpiar sus ojos con la bufanda que llevaba en su cuello.

«???: Desde el inicio te dije que no era buena idea recibirlo» - decía el hombre que iba conduciendo.

«???: Yo sólo quería poder tener una familia, pero no pensé que nos trajera tantos problemas» - respondió la mujer - «Siento que hemos hecho esfuerzos y gastos sin sentido por un pequeño ser que es más violento que la estampida de un elefante que está a punto de acabar con nosot-»

«Isaac: ¿Mamá?» - irrumpió lleno de tristeza y angustia.

«???: ¡¡YO NO SOY TU MADRE!!»

El mundo se detuvo de golpe para el pequeño niño rubio. La fuerte discusión, el auto, el tiempo... todo se congeló ante sus ojos, y en un instante aquel escenario se rompía en mil pedazos, como si sólo fuese una foto impresa sobre un cristal que ahora no era más que polvo. Quedó solo en un lugar oscuro, en el que no se veía más que a él mismo. De repente, frente a él se empezaron a dibujar un extraño conjunto de líneas y cuadros que alumbraban con una suave luz blanca, que luego de un momento formaron un extenso diagrama que llamó la atención de Isaac, quien ya no era un pequeño niño sino un joven que empezaba a asomarse a su adultez.

«Isaac: Expulsión de la primaria, abandono, cambio de familia, viaje a un nuevo país...» - se detuvo impactado al entender que todo lo que componía aquella figura eran sus propias vivencias, y de cada uno se desprendían nuevas rutas que mostraban las consecuencias de cada decisión que había tomado en esos momentos, y todos estos caminos se encontraban en un pequeño recuadro que estaba vacío, que se distinguía de los demás porque su luz era roja y parpadeante.

La duda invadió todo su ser, y movido por la curiosidad se acercó a tocarlo. En ese momento, un ruido similar al de una turbina de avión retumbó en su cabeza, al tiempo que sintió como una fuerte corriente de viento lo absorbió.

«???: Hey Priddy, ¿no vienes?

Isaac abrió los ojos desconcertado por lo que acababa de sentir, y ante ellos apareció un nuevo escenario en el que el ruido de los autos y el frío de la noche lo empezaban a ubicar en sus memorias.

«???: Dios, Isaac. No es momento para esto» - le dijo un chico de cabello negro que lo sujetó de la manga de su gruesa chaqueta, y lo llevó dentro del restaurante que tenían al frente.

En una mesa del fondo los esperaban un chico y una chica, quienes levantaron sus manos para llamar su atención y ubicarlos junto a ellos.

«Isaac: Es cierto, hoy cumple años Karoll» - pensó.

«???: ¡Hola!» - dijo la chica de la mesa - «Que bien te queda ese corte de cabello, Isaac».

«Isaac: Me alegra que te gu-» - se vio interrumpido por un brazo que lo sujetó con suavidad del cuello.

«???: Oye oye, no quiero ver cómo cortejas a mi hermanita» - le dijo el mismo chico con el que había entrado. Isaac se safó y le regresó una palmada en la cabeza.

«???: Suficiente, Walter» - le reclamó la chica a su hermano.

«Walter: Ya, está bien. Perdón por tocar a tu príncipe» - respondió mientras se acercaba a ella - «Sólo es extraño ver que mi pequeña Selene me hace a un lado por estar interesada en alguien más».

«???: ¿Es que estás enamorado de tu hermana?» - comentó el otro chico que estaba junto a Selene.

«Walter: No, mi apreciado Patrick. Mis brillantes ojos y mi ardiente corazón le pertenecen a Mary, pero como ella no pudo venir, puedo darles todo mi amor a ustedes» - le contestó mientras se acercaba a abrazarlo.

«???: Me alegra al máximo ver cómo se divierten sin mi» - la voz de una chica se escuchó tras ellos, lo que hizo que quedaran inmóviles y con una expresión de temor al oirla.

«Walter: ¿Es ella?»

«Patrick: S-si».

«Walter: ¿Y no preparamos las cosas?»

«Patrick: No...»

«Selene: ¡¡Karoll!! - se levantó de inmediato y se abalanzó hacia la chica para sacarla del lugar.

Todos entendieron de inmediato que ella les había dado un momento para poder ordenar las cosas. Alistaron el pastel que habían comprado para ella, extendieron un brillante letrero de cumpleaños y ubicaron las pequeñas cajas de regalo en la mesa. Patrick salió a llamarlas y ya todos se ubicaron como lo habían planeado. Con todo listo, iniciaron la divertida celebración. Karoll cumplía 22 años, y era la mayor. A excepción de Walter que era estudiante de artes, los demás eran compañeros en su cuarto año de estudios de computación y sistemas informáticos, y a pesar de ser mayores, habían acogido al pequeño Isaac quien sólo tenía 18 años para ese momento, logrando formar una gran amistad.

«Karoll: ¡Gracias por todo!» - dijo emocionada - «De verdad amo lo que hacen por mi siempre».

«Walter: Y aún no termina, bella anciana» - dijo mientras se levantaba - «¡Iremos al karaoke a seguir festejando!»

Todos lo siguieron y salieron del lugar. Ahí se cruzaron con otro grupo de chicos, entre los que estaba alguien que levantó su mano para saludarlos apenas los vio.

«???: ¡Hey, Selene!»

De inmediato la expresión de la chica abandonó su sonrisa y fue reemplazada por una cara de pena por apartarse de sus amigos.

«Walter: Bah, es Dan, el tonto noviecito de mi hermana» - susurró algo molesto.

Selene atendió al llamado y se acercó a saludarlo mientras los demás la esperaban. De repente, ella agachó su mirada mientras el chico le hablaba al oído. Visiblemente incómoda, intentó apartarse de él pero su mano la sujetó de su trasero y la acercó con fuerza.

«Walter: ¡¿Pero qué crees que haces, bast-» - el grito lleno de ira del chico se vio interrumpido al notar que, sin que nadie se diera cuenta, el joven Isaac golpeaba con fuerza el rostro de Dan, lo que hizo que cayera al piso.

Aquel sujeto se levantó preparado para responderle, pero Selene se interpuso entre ellos, mientras los demás sólo observaban.

«Isaac: ¿estás bi-»

«Selene: ¡¡CÁLLATE!!» - le contestó dejando ver todo su enojo - «Nadie te pidió que te metieras... pensé que eras alguien diferente, pero sólo eres un violento» - dijo entre lágrimas, antes de salir corriendo. Walter fue tras ella y más adelante la detuvo. Discutieron por un momento y luego llamó a los demás.

«Walter: Tú no, Isaac. Por hoy es mejor que te vayas. Hablaremos luego».

«Isaac: ¡¿Qué?! ¿Cómo es que me dejan a un lado cuando lo único que hice fue protegerla?» - su ira se desató de forma inesperada, desahogando todo su peso sobre ellos - «Todos vieron lo que ese cerdo le hizo, ¿y aún así soy yo el que debe quedarse solo? ¡¡Qué mierda les pasa!! Son unos-» - un fuerte empujón de Patrick lo hizo caer al suelo.

«Patrick: Sólo intentamos terminar esto de la mejor forma, no todo se trata de ti... De verdad, ¿quién eres?»

El grupo de Dan observaba entre risas cómo terminaba humillado el chico que sólo quiso proteger a su amiga, mientras que Walter y los demás detuvieron un taxi y se fueron sin decir más. Para Isaac, lo que acababa de suceder era algo totalmente ilógico, recordándole sus viejos problemas de escuela cuando sólo quiso ayuda, y al verse abandonado, las lágrimas empezaron a caer por su rostro. Se puso de pie y empezó a caminar hacia su casa que estaba a varias calles de ahí.

Llevaba poco menos de 30 minutos caminando, cuando de pronto llegó la llamada de un número desconocido a su teléfono.

«Isaac: ¿Si?»

«???: Isaac, soy yo, Mary».

«Isaac: Ah, hola... ¿qué sucede?»

«Mary: ...» - el silencio al otro lado de la línea y los murmullos alterados que se escuchaban al fondo llenaron de incertidumbre a Isaac, quien empezó a ponerse nervioso - «Ven al Hospital Memorial... Walter... tuvieron un accidente» - dijo antes de llorar desconsolada.

Isaac sólo pudo correr.


...


Con la respiración alterada y su rostro empapado de sudor, el joven rubio llegó y se encontró con la chica que lo había llamado, quien estaba totalmente devastada y no podía para de llorar.

«Mary: Estaba- estaba hablando con Walter y de repente se escuchó un fuerte estruendo y la llamada se cortó... lo llamé cientos de veces pero no atendía, y luego de unos minutos al fin me contestaron, pero no era él... no era» - su voz se quebró y su llanto se hizo tan intenso que no pudo seguir hablando.

Isaac corrió al interior del hospital en busca de sus amigos, pero al verlo tan alterado el guardia lo detuvo y un médico se acercó a él.

«Médico: Hey chico, chico, calma...»

«Isaac: Ellos- ¿qué pasó?»

«Médico: Ya, calma, respira un poco» - le dijo mientras le indicaba al guardia que lo soltara - «El reporte indica que un hombre en estado de embriaguez conducía un camión de carga, y en su incapacidad para transitar perdió el control y chocó con un taxi en el que iban el conductor y cuatro pasajeros».

«Isaac: ¿Y dónde están? Neces-» - su pregunta se detuvo al ver a la madre de Walter y Selene llorando desconsolada mientras el padre trataba de calmarla.

«Médico: Lo siento, hijo. No pudimos hacer nada».

«"Ow, eres muy pequeño, ¿cuántos años tienes?", "¿Quieres venir con nosotros?", "el viernes iremos a comer y tú vendrás con nosotros", "¿vives solo? por qué no vienes a pasar navidad a nuestra casa"» - en la cabeza de Isaac se empezaron a escuchar infinidad de cosas dichas por sus amigos. Los recuerdos aparecían y cada uno se incrustaba en su pecho como si fueran un millar de dagas, y de nuevo su mundo empezaba a romperse como si todo estuviera hecho de vidrio.

Quedó solo en aquel lugar oscuro que estaba iluminado sólo por las luces del inmenso diagrama en el que se exponían sus decisiones. Su respiración empezaba a colapsar y la tristeza se hacía dueña de su ser.

«Isaac: ¿Todo fue mi culpa? Si yo no hubiese hecho nada, seguiríamos juntos... si yo...»

Sintió cómo se iba mareando y su visión se hacía borrosa. Cayó de rodillas y pudo ver cómo sus manos se empezaban a volver polvo. Aún así, la melancolía impedía que pudiese preocuparse en lo más mínimo por el hecho de estar desapareciendo.

«???: ¡Hey hey!» - se escuchó a su espalda la voz de un hombre mayor.

Isaac se giró para ver y se encontró con los distintivos bordados de una túnica que ya conocía.

«Isaac: Alzir...»

«Alzir: Así es, joven Priddy» - dijo mientras le extendía la mano - «Oh, es cierto, no la puedes tomar».

«Isaac: ¿Qué me está pasando?»

«Alzir: Esto, joven Isaac, es la dispersión del alma» - el viejo mago empezó a caminar hacia la extensa figura que iluminaba el lugar - «Uhm, qué difícil ha sido para ti... ya entiendo porqué de tu decisión de renunciar a tu existencia».

«Isaac: ¿renunciar? yo...»

«Alzir: No puedes mentirte a ti mismo. El hecho de que te estés desvaneciendo es la prueba indiscutible de que tus ganas de vivir también están por desaparecer. ¿Quieres que hablemos sobre lo sucedido?»

«Isaac: Sólo... fue mi culpa. Había elegido olvidar lo que sentí y por eso seguí actuando igual, seguí esforzándome por no sufrir... creo que tienes razón, ya no quiero seguir» - en ese momento, todo su brazo derecho cayó al suelo y se convirtió en polvo.

«Alzir: Bueno, es cierto que estoy aquí para evitar que esto pase, pero tampoco quisiera obligar a alguien que ha perdido su motivación para existir, a que continúe por este tortuoso sendero de la vida. Pero... ¿estás seguro que no tienes razones para continuar? Tal vez si escuchas por un momento a tu corazón, podrías encontrar la respuesta que necesitas».

«Isaac: ¿Mi corazón?»- cerró los ojos y se quedó en silencio por un momento, pensando en qué podría significar eso, pero de pronto una dulce y familiar voz atrajo toda su atención.

«???: Pequeño, no te quedes ahí. Es hora de salir».

«Isaac: Tú eres...» - respondió confundido a la borrosa silueta que estaba frente a él.

«???: ¿Cómo que quién soy? Te quedas dormido un momento y tu mente se va del planeta».

«Isaac: Tus chistes son una tortura, Akane».

«Akane: Todopoderosa doctora Hayashi para ti, pequeño koala» - dijo mientras le ofrecía su mano - «A ver, hora de levantarse de ahí y salir que los demás nos están esperando para ir a comer».

«Isaac: ¿Los demás?» - pensó. Su mente empezaba a acoplarse a la situación, y poco a poco salía del intenso letargo para así poder notar que la oscuridad había sido reemplazada por un pálido y conocido lugar - «Es cierto, me dormí en el laboratorio. ¿Todo fue una pesadilla?» - pensó pero al intentar tomar la mano de la chica que le hablaba, notó que todo su brazo derecho que antes había perdido, aún seguía ausente.

«Akane: ¿Sucede algo?»

«Isaac: Ellos ya no están por mi culpa, por mi actitud, por mi falta de control...»

«Akane: Bueno, es cierto. Tu temperamento es bastante fuerte, pero aún así es divertido que estés con aquí. Además, sabes que si tienes problemas y no puedes cargar con ellos, nosotros estamos para alivianar tu carga, así como tú nos has ayudado».

«Isaac: Pero... si me voy será mejor para todos, así ustedes no deben acarrear mi peso y yo dejaré de ahogarme con la culpa».

«Akane: Pero qué dices, pequeño llorón. No eres ningún peso para nosotros».

«Isaac: Pero yo...»

«Akane: Pero nada. No es necesario que te vayas o que cambies por nosotros. Si quieres hacer algo, que sea sólo por ti. Además, sabes que tu trabajo es importante en el equipo y que contamos siempre contigo» - le dijo mientras le ofrecía de nuevo su mano para ayudarlo a levantar, al tiempo que él sólo miraba con melancolía los intentos de la chica por motivarlo - «Tú eres como un elefante, que siempre va hacia adelante y con fuerza para conseguir y proteger lo que te interesa. Si eso es lo que te pesa, debes entender que hay que mirar hacia dónde vas a caminar y no desatar tu fuerza sin tener claro tu propósito, ¿entiendes? Cada vez que te vayas a abalanzar hacia adelante, recuerda que toda esa fuerza que hoy tienes viene de las viejas heridas que el pasado te infligió, y que el poder que tienes, esos grandes colmillos de marfil, han ido creciendo con el tiempo y el aprendizaje, y los has puesto muchas veces como un gran escudo para protegernos a  quien quieres».

El chico se quedó en silencio luego de escucharla. En su interior sentía cómo el gran yunque de culpa que sobrecargaba su corazón se hacía cada vez más liviano gracias a la ayuda que recibía de su compañera. Con esto, se dio un momento para desahogar aquel dolor que había reprimido por mucho tiempo a causa de su pérdida, y apoyándose en Akane pudo ver su motivación para seguir adelante, recordando a todas esas personas que estuvieron antes y a quienes estaban junto a él en el presente.

«Isaac: Aunque lo perdí todo, también es cierto que la vida me ha dado un nuevo lugar al cual pertenecer, y valiosos tesoros que deseo proteger con cuerpo y alma si es necesario» - lentamente se puso de pie y mirando hacia el cielo acarició su cabello - «Recuerdo que esta forma de peinarme te gustaba, y por eso la uso siempre... Recuerdo que te fastidiaba que me acercara a tu hermana, y por eso sólo la observé desde la distancia... Recuerdo que te burlabas de mi edad, y gracias a eso odio que me digan "pequeño"... Recuerdo la fuerza con la que nos cuidabas... Selene, Walter, Karoll, Patrick... recuerdo lo que significan para mi, y por eso no dejaré de avanzar, porque aunque no tuvimos el mejor final, fue gracias a ustedes que pude tener un nuevo inicio en mi vida» - dijo mientras secaba sus lágrimas y miraba a Akane - «y será por esos ojos negros por los que puedo seguir» - susurró.

Luego de esto, sintió cómo su brazo faltante regresaba a su lugar, a la vez su cuerpo se llenaba de paz, dándole a entender que algo dentro de él había cambiado.

«Akane: ¿Dijiste algo, pequeño?»

«Isaac: Ya te dije que no me llames así».

«Akane: Vale, está bien» - dijo con una gran sonrisa - «Me adelanto entonces. Te esperamos en la entrada principal».

«Isaac: Está bien, ya los alcanzo».

Supo desde el inicio que todo era una proyección de su mente, pero agradeció sinceramente haber podido ver a Akane justo cuando sentía que todo estaba perdido. Luego de unos minutos, el chico se preparó para encontrarse con los demás, pero antes de salir, una intensa luz alumbró el lugar cegándolo por un instante. Cuando pudo abrir los ojos de nuevo, notó que ya no estaba en el laboratorio sino que estaba en un pasillo frente a una misteriosa puerta. Avanzó hacia ella y la abrió con cuidado.

«???: Al fin, Dr. Priddy» - le dijo una misteriosa mujer - «lo estábamos esperando».



...



Ruta de la Araña

Cubre el olvido con tus hilos, tejedora del destino


La nada, un extraño espacio en blanco sin principio y sin final. El silencio y la soledad eran lo único que acompañaban a Andy en ese desconocido lugar.

«???: Y yo que pensé que era la que menos problemas tendría con esto» - se escuchó a lo lejos.

Andy se giró para ver quién le hablaba, encontrándose con el viejo Alzir, que caminaba lentamente hacia ella.

«Andy: ¿Qué quieres decir con eso?»

«Alzir: Cuando alguien se somete a esta prueba con cargas en su pasado que ha querido olvidar o simplemente las ha reprimido en lo más profundo de su mente, suele encontrarlas aquí y enfrentarlas, pero tú... tú simplemente has negado tu pasado, y con eso niegas tu existencia misma en el presente».

«Andy: Sigo sin entender, pero...»

«Alzir: Digamos que la vida en sí misma es un asunto de causalidad en el tiempo. Lo que eres hoy es consecuencia de lo que has sido, lo que has sufrido y lo que has vivido antes de llegar hasta aquí. Ahora bien, el riesgo es que tú has negado parte de eso y no tienes pasado, y con eso, el presente de este mundo no te tiene permitido estar».

El miedo la invadió en un instante. Aunque no tuviera claridad total sobre lo que acababa de escuchar, sabía que Alzir se refería a la posibilidad de que su mente terminara rota y diluida en la eternidad del vacío.

«Andy: ¿Qué puedo hacer? Según lo que dices, mi cuerpo tiene derecho a seguir porque él solo hecho de estar es prueba de su pasado, pero...»

«Alzir: Así es, señorita Swan. Es usted una persona muy inteligente» - le respondió con tono animado - «Como dice, si terminara esto sin solucionar el extraño problema, afuera sólo quedará un cuerpo vacío que no podrá ni siquiera despertar».

La chica de cabello rubio cayó de rodillas, sumiéndose poco a poco en la desesperación de ver tan cerca su final.

«Andy: Espero que al menos ellos puedan estar bien» - susurró entre sollozos.

«Alzir: Un momento... ¿qué fue lo que dijo?»

«Andy: N-nada... sólo decía que esperaba que los demás pudieran salir de esto».

«Alzir: Uhmmm» - el anciano se paró tras ella y la levantó par dejarla de pie - «¿Por qué no piensas en ellos en este momento que está a punto de desaparecer, señorita Swan?»

«Andy: Ellos son lo único que me queda» - respondió con temor.

«Alzir: Si dices eso significa que solía tener algo más. ¿Quiere hablarme sobre eso?»

«Andy: Yo... yo tuve una familia. Tuve muchos amigos cuando era niña y solía divertirme mucho. Ganamos muchos concursos de ciencia, y avanzamos juntos en todo...»

«Alzir: Continúa, vas bien» - dijo mientras estaba expectante mirando a otro lugar.

«Andy: Fui reconocida en la universidad y mis amigos me felicitaron. Como eran los mismos que tenía desde la escuela, no tuve que hacer nuevos compañeros en esa nueva etapa. Luego nos graduamos juntos y después... después...» - sus lágrimas caían sin control, desbordadas por la melancolía que inundaba su corazón.

«Alzir: Señorita Swan, si su pasado ha sido tan feliz, ¿qué sentido tiene negarlo?»

Andy levantó su mirada ante aquella pregunta, y notó como Alzir miraba hacia arriba. Ella hizo lo mismo, y se encontró con una serie de pantallas situadas en círculo que flotaban adheridas a una maraña de finos hilos de seda que salían de su espalda, formando una gran telaraña. En cada una de estas se proyectaban diversas imágenes de los recuerdos que ella acababa de mencionar.

«Andy: Estoy con el señor Swan, su esposa y su hijo en la cena de navidad» - dijo al ver la pantalla en la que se reproducían los recuerdos con su familia - «Yo tenía ocho años en ese entonces, y comimos un... no...» - se detuvo por un instante al ver cómo esas imágenes se distorsionaban hasta quedar en negro por completo - «Eso nunca pudo pasar porque... ellos me despreciaban. Solían repetir que no merecía un lugar en la vida, y la señora Swan me odiaba sólo por ser más talentosa que su niño. Gracias a eso terminé apartada y nunca pude relacionarme con nadie más, por temor a ser rechazada. Me esforcé por ganar concursos de ciencia ya que me iba muy bien con inventar o construir cosas, pero eso terminó hundiéndome más, pues los otros niños me odiaban por ganar siempre. Al final dejé de participar y sólo me dediqué a mis estudios, pensando en que así no molestaría a nadie, pero mis compañeros me trataban de rara y solían lastimarme por tener las mejores calificaciones. Logré acabar en menos tiempo del necesario para así escapar de esa tortura e ingresar a la universidad, donde pensé que podría tener una nueva oportunidad, pero el temor de terminar igual que antes hizo que no me acercara a nadie... esa ha sido mi vida, y por eso me negué a aceptarla».

La gran telaraña empezó a rodear a la chica, formando rápidamente un gran capullo que la dejaría encerrada.

«Alzir: Es entendible no querer seguir, pero si te encierras aquí ya no habrá nada por hacer, no podrás volver y sólo te perderás en el vacío... ¿no hay ninguna razón por la cuál prefieras avanzar antes que quedarte aquí?»

«Andy: Algo por lo qué seguir» - susurró antes de que el capullo se cerrar por completo - «Ellos...»

Aquella cubierta de seda empezó a fragmentarse y pequeñas partes caían al suelo, liberando lentamente a la triste chica que estaba en el interior.

«Andy: Ellos me dieron un lugar sin despreciarme, ellos me mostraron que no debo hacerme a un lado, me ayudan a crecer, y por ellos... ¡¡por ellos quiero seguir!!»

La determinación que ahora llenaba sus palabras retumbó en aquel escenario, convirtiendo en una nube de polvo lo que quedaba de aquel capullo que antes tenía a su alrededor, y al mismo tiempo, de su espalda se extendió una nueva telaraña de hilos dorados, de los que colgaban pequeñas bolsas blancas.

«Andy: El primer cumpleaños que me celebraron fue por ellos, la primera vez que nos quedamos a dormir en el laboratorio, los días en el bar...» - cada recuerdo que mencionaba rompía una a una las pequeñas bolsas que colgaban a lo largo de su nueva red, dejando a la vista una foto de cada momento citado, hasta formar un inmenso cúmulo de imágenes adheridas a la seda - «Por lo que fui llegué a esto que soy, y por ellos quiero seguir aquí, para tejer mi futuro a su lado» - dijo con una gran sonrisa que iluminó su rostro que hasta hace un instante sólo hospedaba tristeza y desesperación.

«Alzir: ¡Muy bien señorita Swan, muy bien!» - repetía con alegría y emoción luego de ver lo que sucedía - «Al final es su futuro el que justifica su existencia, pues fue por esto por lo que se permitió aceptar su pasado».

De nuevo la extensa red de hilos empezaba a formar un capullo alrededor de Andy, pero esta vez no sería para dejarla atrapada ahí, sino para ayudarla a avanzar a la siguiente etapa.

«Andy: Gracias» - le dijo a Alzir, quien le daba una gran sonrisa como respuesta.

Ya había sido cubierta totalmente, y la oscuridad fue su acompañante por un instante, antes de que se iluminara poco a poco el nuevo escenario frente a ella que le mostraba una desconocida puerta ante su ojos. Andy avanzó hacia ella y lentamente la abrió.

«???: Dra. Swain, pase por favor. La estábamos esperando».


...



Ruta del Águila

Para cazar el relámpago que danza en el cielo, deberá dejar sus debilidades en la tierra


«???: Buenos días, Adam. Ya son las 7:30, hora de levantarse».

«Adam: No, Noelle... creo que hoy no lo haré» - contestó de inmediato.

«Noelle: No sabía que ya habías despertado. ¿Sucede algo?»

«Adam: Sólo... sólo estoy cansado de todo y no quiero moverme de aquí».

«Noelle: Oohhh, ¿tan poco le duró la motivación al Dr. Silver? Pensé que lo de superar a la directora iba en serio, ju ju» - dijo con tono burlón.

«Adam: ¡No fastidies!» - respondió enojado mientras tomaba su teléfono para silenciar a su asistente.

«Noelle: No no, esp-»

De nuevo todo era quietud, y Adam se giró en su cama para caer dormido otra vez.


...


«Adam: ¿Qué es lo que suena? Noelle, Noelle» - le decía a su asistente mientras desactivaba el silencio desde su brazalete. desesperado por callar el ruido que perturbaba su sueño».

«Noelle: ¡Jm! ¿Qué quieres ahora?» - le contestó molesta.

«Adam: ¿Qué es lo que hace tanto escándalo?»

«Noelle: Sólo es tu teléfono que lleva un rato sonando».

El chico recogió su celular del piso para ver cómo la pantalla estaba llena de notificaciones por todas las llamadas que había recibido de Sarah. De inmediato la contactó.

«Adam: Buenos dí-»

«Sarah: ¡Silver, ¿dónde demonios estás?!» - se escuchó al otro lado de la línea - «Hoy tenemos que probar el nuevo ajuste de relación, así que te esperamos en el laboratorio en 40 minutos».

«Adam: Pe-» - Se quedó sin espacio para responder a la tormenta que recibió en esa llamada.

«Noelle: ¡Hu! No diré nada» - susurró entre risas.

Lleno de enojo, Adam se levantó de la cama y pasó a ordenarse de inmediato. En 20 minutos estuvo listo y caminó enfurecido hasta la estación del tren.

«Noelle: Oye, ¿de verdad estás bien?»

«Adam: Siento que no aguanto nada. ¿Por qué debo correr si ella lo pide? ¿Por qué debo hacer lo que ella ordene? ¿Por qué es ella y no yo quien ordena?» - poco a poco se descargaba de algo que llevaba un tiempo carcomiendo su mente.

Pasó todo el trayecto hasta la corporación desahogándose de lo que para ese momento representaba su mayor carga. Cuando estaban por llegar a su destino, dejó de hablar al notar que los demás pasajeros lo observaban entre risas y confusión. Trató de cubrir su rostro y bajó corriendo, lleno de vergüenza por lo sucedido.

«Adam: Jajajaja, soy un idiota».

«Noelle: Al menos ya te ríes».

Adam se detuvo al escucharla. Respiró profundo y luego de una rápida mirada al cielo, continuó su camino.

«Adam: Perdón por lo de hace un rato. Sólo me frustra ver que muchas cosas siguen igual sin importar lo mucho que me he esforzado».

Al llegar al laboratorio se encontró con sus compañeros, quienes corrían por todo el lugar organizando todo para lo que debían presentar.

«Sarah: Dios, Silver... luego hablamos de esto. A las 11 hay que iniciar, así que sólo tenemos una hora para preparar todo».

En silencio Adam inició con sus labores, trabajando en conjunto con sus otros compañeros. Aunque nadie lo mencionaba, todos eran conscientes de lo innecesario de la actividad que estaban por llevar a cabo, pues sólo se hacía para satisfacer el deseo de Kay por mostrar un "avance", pero en realidad los modelos que hasta ahora tenían no habían significado mayor avance en el proyecto. Aún así, expusieron todo de forma decente y lograron obtener comentarios positivos por parte de los ejecutivos enviados por la directora administrativa.

Ya había entrado la tarde y los chicos terminaban de recoger todo para luego pasar a escribir el informe del día, con lo que terminarían su jornada laboral, así que se dirigieron a la oficina del laboratorio y se ubicaron en sus escritorios. El desgaste innecesario de lo hecho en la mañana y la tensión que se sentía entre Adam y Sarah hizo que ninguno quisiera hablar o establecer tema de conversación, hasta que la directora se dirigió con dureza al joven químico.

«Sarah: Entonces Silver, ¿vas a explicar tu llegada tarde?»

«Adam: No es nada de interés» - respondió cortante sin dejar de ver la pantalla de su computadora.

Escuchó cómo su compañera se levantó del asiento y caminó hacia él. Preparado para la discusión, tomó aire y volteó a verla, pero lo que se encontró fue algo totalmente diferente. Sarah se puso en cuclillas junto al escritorio de Adam, haciéndolo sentir encerrado por una calidez inesperada.

«Sarah: Esto... sabes que si tienes algún problema puedes hablarlo conmigo o con cualquiera de nosotros» - le dijo antes de mostrarle una bella y amable sonrisa - «Somos tus compañeros y estamos para apoyarte».

Adam se vio atacado por el flanco al cual no le había puesto ninguna defensa. Al verse reducido en todo aspecto, lo único que pudo hacer fue dejar imprimiendo su informe y salir corriendo de ahí. Al llegar a casa, tiró su maleta al suelo y se dejó caer en el sofá, agobiado por lo sucedido.

«Adam: Soy patético, ¿verdad?»

«Noelle: Jajaja, ni que lo digas» - respondió burlándose.

«Adam: No ayudas en nada...»

«Noelle: No sé qué esperas que diga si te veías tan valiente diciendo "no es nada de interés", pero luego saliste huyendo de ahí cuando ella amablemente te ofrecía ayuda. ¿Esperas que el gran Adam Silver reciba una felicitación?»

Adam se levantó y fue a la cocina a tomar un poco de agua y lavarse la cara.

«Noelle: ¿Por qué te pones así con todo lo que tiene que ver con Sarah? Pareces obsesionado con ella... o enamorado».

«Adam: ¡Nada que ver con eso!» - contestó de inmediato - «No es ni amor ni obsesión, sólo que...»

«Noelle: ¿Sólo qué?» - preguntó mientras empezaba a proyectar su holograma a través del brazalete de Adam.

«Adam: Hace unos años solía vivir en una burbuja conceptual. Crecí pensando ser un "prodigio" por diversos aspectos que en realidad no eran tan únicos, pero aprendí que Adam Silver realmente no era para nada especial luego de conocer sobre la existencia de una chica dos años menor, que acaparaba la atención del mundo científico sin siquiera dejar salir una pica de emoción... Su aparición llegó en el momento en que empezaba a quedarme sin ganas de seguir, y el deseo de alcanzarla y rebasarla fue lo que me motivó a continuar mi camino con tal de acercarme a lo que era ella, y probarle que había otro que podía estar a la par de su magnificencia» - regresó al sofá y puso el brazalete sobre su pecho.

«Noelle: Ohhhh, o sea que sí estás enamorado...»

«Adam: Te voy a sil-»

«Noelle: ¡No no! Sólo era una bromita *fiu fiu*» - río imitando a Sarah.

«Adam: Pareces una niña... Cómo sea, siento que llegué al tope de mi capacidad, y mientras veo cómo los demás crecen, yo me quedé atrás, estancado, como si hubiese alcanzado el final de mi camino para mejorar...»

«Noelle: Tal vez deberías empezar a ver las cosas de otro modo, pero partiendo desde el punto en que reconoces que tienes fallas y debilidades... ¿Has escuchado hablar de la Renovación de las Águilas?»

«Adam: No sé qué es eso».

«Noelle: Mira, ya sabes que las águilas son grandes cazadoras del cielo y suelen vivir mucho tiempo, pero para alcanzar esos sesenta o setenta años que pueden llegar a durar, deben enfrentarse a sus propias debilidades, o bueno, deben elegir si las superan o no» - Adam se sentó y puso a su asistente en la mesa que tenía en el centro de su sala, para quedar de frente a su pequeña proyección y prestarle la mayor atención posible - «Cuando se acercan a esos de los cuarenta años, empiezan a sufrir varias complicaciones que les impiden desarrollar su vida normal. Sus uñas se ajustan en exceso y se vuelven flexibles, lo que impide que puedan sujetar a sus presas. Al mismo tiempo su pico se curva mucho, haciendo que apunte hacia su pecho y no permita agarrar su comida como suele hacerlo, mientras que el mismo paso del tiempo hace que sus plumas se desgasten y envejezcan, causando que sus alas no funcionen en debida forma por el peso y la ruina de su plumaje. Es aquí cuando el águila debe tomar una difícil situación: O acepta pasar unos días de sufrimiento para superar sus dificultades, o se queda así esperando la llegada de la muerte».

«Adam: ¿Y qué es lo que deben hacer para no morir?»

«Noelle: El águila vuela a lo alto de una montaña, fijando un nido cerca a una piedra fuerte y grande. Pasarán entre cuatro y seis meses ahí, desprendiéndose de todas sus piezas en mal estado pasando por un proceso bastante doloroso.

Primero va por su pico; empieza a golpearlo contra la roca hasta que lo arranca de su rostro para luego esperar un tiempo mientras este crece de nuevo en mejores condiciones. Cumplido esto, pasará a usarlo para arrancar una a una sus garras y talones, los cuales también crecerán de nuevo luego de varios días. Después de toda la espera, y ya con sus nuevas uñas, empezará a quitar el viejo y desgastado plumaje de sus alas, para que este se renueve y le regrese el poderío de su vuelo. Al terminar, podrá seguir surcando imponente los cielos por otros treinta años... Tú eres como un águila en este momento, Adam. Aceptas tus debilidades y trabajas por quitarlas y renovarte, o continúas sin hacer ningún cambio, quedándote atrás de los demás... esta es la disyuntiva que ahora se posa en tus manos».

Adam se quedó en silencio por un momento. El fuerte déjà vu de ese instante le mostró en su mente muchas imágenes de momentos futuros en los que compartía con sus compañeros de trabajo, viendo cómo se había desarrollado el camino que él había elegido en su momento, el de no hacer nada, pero esta vez sabía que podía hacer algo diferente.

«Adam: Algo me dice que seguir sin hacer nada no será la mejor opción para mi futuro pero, ¿qué es lo que debo arrancar de mi?»

«Noelle: Eso sólo tú lo puedes responder, "cazador"» - aquella palabra retumbó en su interior del chico, haciéndolo sentir una gran revelación que renovaba su forma de ver las cosas - «Pero aunque debes replantear varias cosas, recuerda que debes definir si realmente tu objetivo está claro, o si en realidad tu mirada ve como presa a quien no lo es...»

«Adam: Es cierto... no puedo ver a uno de mis compañeros como una amenaza o alimento , cuando en realidad es mi apoyo en la verdadera cacería».

«Noelle: Es correcto, querido Adam.

Así, aquel chico de ojos carmesí inició un extraño proceso en el que aceptaba sus partes frágiles que flaqueaban, lo cual era realmente difícil para alguien que había crecido encerrado en una burbuja de ego sostenida por la idolatría del sector académico que lo había rodeado.

«Adam: Sarah... Sarah es mejor que yo a fin de cuentas, y si en realidad quiero alcanzarla debo empezar reconociendo su poderío, y sobre todo entender que no quiero estar por delante de ella, sino poder ser fuerte para estar a su lado...»

El chico se puso de pie y cerró los ojos, mientras sentía como sus dolorosas cargas se desprendían de él, preparándose para darle lugar a un nuevo Adam que se disponía a afrontar sus desafíos con una nueva visión, pero para cuando abrió sus ojos y aprestaba sus palabras para agradecerle a Noelle, se dio cuenta que ya no estaba en su sala sino frente a una puerta desconocida. Avanzó hacia ella y sin entender qué pasaba la abrió.

«???: Bienvenido, Dr. Silver. Esperábamos por usted para poder empezar».



...



Tras aquella entrada se encontraba un escenario ya conocido para él. Sus compañeros, quienes estaban igual de confundidos, estaban sentados frente a alguien cuyo rostro se hacía familiar. Era la Dra. Irene Fawks, la psicóloga de recursos humanos que estaba dentro el grupo de trabajo dirigido por Kay.

«Irene: Bueno chicos, han superado sus pruebas individuales y hemos pasado a una conclusión grupal, y ya que estamos todos les explicaré qué es esto» - se puso de pie y le entregó a cada uno una tablilla que sujetaba una hoja en blanco y un lápiz. - «El Dr. Larssen solicitó adelantar una serie de actividades para mejorar sus relaciones, y para lograr esto buscamos cumplir tres objetivos personales que son: Conocerse a si mismo, darse a conocer y conocer a los demás. Hoy trabajaremos en el primer punto, y para esto ustedes deberán dibujar en la hoja que les entregué un animal o cosa con el que puedan identificar lo que son en este momento. Por favor alejen un poco sus asientos para que no puedan ver lo que hacen los demás. No es necesario que hagan un dibujo de alta calidad, así que sólo tendrán una hora para esto» - dijo con un tono amable de maestra de escuela, antes de salir de aquella sala.

Aquella mezcla entre los recuerdos del pasado y la vivencia del presente agobiaba las mentes de los cinco chicos, pero aún así entendían que era parte de la prueba a la que Alzir los había enviado, y que ya se encontraban juntos de nuevo, notando además que los complejos momentos que cada uno había pasado en las pruebas individuales antes de llegar ahí les había permitido conocer y afrontar diversas dificultades que, desde el pasado, habían dejado pesadas cargas, pero gracias a esto ahora podían avanzar para estar juntos.

Sin titubear, cada uno plasmó en su hoja lo que ya tenían claro a causa de lo sucedido antes, dándoles la gran satisfacción de sentir un nuevo aire en sus corazones y mentes. Sólo pasaron veinte minutos cuando decidieron llamar de nuevo a Irene, quien procedió a recibir sus hojas y explicar la continuación.

«Irene: Bien, veo que tienen claro muchas cosas de lo que son actualmente - dijo con tono alegre - Con esto claro, podrán compartirle ahora a sus compañeros el porqué de su elección, avanzando así al segundo objetivo personal. Empecemos entonces coooon... a ver, el lobo».

«Akane: Sí, es mío» - respondió mientras se ponía de pie - «Lo elegí porque quiero proteger a lo que es valioso para mi con la misma valentía con la que un lobo protege a su manada».

«Irene: Vaya, eso estuvo muy bien. Serás entonces una gran protectora» - añadió con su típica sonrisa - «Ahora sigamos con este, la araña».

«Andy: Es mío... elegí a la araña para identificarme porque quiero ser yo quien teja mi propio destino».

«Irene: Bastante profundo, Dra. Swan. Muy bien, veo que avanzaremos muy rápido con esto» - se detuvo un momento para tomar un poco de agua y ordenar las hojas - «Hmmm, este se ve interesante... creo que es un elefante».

«Isaac: Me alegra que haya entendido que ese garabato si era un elefante» - dijo apenado - «Quiero convertirme en un ser resistente, que use la fuerza de su pasado para ser el escudo de su futuro, por eso dibujé un elefante, o bueno, eso intenté».

«Irene: Muy bien Isaac, que hermoso deseo. Bien, pasamos al león».

«Sarah: Mi dibujo también es bastante irregular *fiu fiu*, pero si, me identifico con el león porque he decidido aceptar mi posición como líder, dispuesta a hacer y sacrificar todo por los míos».

«Irene: Una mujer valiente tiene metas difíciles, pero eres una persona muy capaz. Muy bien, Dra. Spring... y finalizamos con el águila».

«Adam: Si, el águila me representa porque elegí aceptar mis debilidades para así renovarme con el fin de poder superarlas y a la vez alcanzar lo que quiero» - dijo mirando a Sarah.




«Irene: Ohhh, ya veo... espero que lo consigas» - dijo en voz baja - «Muy bien chicos, con esto se da por superada la prueba, así que felicidades».

Con una gran sonrisa pero sin decir nada más, la Dra. Irene abandonó la sala. En ella quedaron los cinco chicos que no sabían qué debían hacer, así que guardaron silencio por un momento.

«Isaac: Bueno, y aho-»

Su pregunta fue irrumpida por un extraño sonido que proveía de la pared frente a ellos. Pudieron ver como poco a poco se quebraban las paredes a su alrededor, y en un instante se deshizo todo para dar paso a un escenario totalmente blanco, donde se encontraron con el viejo Alzir.

«Alzir: Me alegra verlos de nuevo. Felicitaciones por superar la prueba de la mente. ¿Tienen algo por decir antes de regresar?

Los chicos se veían cansados y confundidos, pero optaron por mantenerse en silencio y esperar instrucciones.

«Alzir: Bieeen, fue bastante difícil así que no los retendré más aquí» - chocó su báculo contra el suelo y de ahí se levantó un portar ancho y oscuro - «Al cruzar esta puerta volverán a sus cuerpos. Les recomiendo que se queden quietos mientras regresan, y debo advertirles también que sus cuerpos tardarán unos minutos en asimilar el proceso que acaban de vivir, así que no se angustien por no poder moverse, que no durará mucho» - el grupo avanzó hacia aquella mancha y ya dentro de ellas empezaron a sentir cómo eran absorbidas sus existencias. Sus expresiones algo confusas pero aliviadas daban cuenta de la presión que habían soportado, pero aún así estaban alegres por poder curar algunas viejas heridas.

El portal empezó a cerrarse y ellos se prepararon tal y como lo indicó el guía. Se miraron entre todos y sonrieron al sentir la fuerza con la que ahora su vínculo se sujetaba, pero aquella calma se vio interrumpida sin explicación.

«Alzir: Creo que mejor tú te quedas conmigo».

Sin que ninguno pudiera reaccionar, Alzir tomó el brazo de Adam y lo haló hacia él para sacar al chico del portal, el cual cerró de inmediato con un sutil movimiento de su báculo. Sus compañeros desaparecieron sin más, y ahí sólo quedaba el miedo que le hacía sentir la situación al joven químico.

«Alzir: Tú y yo tenemos un par de cosas por hablar»...



...



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VOLUMEN 2: El alba de la guerra